Capítulo 1.

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Llega el momento en la vida de todo ser humano en la que se alcanza la edad y madurez para valerse por si mismo, mudarse, conseguir empleo, ser independiente. Ese momento ha llegado a la vida del joven ChanShik, quien hace un par de meses dejó la vida de niño mimado para empezar una vida nueva, para cuidarse por si sólo, para enfrentarse a la dura vida de adulto ó, en su caso, joven adulto.
Un pequeño apartamento en una zona un tanto desolada y bastante tranquila de la ciudad fue todo lo que este joven logró conseguir con el dinero que ha guardado a partir de los dieciséis años. Sus padres se ofrecieron a querer ayudarle para encontrar algo mejor, algo más amplio, más cerca del centro, pero este se negó rotundamente. No aceptó ni siquiera una mísera moneda. Si quería empezar a ser independiente, quería hacerlo bien.
Departamento, refrigerador lo suficientemente abastecido para sobrevivir, abrigos que le cubrieran del frente frío, un buen ahorro escondido dentro de la comoda situada junto a la cama donde dormía, lo tenía casi todo. Empleo. Eso le faltaba. Eso nos lleva al comienzo de esta historia.
Vestido con una chaqueta de cuero para cubrirse del frío, camiseta color negro, jeans, reloj heredado de su abuelo, calcetines blancos y las primeras zapatillas deportivas que vio, aquél joven de aspecto atractivo caminaba por las calles en busca de un empleo inicial.
Anteriores búsquedas en periódicos, revistas y sitios-web no fueron de gran ayuda para el bien parecido ChanShik, pues no estaba capacitado para la mayoría de los empleos que se anunciaban, otros ya se habían ocupado y algunos simplemente no le interesaban.
Sus cabellos ligeramente despeinados tomaban posesión de su rostro en ocasiones debido al aire que corría en aquélla helada noche a principios de noviembre.

— Malditas bolsas de basura, maldito piedra papel y tijeras, maldita suerte.

Aquéllas maldiciones lograron llamar la atención del joven. Provenían de un casi oscuro callejón; una pequeña farola alumbraba su interior. Un sujeto bien vestido, cargando tres bolsas grandes llenas de basura, y al parecer pesadas, salía por una puerta de herrería color negro. Seguramente, y sería lo más lógico, se dirigirá a los botes de basura que se encontraban situados junto a la pared que daba frente a la puerta. El joven de chaqueta, al ver la dificultad para cargar las bolsas del sujeto vestido con camisa blanca de manga larga, pantalón negro formal, zapatos bien pulidos y un poco más alto que él, se acercó a este con una amigable sonrisa.

— ¿Necesita ayuda? Eso luce muy pesado — Preguntó el chico de cabellos rebeldes, apuntando a las bolsas negras de basura.

— Por favor. Me han puesto de esclavo esta noche y sacar la basura es una de mis responsabilidades como buen perdedor de los juegos de manos, pero esto ya es mucho para mí — Dijo el tipo de camisa blanca, quien parecía que cada vez perdía de a poco sus fuerzas.
ChanShik tomó una de las bolsas. ¿Qué tanto tendrían dentro para que pesaran así? Las depositaron dentro de los botes y ambos, sacudiendose las manos, soltaron un gran suspiro de alivio.

— Menos mal que terminó. Dios, este día hubo mucha gente. Rostros conocidos y desconocidos por doquier, es difícil tener que lidiar con todos.

El joven ChanShik no comprendía muy bien las palabras de aquél sujeto desconocido. Además de vestir formalmente, su cabello estaba muy cuidado y bien peinado, sus ojos eran pequeños, muy pequeños, y tenía una sonrisa que relucia entre la oscuridad de aquél frío callejón.

— Gracias por ayudar... Eh, chico enchaquetado — Agradeció el sujeto de ojos pequeños y linda sonrisa.

— Me llamo ChanShik — Respondió.

— Bueno, gracias, ChanShik. DongWoo, un gusto — Realizó una reverencia ante el más joven teniendo la intención de saludarle formalmente —. Nuevamente gracias por ayudar a este humilde y bien parecido mesero. De alguna forma tendré que recompensartelo.

La forma de hablar de DongWoo le hacía reír. Se preguntaba si siempre se comportaba de esa manera tan peculiar.

— No, no creo que... — Antes de poder terminar lo que tenía que decir, algo logró llamar su atención. Atrapado debajo de uno de los bien pulidos zapatos del sujeto de ojos pequeños, un volante se movía desenfrenado intentando escapar para volar libre por las calles de la ciudad - ¿Qué es eso? — Cuestionó sin apartar la vista del volante.
El sujeto alto miró hacia la suela de sus brillantes zapatos. No se había dado cuenta de que entre la suela de su zapato y el piso había un pedazo de papel atorado, un papel conocido, por lo menos para él.

— ¡Oh! — Exclamó el sujeto alto al tomar el volante que quería escapar con el viento hacia la libertad — Es uno de nuestros pequeños anuncios. Reclutamos nuevo mesero, ó meseros, entre más mejor. Mas bien reclutabamos. Esto es de hace un par de meses y nadie nunca llegó pidiendo el empleo.

— ¿Empleo? — Reiteró el joven ChaShik, pues era lo que buscaba; empleo — ¿Aún hay oportunidad de obtener el trabajo?

— Ah, ya tenemos un candidato — Dijo DongWoo, mirando minuciosamente al joven —. Ven mañana cuando sea hora de abrir. Seguramente Margaret te atenderá. Abrimos a las 7:30 AM.

DongWoo, el sujeto bien vestido, dejó a ChanShik, el joven de cabellos rebeldes, al entrar nuevamente por la puerta de herrería, cual se abrió un par de segundos después dejando a la vista la cabeza del sujeto alto que se asomaba detrás de esta.

— Nos vemos, chico enchaquetado.

C a f f e i n e ; JinChanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora