Londres, una familia de cuatro damas, integrada por la abuela Joahnna, la tía Fredderina, la madre Brianna y la joven hija, Rogerina. Todas ellas se verán amenazadas por el amor de cuatro hombres, ¿Quién de ellas se podrá casar nuevamente?
Te invito...
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“He estado llorando. Estoy sólo. ¿Qué hago para que te quedes? Yo te he necesitado, para llorar. ¡Te he escrito todos los días!" — Bee Gees
-Rogerina, por favor, no me puedes hacer esto. No puedes decirme que todo se acabó, cuando estábamos a un inicio de nuestra relación – le dijo Roger Taylor, se arrodillo frente a la chica y le suplico que se quedará
-Lo siento mucho, perdón, por favor ruego que me perdones – la rubia tomo sus manos – Pero soy joven y merezco continuar con mi vida, conocer a personas nuevas y vivir – limpió sus lágrimas – No hagas las cosas más difíciles
-No, no lo puedo aceptar. Te amo, te amo y no me importa ser egoísta – Roger presiono las suaves y pequeñas manos de la joven, las presiono con fuerza – Te quiero a mi lado y para mí
-También te amo – Rogerina lloró – Pero lo nuestro ya no es correcto. Te amo y me duele tanto, porque me tengo que ir, tengo que vivir y rehacer mi vida
-¿Qué pasará si no regresas conmigo? ¿Qué pasará si te espero por años y tú me dejas con las manos vacías?
-Tendrás que olvidarme, porque si yo no regreso a tu lado, es porque seguramente te olvide. Deberás hacer lo mismo, olvidar que existo y olvidar que alguna vez nos quisimos – le acarició la mejilla
-Entonces vete ya – Roger quito de su mejilla la mano de la joven y le dio la espalda – Porque si tú vas a olvidar todo el amor que nos tuvimos, puedes empezar desde ahora yéndote. Hazlo y evita más dolor
-Roger – Rogerina cubrió su rostro
-Vamos, vete ¡Hazlo y no regreses más! – le grito lleno de irá y lágrimas en los ojos – ¡Vete!
Rogerina dio unos cuantos pasos atrás, cerró los ojos y finalmente se fue. Corrió muy lejos, corrió lejos de Roger, de ese amor que le tenía, corrió lejos de los recuerdos que él le traía. Corrió lejos para olvidarlo.
John toco como loco la puerta de la casa de las damas, impacientemente volvió a golpearla con tanta fuerza, hasta que Freddie le abrió, Brianna estaba detrás de él y ambos miraban confundidos a John Deacon.
-¿En dónde está Joahnna? – gritó molesto John, empujo a Freddie y se adentró a la casa – ¡Joahnna!
-John, cálmate, no sabemos si ella está aquí – le trato de tranquilizar Freddie
-¡Tú cállate, mal amigo! – le apuntó con el dedo - ¡Joahnna! – volvió a llamarla
-John, por favor, tranquilo. Los cuatro acabamos de llegar, no sabemos si mi madre esté en casa. Si quieres puedes entrar y buscarla – Brianna sonrió
-Eso mismo haré ahora – John casi empujo a Brianna y se adentró a la sala de la casa
Subió rápidamente las escaleras y entro a la habitación de la anciana, empujando la puerta con mucha fuerza.
