Parte 37. El rescate.

20 5 8
                                    


  Al día siguiente, Trown empezó con su investigación y al primero en interrogar fue a su propio padre, ya que conocía su desmedida ambición; y como, por supuesto, no quería que se diera cuenta cuál era su objetivo usaba cierto sarcasmo y casualidad en su voz.

  –¿Padre, qué opinas sobre lo que ha sucedido en Magia?

  –¿Por qué lo preguntas? –quiso saber temeroso de que su hijo supiera algo de su plan secreto.

  –Curiosidad. Sólo curiosidad. –Fingió inocencia.

  –Bueno; mucho no puedo decir al respecto. Fue tan sorpresivo... ¡Y extraño! No sé quién querría hacerles daño. Jan es un buen monarca y Dannal sólo un chiquillo.

  –¿Y no crees que deberíamos ayudar a la sufrida reina de Magia?

  –¡Oh, sí; seguro! Pero, no es tan sencillo como parece. Imagina, quién sabe en qué ande metido Jan. Sería arriesgarnos demasiado –excusó, mas, sólo logró que su primogénito quedase pensativo por unos segundos.

  –Ya comprendo perfectamente. Es todo lo que quería saber –dijo finalmente retirándose como si el tema ya no le importara.

  Y Zach, dio un suspiro de alivio, aunque, a pesar de todo, no conseguía entender el interés de su hijo, si bien presumía que se debía a la relación con Aral.


  Ese mismo día, tanto Spy como Trown, descubrieron la ubicación en donde se encontraban raptados los dos magianos; el primero, lo había conseguido con astucia y riesgo; el segundo, con ironías muy bien escondidas y siendo todo lo arrogante que podía llegar a ser, coincidiendo sólo en una cosa; ambos mentían para alcanzar su objetivo. El guardia de la princesa regresó, tal como se lo habían ordenado, una vez concluida la misión.

  –¡Spy! ¡Me alegra volver a verte! –exclamó Yorih abrazando al recién llegado.

  –Y a mí, Yorih. ¡No es nada divertido hacerte pasar por un espejiano; tendrías que ver! Allí, no puedes confiar ni en tus compañeros y es frecuente que riñan entre sí. ¡Es de locos!

  –Bienvenido, entonces. ¿Has podido averiguar algo?

  –¡Vaya que sí! Mas, deseo que Aral se entere antes que nadie. ¿Dónde está?

  –En su cuarto.

  –Bien. Iré a verla cuanto antes; tengo muy buenas noticias. Nos vemos más tarde.

  

  La princesa se encontraba tumbada en su lecho hablándole a su mascota, Cone. El rezongón animalito parecía hacer pucheros, mientras, gesticulaba quién sabe qué.

  –Sí, sé que no debí permitir que todo fuese tan bello y confesar lo que en verdad siento por él

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

  –Sí, sé que no debí permitir que todo fuese tan bello y confesar lo que en verdad siento por él. ¿Pero, qué pretendías que hiciera? Estábamos solos, en ese fantástico sitio, y... entre sus brazos me sentía tan bien... –Cone hizo más cara de disgusto que antes–. De acuerdo. Dejaré de hablar sobre el tema, me olvidaré por completo, ¿sí? –Apenas acabó de pronunciar palabra, alguien llamó a su puerta–. ¿Quién es?

Doble Destino.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora