- Capítulo 35 (Final) -

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" ¿Quieres venir a vivir conmigo a Neverland? "

Otro compromiso más añadido a la lista, la cual solía asustarme tiempo atrás pero desde que tenía a Michael a mi lado me lanzaba a lo desconocido sin dudar, tal cual me proponía cualquier cosa yo, me asentía y me dejaba guíar por él porque me hacía sentir segura y querida. Por eso acepté y me mudé a Neverland tachando de la lista esa palabra cumpliendo un sueño de Michael y otro mío.

Risas, conversaciones interesantes, poesías, anécdotas... Todo eso y más era lo que escuchaban las paredes de Neverland desde que llegué allí. Volví a ocupar mi despacho y pensaba que Michael me dejaría quedarme en una habitación diferente a la suya pero, otra de sus frases volvió a dejarme muda mientras abría la puerta de su dormitorio y se hacía a un lado invitándome a pasar : " ¿acaso no quieres dormir conmigo? Esta será tu habitación. "

Para qué iba a mentir, este se trataba del mejor cambio que podía haber hecho en mi vida después de aceptar el trabajo en Charter. Haber empezado una vida nueva en otra ciudad, haber conocido a gente que necesitaba ayuda y haber hecho lo posible por hacerles sentir mejor, me había hecho crecer en todos estos años en los que no conseguía encontrar el equilibro del que tanto hablaba, el que le hice ver a Michael sin a penas hablar de mi y el cual curó con solo aceptar quedarse conmigo.

No podía venerarle más, era un gran ejemplo de supervivencia. Una gran estrella en el escenario y una gran persona fuera de él que ofrecía y daba todo lo que tenía desde su corazón hasta su dinero a cualquier persona que necesitara, incluso a mi.
Espantó mis fantasmas, mis miedos, mis dudas y convirtió mi mundo en un vaivén de emociones que no parecían terrenales. Desde que amanecía hasta que la Luna era la que guardaba el cielo, él, posaba sus ojos en mi para cuidarme como si fuera lo más valioso que podía tener a su lado.
Por eso hice más, por eso le quise más, por eso cada día que pasaba me esforzaba por agradecerle todo cuanto hacia por mi el chico de ojos marrones que ahora estaba viendo acercarse a mi con su americana negra y con decisión dejando atrás esos pasos titubeantes del principio.

Con una de sus sonrisas que conseguía desconcentrar a cualquiera, se detuvo delante de mi para dejar un beso en mi mejilla :

- Buenos días, futura señora Jackson - susurró metiendo ambas manos en sus bolsillos mientras ahora emprendía camino hacia el sillón de la biblioteca dejándome esbozando una sonrisa que, irremediablemente era por su culpa.

- Michael... - Dije cogiendo mi cuaderno negando con la cabeza.

- Lo sé - dijo alzando sus manos. - Es nuestra última sesión. Te prometo que voy a comportarme. - Sonrió apartando un par de rizos de su rostro. - Voy a ser bueno.

- Eso espero - comenté sin creerle pues su sonrisa y su mirada dirigiéndose a la cremallera de mi vestido hacía que sus palabras no tuvieran nada que ver con sus intenciones. Aclaré mi garganta sonoramente para que me mirara a los ojos hasta que ambos reímos con ganas. : - ¿Cómo te encuentras hoy?

Sonrió.

Ya está, ahí lo tienes, Evelyn.

- Estoy muy bien. - Dijo sin dejar de sonreír.

Por fin.

Respire hondo haciendo un esfuerzo enorme por tener que mirar por unos segundos a los folios que tenía en mi regazo y no poder seguir mirando esa sonrisa tan cautivadora y sincera.

- Hace dos semanas que me dijiste que seguías sin tomar ninguna pastilla para relajarte desde hace nueve meses. - Dije leyendo el informe de hacía un par de semanas.

- No he tomado nada más.

- ¿Ni para dormir?

- Tú me ayudas a dormir y a relajarme, no necesito pastillas.

- Michael... - Sonrió al escucharme.

- Vale. - Sonrió conmigo. - No necesito ningún tipo de medicación porque ya estoy completamente bien. - Contestó ciñiéndose a la sesión.

Nadie en el mundo podía imaginar cuánto tiempo había estado esperando a que un momento así llegara. Mi corazón dio un pequeño salto al escuchar esas palabras saliendo de su boca acompañadas de una gran sonrisa que me negaba a perder. Ya no se borraría nunca pues yo me encargaría de ello.

- Sabes que dentro de dos meses como me dijiste, intentarás volver a retomar tu vida laboral y cumplirás con tus compromisos profesionales. - Le recordé.

- Sí. Lo sé pero, antes tengo algunos asuntos pendientes como mi boda contigo, por ejemplo.

Le miré de reojo haciendo girar el bolígrafo entre mis dedos hasta que le vi apoyando sus codos en sus rodillas.
Adoraba cuando se sentaba así.

- Deberías apuntar ahí que casarme contigo es una de las cosas que más ilusión me hace y que por eso estoy mejor. - Me señaló mientras hablaba.

Asentí nerviosa sabiendo que sí, llevaba razón. Me daba vergüenza tener que reconocer que le veía infinitamente mejor desde que me lo propuso hacia solo un mes y medio pero, yo estaba igual de emocionada, nerviosa y ansiosa por celebrar nuestra unión a escondidas, en privado pero al fin y al cabo juntos.

- Sabes que no puedo poner eso que has dicho aquí. - Dije riendo.

- Entonces siguiente pregunta. - Dijo juntando sus manos.

- ¿Te preocupa el estrés que pueda volver a causarte tu carrera?

- Espero poder llevarlo mejor esta vez. Seguro que será diferente. Y con tu ayuda mejor.

Reí : - Michael, esto es imposible - miré el folio casi vacío - para ser el último informe va a ser el peor que entregue de toda mi carrera.

- Vale, vale. ¿Quieres oír algo que puedas apuntar ahí y que te sirva? - Asentí. - Pues escucha atentamente. - Se levantó con rapidez para luego plantarse delante de mi, apoyando una rodilla en el suelo. Su cercanía ya me ponía nerviosa como el primer día. Eso no cambiaría por mucho que quisiera controlarme pero, gracias a su mirada supe que algo bueno iba a decir a continuación : - ¿puedes ir apuntando mientras voy hablando? - Asentí una sola vez volviendo a agarrar el bolígrafo con decisión para poder terminar por fin el último informe de Michael. - El paciente Michael Joseph Jackson Scruse, un servidor, asegura que desde que volvió a retomar la terapia con su antigua psicóloga Evelyn Parker, no puede encontrarse mejor. - Ahí dejé de escribir, mi mirada chocó con la suya y una sonrisa impaciente brotó de mis labios. Y me quedé quieta, escuchándole. Deleitándome del maravilloso y grandioso sonido de su voz y de su ritmo al hablar, de su mirada oscura viendo mas allá de mis ojos... Me quedé ahí, enamorada de él. - El paciente asegura notar una gran mejoría que recorre toda su anatomía desde que volvió a ver aquella mirada oscura apareciendo cada día por Neverland. No presenta shocks post traumáticos ni nada por el estilo pues, la futura señora Jackson, se ha encargado especialmente de eliminar todos y cada uno de los malos recuerdos de la memoria del afectado. Ya no queda nada del vacío del cual, el señor Jackson, hablaba en cada sesión pues era latente pero, es seguro que ella lo ha conseguido eliminar con solo una sonrisa diaria. - Acarició el dorso de mi mano y continuó. - No hay duda de que la evolución del paciente al igual que el trabajo de la gran psicóloga Evelyn Jackson han sido deslumbrantes y asombrosos por lo cual, solo queda añadir que el ya recuperado paciente puede continuar con su nueva vida en secreto, eso sí, durante cinco años, con su maravillosa futura esposa a la que promete querer, cuidar y respetar durante esta vida y las próximas siete.

Con las lágrimas de emoción agolpadas en mis ojos, me incliné para besar sus labios como si nos hubiéramos comprometido una vez más en un momento y en un lugar tan sencillo como la biblioteca de Neverland. Acaricié su mejilla tratando de expresarle con ella cuánto le quería  tomándome unos segundos para deleitarme de su maravillosa forma de respirar contra mi rostro.

Podría quererle muchísimo más durante todas las vidas que quisiera vivir conmigo.

- Fin de la sesión, ¿verdad? - Susurré despacio cuando entrelazó con rapidez su mano con mi diestra.

- No, Evelyn. - Rozó su nariz contra la mía musitando sus palabras contra mis labios. - Fin de la terapia.

- Fin -

" Más allá de Charter... " [#MoonwalKingAwards2017]Where stories live. Discover now