CAPITULO 40

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NARRA ANA

Voy cruzando pasillos y subiendo escaleras a toda velocidad, el corazón me va a toda prisa, voy pensando en lo que le voy a decir, pero todos esos pensamientos desaparecen cuando le veo al otro lado de la puerta, me quedo sin palabras, todo se me ha borrado, tengo su mirada fijada en mi. No voy a volver a cagarla. A si que en vez de irme, le cojo la cara bruscamente y junto nuestros labios, también con brusquedad, más bién con necesidad. Me doy cuenta de que no estoy siendo correspondida, él se ha quedado perplejo, no ha reaccionado, o simplemente no le ha gustado este arrebato.
Me separo de él, con un dolor en el pecho, como si tubiera pequeñas punzadas, mi rostro esta empezando a empalidecer y mis ojos estan humedos, pero hago un esfuerzo para retener las lágrimas.
No se ha movido, no ha hablado y tampoco ha desviado su mirada de mi. No puedo retener más las lágrimas, empiezan a salir sin frenos, pero me voy corriendo hacia el ascensor.

-Ana! -Oigo como gritan mi nombre, pero tampoco me giro. -Espera, por favor! -Noto una mano en mi hombro, mi cuerpo involuntariamente se tensa. Me giro como puedo pero no me da tiempo a decir nada.

Tengo los labios de Pablo encima de los mios, sus manos estan sujetando mi espalda, mientras él, me inclina hacia atras aun con los labios unidos a los mios. Llevo mis manos hasta su cuello, y empiezo a acariciarle el pelo, mientras me sujeto para no caerme de espaldas.
La cosa empieza a subir de intensidad, me coge en brazos y yo me dejo, le envuelvo  por la cintura con mis piernas entrelazando mis pies y nos metemos en el ascensor.

-Lo, siento, amor... -Dice intercalando besos entre las palabras.

No le respondo, simplemente sigo atacando su boca. El contacto de la pared del ascensor en mi espalda, hace que de un pequeño bote hacia él. No se ha dado cuenta, por lo que me vuelve a pegar a ella, esta vez no le doy tanta importancia al frio. Empieza a deshacerse de mi camisa, seguida de mis pantalones. Yo le hago lo mismo, una vez que me ha dejado en el suelo. Cambio el rumbo de mis besos y los dirijo hasta su cuello. Pego mi cuerpo contra el suyo, y me doy cuenta de que estamos igual de excitados. No le hago esperar más, me quito lo que me queda de ropa interior y él hace lo mismo. Cuando lo noto dentro suelto un pequeño gemido diciendo su nombre.

-Te amo mi niña! -Me susurra entre gemidos.

-Y yo! -Me sale un grito, pero ensegida me lo calla con un beso.

Los dos llegamos al climax a la vez. Nos quedamos abrazado en la misma posición en la que hemos acabado, me fijo en que seguimos dentro del ascensor, pero está parado, el cristal esta empañado por nuestra temperatura a causa de la pasión. 

-Ostia! Vistete! -Le grito a la vez que busco y le tiro su ropa, ya que han llamado al ascensor y está bajando.

Por que me habre puesto vaqueros! Me cuesta metermelos ya que estamos sudados, cuando las puertas se abren frente a dos niños y una niña que parece la mas mayor, ya estamos vestidos, pero seguimos despeinados, rojos y el cristal empañado. Los dos les sonreimos con nuestra mejor sonrisa y ellos se suben con nosotros.

-¿Porqué hace tanta calor aqui? -Pregunta el niño mas pequeño con una sonrisa inocente, mirandonos a Pablo y a mi.

Me quedo sin palabras, y miro a Pablo, que busca rapido una respuesta que suene convincente.

-Pues... Por que al ser un espacio cerrado... No pasa tanto aire frio! -Dice con seguridad.

-Pues el ascensor de mi casa, también está cerrado y hace el mismo frio que afuera. -Nos responde la niña, girandose hacia mi.

Joder con las preguntitas...

-Ya, pero este como lo usa más gente... Pues las temperaturas del cuerpo, hacen que el ascensor se caliente mas... -Intento salir del paso como puedo, pero no tienen cara de haber entendido nada.

-Y vuestro cuerpo a que temperatura está?

Los dos nos miramos a la vez, Pablo tiene los mofletes ruborizados, y yo supongo que estare igual.

-Eh! -El niño me coge de la manga, y me la agita, al ver que no les contestamos.

Me pongo de cuclillas, a la altura de el niño, le pongo la mano en el pecho, y le explico como puedo, a la temperatura que estan nuestros cuerpos.

-A ver, los cuerpos de las personas, suelen estar a treinta y seis grados, osea ni muy frios, ni muy calientes. Y nuestro cuerpo al igual que el vuestro esta a treinta y seis grados. -Pablo me da una suave patada para que corte ya el rollo. Lo miro hacia arriba y me ayuda a levantarme.

En seguida se abre el ascensor, en la sexta planta, haciendo que los niños salgan disparados por las puertas, y corriendo por los pasillos hacia sus respectivas puertas. Pablo y yo nos miramos y soltamos un suspiro de alivio, seguido de unas carcagadas, por la situación tan embarazosa que acabamos de vivir.

NARRA RUTH

Me acabo de retocar el pelo, y me pongo la chaqueta negra que hay colgada de la silla, me miro una ultima vez al espejo y de repente tocan a la puerta, cojo aire y abro.

-¡Guau! ¡Estas preciosa! -Me dice antes de darme dos besos.

-Gracias, tu también vas muy mono. -Le devuelvo el cumplido.

-¿Nos vamos?

-Sí, sí.

Nos montamos en un taxi, ya que los dos pensamos beber, y luego no vamos a coger el coche para venir. En seguida llegamos al Pub, en el cual pasamos gratis, ya que Adrián, conoce al portero. Vamos hacia la barra y pedimos dos Gin Tonics. Empezamos a beber, y el Pub se va llenando cada vez más.

-¡Hombre tio! ¿Que haces por aqui? -Un chico alto, de pelo castaño y ojos verdes se acerca a Adrian, dandole una palmada en la espalda para saludarlo.

-¡Ostia Sergio! Pues nada, que he venido con una amiga a tomar algo. -Los dos se dan la mano agitandola de arriba a bajo, varias veces.

Sergio me mira de arriba como si me estubiera revisando bien, sin que se le escape ningun detalle. Yo me quedo mirandolo a él, y cuando parece que ya me ha examinado del todo, se dirige de nuevo a Adrián.

-¿Amiga? -Le pregunta en tono picaro.

La verdad, me estan entrando unas ganas de cruzarle la cara, impresionantes, pero prefiero no montar un numerito, y que nos echen, con lo bien que me lo estaba pasando.

-¡Si! -Responde Adri, dandole un puñetazo amistoso en el hombro.

-Bueno, bueno... Pues os dejo que sigais... -Le giña un ojo a Adri y a mi me dedica una sonrisilla. Yo no le hago nada, y Adri lo nota.

-Lo siento...

-¡Es gilipollas! -Le corto, él se rie, y yo hago lo mismo.

La noche sigue sin nigun interrumpimiento más, ya vamos algo cargados, pero los dos seguimos teniendo uso de razón.

-¿Bailas? -Acaban de poner una canción lenta, y no hemos bailado ninguna canción,  en toda la noche, a si que acepto.

Me coge de la mano, y me dirige hacia el medio de la pista, me coge de la cintura, y yo le rodeo por el cuello. A medida que va sonando la canción, me siento mas comoda y mas relajada, sí es verdad que al principio estaba un poco tensa, pero ahora estoy relajada, nuestros cuerpos se rozan con cada paso de baile que hacemos, nuestra respiración se podria unir en una, y nuestros labios estan a escasos centimentros, los dos nos miramos a los ojos, unos ojos marrones, con una mirada profunda, tierna... Vamos acercandonos poco a poco a medida que van sonando notas hasta unir nuestros labios.

TU CARA ME SUENA Where stories live. Discover now