Londres, una familia de cuatro damas, integrada por la abuela Joahnna, la tía Fredderina, la madre Brianna y la joven hija, Rogerina. Todas ellas se verán amenazadas por el amor de cuatro hombres, ¿Quién de ellas se podrá casar nuevamente?
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"Y nadie nunca me contó que el amor doliera tanto Y todo lo que puedo hacer es rendirme a tu amor Tan solo rendirme a tu amor" — Queen
-¿Qué demonios te ocurre, Brian? — reclamó Brianna, mientras ayudaba a George a levantarse
-¿Qué no lo ves? Este imbécil te estaba besando — respondió Brian, mirando con desdén a George
-¿No te enseñaron a no interrumpir? — reclamo George
-Te he dicho que no quiero que te metas más en mi vida — recordó Brianna, Brian la miro avergonzado
-Ya la escuchaste, largo — dijo George, al sobarse la cara
-Más bien, quien se va de aquí eres tú, George — Brianna cruzó los brazos
-¿Pero por qué yo? — pregunto George
-No me gusta que lleguen y me besen de repente — dijo Brianna, enviando una mirada a Brian
-Pues es una injusticia, porque yo no he sido más que tu fiel enamorado — George se encogió de hombros
-Nada de eso — dijo Brianna — George, vete por favor
-Esto es por tu culpa — George apunto a Brian — Tú no puedes correrme — esta vez se dirigió a Brianna
-Nos vemos — contestó por último Brianna
George no tuvo otro remedio más que irse y aunque no lo quería hacer, tuvo que, no quería quedar como estúpido frente a Brian, tenía que demostrar que incluso, era más hombre con su amada fodonga, pero se estaba desesperando por besarla de nuevo. Brian miraba entre risas a George, él se volteó a verlo y Brian le enseñó la lengua burlándose de él, esta vez George, trato de ignorar eso. Una vez que él se fue, Brian se volvió a Brianna y antes de que pudiese hablar con ella, Brianna le clavo una bofetada.
-¿Y ahora qué hice? — pregunto confundido, mientras se sobaba la mejilla
-No había tenido tiempo de reclamar, por todo lo que viniste a causarme a mí y por supuesto, a tu hija — dijo Brianna, mientras empezaba a caminar
-Pero no puedes pegarme así de la nada — Brian arrugo el entrecejo — Por lo menos avisa
-Ja — dijo sarcásticamente ella
-De eso quería hablar, en serio — contestó Brian, al caminar a su lado
-¿De qué? — Brianna lo miro
-Quiero que me dejes ver a mi hija — exigió Brian
-¿Ahora si es tu hija? — se burló ella
-Aunque no te guste. Soy su padre y tengo derecho a pedirle perdón y por supuesto, pagar su abandono — chillo Brian — ¡No me canso de decirte lo mucho que me arrepiento!
-Porque te amo, te amo a ti y amo a mi hija. Estoy arrepentido de todo, de dejarte, de no verla nacer y crecer — a Brian se le llenaron los ojos de lágrimas — Sí me dejaras hablar con Rogerina y pedirle perdón
