Estuvimos al menos por media hora abrazados allí hasta que una pequeña voz chillona nos alertó de la presencia de alguien más.

- ¡Magnus! –gritó con fuerza Max arrojándose a mis brazos.

Aquel pequeño también estaba llorando desesperadamente y sin poder evitarlo lo abracé con todo el amor que sentía hacia aquel pequeño del cual Alec no paraba de hablarme.

-Magnus, si Alec...

-No Max, mírame –tomé el pequeño rostro del niño y lo miré fijamente –tu hermano se va a recuperar, él no nos va a dejar, él es muy fuerte, es un guerrero y te ama, te ama demasiado, lo sé, me ha hablado mucho de ti, él no te dejará, eres lo más importante que tiene, él no te va a dejar solo.

Me sentí complacido cuando el pequeño esbozó una tierna sonrisa y me abrazó de nuevo, yo acaricie sus tiernos cabellos.

- ¿Quién eres tú? –preguntó una voz gruesa que reconocí instantáneamente, Robert Lightwood.

-Él es...

-Ragnor Fell –respondí rápidamente interrumpiendo a Isabelle quien me miró confundida pero no dijo nada.

- ¿Que eres tú de mi hijo? –preguntó.

-Soy un amigo suyo del trabajo... en realidad soy su jefe... jefe y amigo.

El hombre asintió y al parecer se aburrió de hablar conmigo por lo cual se giró para mirar a Isabelle.

- ¿Los médicos han dicho algo?

-Aún no, pero...

- ¿Familiares de Alexander Lightwood?

Todos reaccionamos, yo me puse de pie cargando a Max, pesaba, pues ya tenía nueve años, pero ahora parecía un bebé y lo apoyaría como lo haría Alec.

- ¿Sí? –Pregunté desesperado.

- ¿Eres familiar?

-Soy su... amigo.

-Soy su hermana –intercedió Isabelle, por lo cual la enfermera asintió.

-Por suerte sus órganos o la mayoría de estos no han sufrido daños en gravedad, por lo cual se recuperará pronto.

- ¿La mayoría? –pregunté de confundido.

-Pasa algo malo su cerebro, al parecer ha sufrido un golpe demasiado fuerte.

- ¿Tiene amnesia? –preguntó Isabelle y la enfermera negó.

-No, él podrá recordarlos pero...

- ¿Pero qué? –apresuré yo e Isabelle colocó una mano en mi hombro para que yo me tranquilizara.

-Pero no podrá verlos... ha perdido de la vista y lo más posible es que nunca pueda volver a ver.

Yo sentí mi corazón detenerse.

Yo había cegado a Alec.



Pov Alec



-Ten cuidado, allí hay un escalón –me dijo Jonathan ayudándome a subir las escaleras de la casa de Magnus.

No importaba si no veía nada, sabía que aquel moreno se encontraba en el umbral de la puerta, lo sabía por el cosquilleo que sentí en mi estómago.

Y estaba sonriendo, solté un sollozo al darme cuenta que nunca volvería a ver tan hermosa sonrisa, la hermosa sonrisa que iluminaba mis días, aquella sonrisa que me alegraba hasta en mis días más tristes... pero lo tenía no tenía conmigo y eso era lo más importante.

Striking my boss (Malec)Where stories live. Discover now