Capítulo 5.

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—¿Darme cuenta?

—Definitivamente no se ha dado cuenta — dijo SunWoo—. Esta es una cafetería... ¿Cómo decirlo?... Exclusiva para mujeres.

—Ah... Es ese tipo de cafeterías.

—No hacemos nada malo... creo.

—Te lo explicariamos, pero Baro necesita hacer los cafés y yo necesito de ellos para llevarlos a mis clientas — DongWoo lanzó una mirada fulminante hacia SunWoo, quien no dudo en comenzar a trabajar ante la intimidante mirada del mayor  — . Y tu, GONGCHAN, ¿no tienes algo que hacer?

— Eh. . .

Nuevamente el artefacto de la muñeca de ChanShik comenzó a vibrar.

— Tengo... Que...  — señalaba con intranquilidad la puerta que daba al pasillo, la mirada de DongWoo no dejó de inquietarle hasta que con torpeza atravesó el umbral de la puerta señalada. Era la primera vez que se le miraba de esa forma, a DongWoo le divertía, a ChanShik no le gustaba.

El resto de la mañana pareció pasar con rapidez. Comensales iban y venían, idas a la cocina una y otra vez, jugos, cafés y malteadas sirviéndose todo el día. Sí, ChanShik podría acostumbrarse a eso. De a poco su confianza se iba incrementado y el lidiar con distintas actitudes perdía su dificultad.
Dieron las doce del día. El lugar comenzaban a vaciarse, probablemente se debía a la hora, o eso creyó el joven de cabellos claros hasta que vio a JungHwan cambiar el letrero que colgaba de la puerta. Cerrado. Acababan de cerrar.

—¿Qué?...

—Oh, ¿no te habíamos dicho? Cerramos hasta las dos. Es nuestra hora de almuerzo —comentó el pelirosa, quien jaló dos sillas extras a la mesa que se encontraba al centro del comedor.

—Pero esas serían dos horas.

—También limpiamos antes de abrir por la tarde — en una de las sillas que había arrimado a la mesa central, tomó asiento. DongWoo y SunWoo no tardaron en uniserles —. Vamos ChanShik, siéntate.

El más joven de los cuatro meseros, al igual que los demás, tomó asiento en una de las tres sillas que restaban por ocupar.

—¿Cuándo llegará JinYoung con la comida? Tengo haaaaaaambre —sollozó el pelirosa, frotando su ruidoso y vacío estómago —. No he comido nada el día de hoy. Hyung prometió que hoy habría mucha comida para almorzar y decidí hacer espacio.

—Seguramente no ha de tardar —dijo SunWoo, poniendo a prueba sus habilidades para la papiroflexia con una de las servilletas desechables. No parecía tener idea de lo que hacía.

¡HYUUUUUUUUUUUUUUUUNG!

Los gritos desesperados de JungHwan resonaban por todo el comedor. ChanShik sólo le observaba. Sus expresiones eran bastante graciosas; se podía apreciar a la perfección la impaciencia y hambre reflejada en su sollozante rostro.

—Si sigues gritando no te daré nada —la voz de JinYoung repentinamente se hizo presente. ChanShik, casi por instinto, giró sobre su asiento para observar cómo el delgado chico de cabello morado junto con la chica de cabellera anaranjada se acercaban a la mesa cargando consigo una serie de seis platos, cada uno lo suficientemente llenos de comida deliciosa; filete de pescado al ajillo, verduras al vapor y buena porción de puré de papa.

—Recuerden, chicos, que este es un regalo por las buenas ganancias del mes pasado. Que no se les haga costumbre —dijo Margaret. Ella y JinYoung dejaron los platos sobre la mesa. El ansiado momento de comer había llegado.

—Pero ChanShik apenas llegó hoy —comentó SunWoo.

—Es su regalo de bienvenida — dijo Margaret —. Has estado haciendo un buen trabajo, considerate contratado.

C a f f e i n e ; JinChanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora