21.- Primer mes. Parte II

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–Así me gusta. –Idiota. –¿A donde irás ahora?

–A mi casa, supongo. –Me encogí de hombros.

–Ah, vamos, yo te llevo. –Hizo un ademán con su cabeza para que lo siguiera y se levantó. Me quedé petrificada en mi sitio. –¿No vienes?

–¿Contigo? ¿En un auto? ¿Solos? No, gracias. Terminaré aventándome del automóvil mientras está en marcha.

–Eres una exagerada. –Rió. –Anda, ¿No confías en mi?

–¿En serio quieres que te responda eso? –Alcé mi ceja.

–No, mejor cállate.-Soltamos una pequeña risa. –Ven, prometo no ser taan insoportable. ¿Sí? –Extendió su mano hacia mí. La miré dudosa por un par de segundos para después dirigir mi mirada hacia él.

–Está bien. –Tendí mi mano hacia la suya y me ayudó a levantarme de las gradas. Nos dirigimos en silencio hasta su auto, lo describiría, pero no sé mucho sobre éstos, sólo puedo decir que era de color rojo, en muy buen estado. Nos subimos a él y partimos hacia mi casa. Hablábamos una que otra vez para indicarle que camino debía tomar, de resto, el viaje era silencioso, no era algo incómodo, pero tenía la necesidad de hablar.

–¿Quieres decirme algo?

–¿Como qué? –Pregunté.

–No sé, tienes pinta de querer hablar o preguntarme algo.

–¿Cómo lo sabes?

–Eres algo obvia. -Se encoge de hombros, despega su vista del camino un segundo y me mira. –¿Y bien...?

–Sólo... Quería decirte que me sorprende que quieras llevar tu relación con Michi a otro nivel.

–¿Por qué? Llevamos unas semanas en estos juegos, creí que sería algo de solo un rato pero terminó gustándome. Ella es... asombrosa.

Bajo la mirada hacia mis manos y juego con ellas.

–Genial.

–¿Y ahora?

–¿Ahora qué? –Lo observo.

–¿Hacia donde? -Pregunta refiriéndose hacia donde debe ir.

–Oh, a la derecha. –Recuesto mi cabeza en la ventanilla y miro las casas que se ven en movimiento. De repente el asunto de la familia de Jace ha dejado de tener importancia y solo puedo pensar en el hecho de que pronto Nick y Michelle serán una pareja oficial, y no sé porque pero tan solo de imaginármelos caminando por la calle tomados de la mano o besándose, se me revuelve el estómago.

No los quiero juntos.

–Es por aquí. –Indico cuando me doy cuenta de que hemos entrado ya al vecindario donde vivo.

Un minuto después, Nick estacionó su coche frente a mi casa.

–Gracias por traerme. –Agradezco mientras me desabrocho el cinturón.

–No hay de qué. Supongo que nos veremos en el Palm-

–¿Quieres pasar? –Lo interrumpí. No sé de donde ha salido eso pero ya lo he preguntado y no hay manera de borrarlo.

Se me quedó viendo fijamente por un par de segundos, quizás más, frunció su ceño y bajó la mirada por un momento. Ya me estaba cansando de estar esperando su respuesta, y justo cuando abrió sus labios para contestar, sonó un teléfono.

–¿Sí? –Contestó. –Ajá. Hola, Michelle. –Me miró y alcé mis cejas repetidas veces, jugueteando. Sonrió poniendo sus ojos en blanco y miró hacia el frente. –¿Qué ocurre? Mm. ¿Pero ya? Oh. Okey. Está bien. Ya voy. –Colgó.

Two Ellipses.Where stories live. Discover now