Capítulo 17.

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—¡Me niego completamente a usar esto!

SunWoo miraba con desprecio su vestuario de príncipe. Un traje tan ridículo, a su veredicto, sólo sería usado por alguien que no tenía alguna clase de respeto propio. JungHwan le rogaba y a su vez explicaba que la temática de príncipes era algo ideal para llamar la intención de las comensales.

—SunWoo, ponte eso. ¿Acaso no quieres ser una clase de príncipe encantador? —agregó Margaret quien entraba al comedor con una corona de princesa adornando su cabeza.

—¿Encantador? Me convence más que se disfrace del dragón malvado. Así tendría muchas bellas damiselas por rescatar—dijo el mayor de los meseros terminando con las decoraciones para el día de temática.

La idea era disfrazar el comedor como si fuese un bello castillo donde las princesas pasarían un agradable rato conviviendo con sus príncipes de ensueño. A cada una se le entregaría una corona de plástico color plata; justo como la que Margaret robó del bolso de coronas.
Lo único que desencajaba en ese lugar era SunWoo y su vestimenta representando a la era moderna.

—Yo voto por la idea de DongWoo.

—Nada de dragón —JungHwan tomó a su compañero de los hombros, empujándole con fuerza hacia el pasillo —. Vas a ir al baño y te pondrás esto.

Los presentes observaron con diversión la forzada manera en que SunWoo era arrastrado hacia el baño. Faltaban algunos minutos para abrir y ya se veían un par de jóvenes curiosas por entrar y admirar en su totalidad no sólo las decoraciones sino a los apuestos príncipes que les esperaban al entrar.

—ChanShik, que apuesto te ves —exclamó Margaret soltando un largo suspiro —. Su fuera seis años menor no dudaría en ir detrás de ti.

El rostro del joven mesero se tornó rojizo. Si los comentarios de Margaret fueron nada mas que un cumplido ChanShik no sabría cómo reaccionar a ello. 
JinYoung entró al comedor con una pequeña pila de platos lavados. El ruido de los platos chocando al momento de posarse sobre la barra llamó la atención de los presentes.

—¡Jinnie! ¿No crees que ChanShik luce muy apuesto en ese traje de príncipe azul? —Margaret sujetó a su primo por el brazo antes de que pudiese escaparse.

El cocinero miró a ChanShik, el traje le daba un aire de verse mayor y sus bellas facciones resaltaban con un traje que le hiciesen justicia. Su compañero lucía realmente hermoso.

—Luce mejor que DongWoo —respondió con la intención de molestar al antes mencionado. La mirada fulminante del mesero mayor le dio la victoria —. Espero se diviertan —Margaret le soltó el brazo. Sonriente regresó a su puesto de trabajo.

—¡Ih! ¡Estoy muy feliz por mi primo! —exclamó Margaret sin dirigirse a una persona en especifico. DongWoo no le tomó mucha importancia, regresó al pasillo para observar la vergüenza de SunWoo al usar el vestuario, sin embargo el siempre curioso ChanShik estaba dispuesto a investigar más sobre ello.

—¿Qué ocurrió con JinYoung?

—Ah, primito, mi dulce y guapo primito. Ese brillo en sus ojos. Su sonrisa...

—JinYoung siempre sonríe.

—¡Oh! ¡Pero ahora su sonrisa es sincera! Sé identificar cuando Jinnie tiene una auténtica sonrisa en su rostro. Esta mañana me ofreció ir a ver una película con él el fin de semana, ¿sabes hace cuánto tiempo mi primo no es así de considerado conmigo? Alguien al fin le alegró la vida, necesito saber de quién se enamoró.

Jin no me ha comentado nada. Pensó ChanShik.
Su amigo se había enamorado, el sufrimiento se detendría. Ahora JinYoung estaría feliz y todos esos momentos de melancolía serían cambiados por una incontrolable alegría.

—¡No puedes obligarme!

—¡Claro que sí! ¡Entra ahí ya!

—¡Me veo ridículo!

Los gritos de JungHwan y SunWoo se alcanzaban a escuchar por todo el local. DongWoo entró al comer muerto de la risa, no se sabía si era por el berrinche de su compañero o porque en verdad el traje de príncipe no estaba hecho para él.

—¡No te quejes, yo también lo uso!

—¡Con más razón no salgo de aquí!

Casi al instante, el cuerpo de SunWoo se desplomó hacia el comedor luego de que JungHwan le diese una patada sobre la espalda. JinYoung desde la cocina podía percibir con lujo de detalle todos los gritos y risas que provenían fuera de esa pequeña habitación donde pasaba la mayor parte del tiempo.

Una pequeña multitud entró sin prejuicios una vez que las puertas se abrieron al público. La coronas fueron entregadas por los respectivos príncipes que atenderían las distintas mesas.
DongWoo cumplía muy bien con su actuación, al igual que JungHwan. Ambos causaban miles de sonrisas y suspiros a las comensales. ChanShik les observaba y aprendía de ellos. SunWoo rezaba para que el día transcurriera con rapidez.

El local había quedado vacío para cuando llegó el medio día. JungHwan no dejaba de quejarse sobre sus pies, SunWoo no dejaba de quejarse sobre su traje mientras DongWoo no dejaba de quejarse sobre las quejas de los demás.

—¿Cómo va todo por aquí? —preguntó el joven de cabellera morada al entrar al comedor y encontrarse con un dramático espectáculo protagonizado por su compañeros meseros —. Parece que no tan bien...

—Creo que preferiría estar contigo en la cocina este día —le respondió ChanShik. No dudó en acercarse a su amigo en cuanto le vio atravesar el umbral de la puerta. JinYoung le dedicó una de sus tantas sonrisas —. No quisiera tener que aguantar a estos mártires.

—Te acostumbrarás con el tiempo. Ven conmigo,  Chan —dio media vuelta en dirección al pasillo seguido por ChanShik quien no dudo un segundo en acompañarle —. Te hice algo de comer.

La puerta de la cocina fue abierta, como siempre un exquisito olor llevó a ChanShik por un paseo culinario que hacía saltar de emoción a sus papilas gustativas.
Un par de platos de ramen esperaban por ellos.

—Hice una receta que mi abuela me enseñó hace años, antes de fallecer. No le digas a los demás pues sólo compré ingredientes suficientes para los dos.

Con la ayuda de dos pares de palillos y estómagos hambrientos, compartieron la hora de almuerzo dentro de la pequeña y —para JinYoung— sagrada cocina.
Ninguno de los meseros, ni Margaret, se dignaron a querer aparecer por la cocina. JinYoung siempre advertía que quien entrara debería ayudar a limpiar, era razón suficiente para que nadie quisiese entrar a esas horas.

—Mañana tenemos que volver a las calles con la propaganda —comentó ChanShik luego de varios minutos en silencio.

—De todas las ideas posibles, la de DongWoo es la que más odio. Deberíamos escaparnos mañana cuando nos manden a otra parte.

—¿Cómo sabes que nos mandaran a nosotros solos otra vez? —preguntó antes de comer un poco más de su plato de ramen.

—DongWoo no me querrá cerca, soy el único al que no puede manipular y le encanta dar órdenes, y yo te arrastraré conmigo.

—Entonces supongo que escaparse nuevamente es una buena idea.

Ambos empleados se miraron como cómplices de su próximo plan. Los platos donde antes se había servido ramen, ahora estaban vacíos. JinYoung no dejaba de mirar al mesero mientras este suspiraba por tener que volver al comedor para limpiar.

—Una última cosa, Jin.

—Dime...

—¿Te gusta alguien?

C a f f e i n e ; JinChanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora