Capítulo 27

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“Lástima que me seas eternamente prohibida”
Roger Taylor observaba de pie, justo en el borde de la puerta como la muy hermosa y joven Rogerina May descansaba plácidamente recostada en su cama, la hija de su mejor amigo era toda una mujer ya, demas...

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“Lástima que me seas eternamente prohibida”


Roger Taylor observaba de pie, justo en el borde de la puerta como la muy hermosa y joven Rogerina May descansaba plácidamente recostada en su cama, la hija de su mejor amigo era toda una mujer ya, demasiado hermosa para él y para cualquier otro hombre en el mundo. Rogerina era de sueños profundos, difícilmente podría despertar ante la presencia de alguien y era por eso que Roger aprovechaba cada instante de su sueño para mirarla... Para admirarla.
Aunque realmente tenía que salir corriendo por un sin fin de papeles a la administración del centro de su ciudad y sobre todo por un buen desayuno para sus dos amigos, Freddie y John, ya que ellos habían quedado de verse en el departamento de Roger para hablar sobre su sociedad de trabajo.
Ni por mucho que lo pensara, no tenía escapatoria, Rogerina estaría presente en el mismo lugar que sus dos amigos y rogaba por su vida que ellos no le descubrieran, sino prácticamente estaría muerto y hecho pedazos.

—Eres tan hermosa cuando duermes —Roger le susurró en distancia a Rogerina, dando la vuelta y a punto de salir—. Lástima que me seas eternamente prohibida

Dos hombres de la misma edad paseaban y caminaban por toda la cuidad haciendo bromas y burlándose de todo mundo mientras se dirigían a casa de su mejor amigo y hermano, Roger. Parecía que su edad no les era un impedimento para divertirse como un par de niños, muy a su estilo.

—Oye, viejo, tengo que decirte algo —hablo John, Freddie no dejaba de lado el papel con la dirección del departamento que Roger les había entregado

—Dime, John ¿De qué se trata esta vez? —Freddie Mercury arrugó el entrecejo, estaban cerca

—Dios, te lo digo a ti porque te tengo mucha confianza, eres mi mejor amigo y sé que me podrás dar la razón ¿No? —John le miro temeroso

—Sabes que sí, John, tú eres como mi hermano —a Freddie se le inundaron los ojos, lo amaba— ¿Qué es?

—Me temo que el matrimonio de May con Brianna pronto dará fin, sólo mira cada situación por la que May le hace pasar a esa pobre mujer, el gran problema con su hija Rogerina —le confesó John preocupado por la reacción de su mejor amigo

—Pero John, Rogerina siempre ha sido una niña problema, ¿No lo recuerdas? —Freddie se encogió de hombros— Desde que empezó a caminar se le escapaba a su tía y madre, desaparecía de la nada y aparecía llena de lodo y despeinada

—Le tengo un gran temor a Rogerina, con simplemente verla me recuerda tanto a Elvis y eso me da un dolor gastrointestinal —John sacudió su cuerpo asqueado

—¿Estás diciendo que mi mujer y su hermana te dan asco? —Freddie lo miro molesto

—No, para nada, yo solo dije que Rogerina me recordaba a Elvis, más no

—¡Cierra ya la boca, John! —gritó Freddie— Hemos llegado al departamento de Roger

El rubio de ojos azules estaba a punto de cerrar la puerta de su recámara para salir por su abrigo en busca de comida, sin embargo el sonido del timbre había conseguido hacerlo saltar de un enorme susto, esos eran sus amigos. Enseguida sintió su cuerpo caliente, lleno de nervios y miedo al verse descubierto por ellos dos, que también eran amigos de Mary y sobre todo de May, estaba totalmente muerto y ya no habría un mañana para él.
Con pasos lentos se detuvo frente a la puerta y la abrió, su temor desapareció enseguida después de volver a ver a sus dos mejores amigos, juntos como siempre y desde el día en que los conoció a ambos.

—¡Roger Taylor! —grito Freddie al lanzarse a los brazos de su amigo hasta caer al suelo

John Deacon comenzó a reír a carcajadas ante la vergonzosa escena que rodeaba al par de hombres, no era bien visto a dos hombres, casi ancianos, actuar como un par de niños bobos, patético.

—También me alegra mucho verte, Freddie —se quejo entre risas Roger, sobando su caída y por supuesto el golpe

—Lo lamento, estoy muy feliz de verte otra vez, parece que la vida te trata bien —Freddie le acarició el estómago a Roger

—Esto que ves aquí, amigo mío —dijo Roger acariciando su estómago en círculos—. Es el resultado de tantos años de felicidad al lado de Mary Bowie

—Genial. Y esto que ves aquí, amigo —Freddie camino hasta John y señaló a Roger con sus dedos las arrugas que John llevaba debajo de los ojos—. Es el resultado de vivir con Joahnna Deacon

Roger y Freddie comenzaron a reír de una manera tan exagerada como divertida, sin embargo la expresión de enojo de su amigo les hizo cerrar la boca antes de que él se las cerrará de un golpe.

—Supongo que te estás vengado por lo que dije, ¿No es así? —John se acercó a Roger

—Vamos John, deja la cara larga y abrázame —Roger le dio dos golpes al castaño mientras lo abrazaba aferrado a su torso

—Sí, por eso no debes hablar de Rogerina sino quieres que Elvis te cause dolores gastrointestinales, John —Freddie dio dos pasos más adentro del departamento de Roger Taylor

Roger aclaro su garganta nervioso ante la mención inesperada de su amigo sobre Rogerina May. Tomó su abrigo rápidamente del perchero y se lo colocó de inmediato.

—¿Vas a salir justo ahora? —John se puso de pie

—Oh, sí, sí. Regreso en un momento, saldré por algo de comida para el desayuno y botanas para cuando trabajemos ¿No se les apetece un pan y atole caliente? Como en los viejos tiempos —el rubio abrió la puerta, tropezando con la alfombra

—Eh, sí, claro —dijeron John y Freddie, ambos incómodos por el comportamiento estúpido de su amigo

—Regreso de inmediato, pueden ir trabajando por mí —y finalmente Roger cerró la puerta

En el centro comercial de Londres, Mary Bowie sonreía mientas miraba jugar a sus dos hijos, Félix y Rory en unos juegos inflables que habían instalados en el mismo lugar de atracciones, la mujer ladeó la cabeza al percatarse de que tres niños entraban corriendo, Mary centro su atención totalmente al niño más grande ¡Ese era su pequeño Sammy! Aunque ya no tan pequeño, estaba enorme y demasiado alto, era increíble el gran parecido que tenía a su padre, John debía sentirse orgulloso. Lo siguió con la mirada y se levantó de donde estaba con la esperanza de que Sammy la reconociera una vez que ella se acercara a él, pero justo en el momento en que rodeó los juegos inflables, observó como ahora Joahnna en compañía de su hija Fredderina ingresaban conversando al mismo lugar, bien, primero debía saludar a ambas. Ya hacia mucho tiempo que no las veía y conversaba con ellas.
Joahnna de repente sintió un ligero dolor de cabeza, se llevó las manos a ésta y la apretó con fuerza, se sentía mal, de nuevo unos ligeros mareos se le hicieron presentes, ahora estaba mirando borroso, sin más cayó al suelo desmayada, Fredderina grito aterrada, mientras Mary ya pendiente de lo que había acabado de ocurrir, corrió al auxilio de Joahnna, tratando de ayudarla.

—¡Mamá! —Sammy se lanzó al suelo, preocupado y a punto de llorar— ¡Mamá, mamá!

—Por Dios, Mary ayúdame por favor, mi madre no reacciona —Fredderina trataba de despertar a Joahnna dándole ligeros golpes sobre la cara

—Todo está bien. Sammy, cariño, ayúdame a sacar un frasco de perfume de mi bolso, anda mi amor

El pequeño Sammy asintió entre lágrimas pero un poco más calmado, saco del bolso de Mary un perfume y sin agitarlo, Mary roció un poco sobre su mano y enseguida lo llevo hacia la nariz de la abuela, Joahnna estaba reaccionando ya.

Freddie Mercury se levantó demasiado aburrido, John Deacon seguía leyendo todos los papeles que Roger les había dejado en la mesa, su deber era lo principal en ese momento, pero Freddie moría de hambre, además él había querido hacer el trabajo junto con Roger también, en equipo de tres, como habían quedado de acuerdo.

—¿Te sientes bien? —le cuestionó John, tomando la engrapadora

—No. Bueno, creo que sí, sólo necesito ir al baño un momento —le dijo Freddie, John asintió

—Tal vez un poco de agua sobre el rostro te levanté las ganas de trabajar, gusano holgazán —John le arrojó una bola de papel

—Primero lo primero, John, que es investigar dónde está el jodido baño ¿Si?

—Sí, no te demores

Freddie emprendió una caminata por dentro del departamento de Roger Taylor, su única pregunta era en dónde estaba el bendito baño, sus ganas de encontrarlo eran inmensas, dio la vuelta por el pasillo que conducía a la recámara y se detuvo en seco, una puerta entre abierta le llamó la atención, pero no más que la que se encontraba al fondo a la derecha, ese era el puto baño. Siguió caminando derecho, pero, sin pensarlo o imaginarse, escucho un suspiro proveniente de la recámara, abrió los ojos confundido al detenerse justo enfrente.
La joven Rogerina se giró sobre la cama aún bastante dormida, dándole la espalda a tiempo a Freddie, antes de que él revisará por el pequeño espacio entre abierto. No lo podía creer, se dio pasos atrás incrédulo y bastante decepcionado de su amigo rubio y de ojos azules. Sin pensarlo más golpeó con fuerza la pared y negando regreso hasta donde John trabajaba. El castaño lo miro algo extraño.

—¿Qué fue ese golpe? —John se puso de pie

—Vamos, recoge todo eso y hay que marcharnos de este lugar —Freddie le tomó del hombro

—¿Qué? ¿Por qué? 

—No quiero ver más en mi vida a ese  maldito bastardo

—¿De qué rayos hablas, Freddie? Me estas confundiendo

—Hablo de que Roger tiene una amante, la cual se encuentra descaradamente durmiendo en su habitación —le grito alterado Freddie, John negó al pensar inmediatamente en Mary

—No, no lo puedo creer. Roger no es de esos hombres, Freddie

—No John, las personas cambian... Bueno, algunas y no para bien

—¿Quién es ella? ¿Le has logrado ver el rostro?

—No, no, no. Lo único que logré ver fue su enorme trasero parecido a un imán —Freddie se mordió los labios

—¿Por qué parecido a un imán? —John le sonrió cómplice

—Porque te dan unas ganas de ir a tocarlo —Freddie Mercury guiño el ojo a su amigo—. Que me recordó tanto al trasero de Fredderina y perdona lo que diré amigo mío, pero me recuerda al trasero de Joahnna y Brianna también

—Vuelves a decir eso y te enderezó los dientes con un golpe. No puedo creer que le mires el trasero a mi mujer —le amenazó John, mientras comenzaba a caminar directo al pasillo

—¿A dónde vas? —Freddie le siguió los pasos en silencio

—A ver quién es esa —John hizo una pausa—... Golfa

—No, tú a mí no me puedes engañar, te conozco. Tú vas a mirar su trasero —Freddie le pico el estómago a John jugando

—Sí, también, pero no voy a permitir que ese idiota se burle de nuestra Mary, no y no

John y Freddie comenzaron a caminar directo a la habitación de Roger, para ponerle un alto a la supuesta amante de su amigo, sin embargo se detuvieron en frío, no podían armar un alboroto los dos contra una mujer, era mal visto y aunque les molestaba en lo principal, no eran nadie para meterse en la vida privada de su amigo. Pero sí les dolía lo que él hacía, les dolía porque había jurado serle fiel a Mary Bowie y en tan poco tiempo había roto esa promesa, además lo dudaban muy en el fondo, conocían bastante bien a Roger y era eso lo que más les preocupaba, Roger no era un hombre infiel y su más claro ejemplo de eso había sido la hija mayor de Brian May, la joven Rogerina.

—Freddie, creo que Roger está llegando —susurro el castaño, ambos se dieron la vuelta

—¿Es él verdad? —John asintió— Entonces que él nos de una explicación

Roger colocó su gabardina sobre el perchero y al ver salir a sus amigos del pasillo le puso los nervios de punta al saberse descubierto, su garganta enseguida se le seco cuando la cara de pocos amigos y miradas asesinas de sus compañeros se dirigían a él amenazantes.

—Chicos, ya regrese —les aviso, colocando la comida sobre la mesa

Enseguida fue Freddie quien reaccionó en su contra, corriendo a él rápidamente y dándole un golpe bajo en el estómago, Roger cayó al suelo sin poder contener la respiración, John de inmediato se arrojó de rodillas al suelo y le tomó por el cuello de su camisa, clavándole sus profundos ojos color gris al pobre hombre.

—Ahora mismo me vas a decir quién es ella —le grito sobre el rostro

Roger Taylor evadió la mirada del castaño y la dirigió enseguida a una esquina de la habitación. John al notar que Roger tenía la vista sobre un lugar distinto a donde estaba Freddie, giró la cabeza lentamente y atemorizado, Freddie también lo hizo después de John. Ambos se quedaron paralizados por la presencia de Rogerina May justo detrás de ellos.

—¿Tú qué haces aquí? —fue lo único que le preguntó Freddie, Rogerina seguía sin contestar

Rogerina suspiró, John se puso de pie y camino rápidamente frente a la rubia.

—Te hizo una pregunta, Rogerina ¿Qué haces aquí? —él trato de tomarla de la mano

—No se atreva a tocarme —le grito, evitando a toda costa contacto con John Deacon

—Yo la traje. Ella está aquí por mí —contesto descaradamente Roger, poniéndose de pie

Freddie y John se miraron entre sí... Los problemas comenzarían de nuevo.

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