CAPITULO 21

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Los días pasaron demasiado rápido para Louis.
Después del fin de semana donde Louis había tenido que atender las constantes llamadas del rizado a cualquier hora del día, o leer sus estúpidos mensajes eróticos y uno que otro empalagoso, tener que volver a la oficina y que ésta se encontrara sin Harry era placentero. Él podía hacer todo lo que quisiese, podía pasar el día entero durmiendo en el sofá, tan solo era necesario estar ahí para contestar las llamadas y anotar los recados para el rizado.

No lo extrañaba, no lo necesitaba y mucho menos sentía la necesidad de verlo. Estaba tan asqueado de todas las llamadas acosadoras que recibía de parte de Harry, que el hecho de pensar que tenía que verlo pronto le molestaba. Eso era así. Harry le llamaba con cualquier estúpida escusa durante todo el día.
Era miércoles, día en el que Harry estaría de regreso en la ciudad.
Se arregló lo mejor que le fue posible, colocándose sus mejores ropas y un poco de perfume detrás de las orejas, que aunque no fuera de marca, olía muy bien. Se acomodó el cabello de una forma que le colgaba un poco hacia la izquierda. Se miró al espejo antes de salir de casa, notó como su estomago había crecido levemente, sintió su cabeza comenzar a palpitar, eso no podía estar pasando, había evitado todas las cenas y varios desayunos para no engordar.
Se miró por mucho tiempo, tomando diferentes posiciones frente al espejo, tratando de encontrar un ángulo que lo hiciera lucir más delgado.
En realidad todas aquellas cosas eran imaginaciones de Louis, él estaba cada vez más delgado.
Cuando no supo qué hacer para esconder su abdomen, solo se colocó una chaqueta y salió hacia la oficina. No podía dejar que algo así le arruinara el día. El plan continuaba, Harry tenía que seguir cayendo.
Tomó el autobús de todos los días y durante el camino pensó en las cosas que se aproximaban; Harry estaba cada vez más cerca su fin.
Tampoco había hablado con Oliver todos aquellos días, simplemente porque quería evitarlo, quería evitar tener que cumplir aquello que Louis le prometió el día que Harry escuchaba acerca de todo lo que hablaban.
No había vuelto a la escuela, así que suponía que ya había perdido el año escolar. Lo único que le quedaba era cumplir su objetivo con los Styles, a su padre ya comenzaba a faltarle el dinero para las medicinas del próximo mes.
Llegó a la oficina saludando a todos los empleados a su paso. Llegó hasta Ana, la recepcionista, y le dio los buenos días como era de costumbre. –Hola Ana, buenos días.
La chica lo miró con una gran sonrisa. –Hola, Louis, ¿Cómo va todo?
–Bien, muy bien. ¿Ya ha llegado Harry del aeropuerto? –Rogaba porqué la respuesta fuera un “no”.
–Sí, está en su oficina. –Louis barrió los ojos y maldijo la situación. Pero bueno, no quedaba otra opción, tenía que seguir con su plan.
–De acuerdo. –Le dio una sonrisa falsa–. Entonces subiré para comenzar a trabajar, ten un buen día.

Subió al elevador y aprovechó el momento para acomodarse la ropa. Dio un suspiro pesadamente y se resignó. Aunque Harry no lo tratara mal, le enfermaba tener que verle la cara, tener que besarlo y fingir que le gustaba, odiaba, y cada vez más, tener que fingir amor por él.
Cuando llegó hasta la oficina tocó la puerta pidiendo permiso para entrar.
–Adelante. –Escuchó aquella voz ronca y gruesa por dentro de la oficina. Se le revolvió un poco el estomago.
Abrió la puerta y fingió una sonrisa. –Bueno días. –El señor Styles, es decir, el padre de Harry, se encontraba hablando con su hijo.
–Bueno días. –contestó el hombre sin siquiera voltear a mirarlo. Él era el pez gordo de la familia, era el saco de dinero más grande de los Styles, pero ahora Louis no tenía ningún interés en él, sino en su hijo.
En cuanto los ojos de Harry se posaron en Louis, le fue imposible ocultar la gran emoción que sentía al verlo. Una sonrisa se formó en su rostro y tuvo que desviar la mirada para que su padre no notara algo extraño. –Hola, Louis, adelante.
–Esperaré afuera hasta que termines de hablar con el señor Styles, no hay problema. –prefería estar afuera que tener que vivir el incomodo momento de soportar las miradas acosadoras de Harry frente a su padre.
–No, no hay problema. –Mencionó el señor Styles al mismo tiempo que se levantaba de su asiento–. Ya hemos terminado, chico.
Louis asintió y entró a la oficina. Harry volvió a mirarlo con una sonrisa.
–De acuerdo padre, nos veremos en la noche entonces, ten un buen día. – acompañó a su padre hasta la salida de la oficina, ansioso porque se fuera para quedarse a solas con Louis.
–Hasta luego, Harry. Espero que llegues puntual, sabes que esta noche es importante para toda la familia. No todos los días le pides la mano a alguien para casarte con su hija, seguro los padres de Ashley quedaran encantados con la cena que tu madre está preparando. –Louis sintió un nudo en su estomago al escuchar esas palabras, sin embargo fingió no haber escuchado nada, tan solo comenzó a ordenar todos aquellos papeles que se encontraban sobre el escritorio de rizado.
–Sí, claro… –Mencionó Harry sabiendo que las palabras de su padre no habían sido buena idea. Mucho menos con Louis dentro de la oficina escuchando todo.
Cerró la puerta tras el hombre y antes de poder mencionar algo Louis lo detuvo sacando otro tema.

–Tienes demasiados pendientes para esta semana, tengo todo anotado, cuando me lo indiques comienzo a explicarte tus compromisos. –Ni siquiera le había mirado al hablar, solo fingía estar muy concentrado en lo que ordenaba.
No sentía molestia por las palabras del padre de Harry, sino, sentía miedo y algo de traición. Mientras que Harry lo hacía pensar que pensaba todo el tiempo en él, en realidad estaba planeado pedir la mano de su novia.
Pero bueno, al final era un juego que los dos estaban jugando, el problema era que cada quien llevaba y seguía sus propias reglas.
–¿No me vas a saludar primero? –habló Harry recargado contra la puerta de la oficina. Sabía que probablemente Louis estaba molesto, sin embargo no quería disculparse con él, ni nada por ese estilo. Harry aun se consideraba libre de tener los amantes que él desease, y Louis era uno de ellos.
–Te he dicho “buenos días” antes. Eso para mí es un saludo. –contestó cortante aun sin mirarlo.
Harry comenzó a reír en forma de burla. –¿No me vas a dar un beso?
–No. Pídeselo a tu novia. –No sabía por qué hacia eso, pero realmente necesitaba reclamarle–. Yo soy tu puto asistente, no tu maldita novia. –Lo miró con desprecio y volvió a darse la vuelta, esta vez dirigiéndose hacia el pequeño armario en donde se guardaban todos los papeles.
–No, Louis, no te equivoques. –Dijo el rizado con todo de voz molesto, se acercó hasta él y lo tomó por la espalda fuertemente, abrazándolo después por la cintura y girándolo para que lo mirara–. Tú eres mi amante, ¿Acaso eso no era lo que querías desde un principio? –le habló al oído, cada vez apretándolo más hacia su cuerpo.
–Yo no he visto a Oliver todo el puto fin de semana, me la he pasado solo cada minuto, como para que tú me llegues con la noticia de que pedirás la mano de tu novia. Vete a la mierda. –intentó alejarlo de él, sin embargo Harry se lo prohibió sosteniéndolo más fuerte.
–¿Ahora me dirás que no sabías que me iba a casar? ¡Por Dios, si tú lo sabías perfectamente y aun así te encargaste de seducirme! Deja de hacerte el indignado y dame un maldito beso, que me muero de ganas por volver a sentir tu saliva en mi boca. –Hablaba mientras miraba directamente hacia los labios del menor. No mentía, realmente había anhelado esa boca durante sus días de viaje.
Louis respiró profundo, lo que menos le convenía era armarle una escenita de celos para que después Harry se molestara y terminara corriéndolo de la oficina. No lo quedó otra opción más que actuar como éste quería que actuase. –Perdón.
–bajó la mirada tragándose su orgullo, de igual manera sabia que al final seria

Harry quien lloraría por él–. Tengo que aceptar el papel que llevo en tu vida y dejar las estupideces sobre celos absurdos.
¿Por qué Harry si podía celarlo y Louis no? Simple, Harry era el poderoso, pero solo durante un tiempo.
–No te preocupes, príncipe. –lo tomó de la barbilla obligándolo a mirarle–. Ya te acostumbraras de cómo funcionan las cosas entre nosotros, ¿De acuerdo, bebé?
–Le acariciaba las mejillas y lamia sus propios labios, ansioso por besar a Louis–. Dame un beso, por favor.
Louis le dio una sonrisa falsa, se acercó más hacia él y comenzó a besarlo de manera lenta y suave, permitiéndole al rizado disfrutar de su sabor.
Para Louis eso se sentía como un simple beso, mientras que para Harry se sentía como algo que quemaba sus labios, de manera que sentía miles de cosquillitas en esa zona. Era como si los labios de Louis contuvieran alguna sustancia aun más adictiva que la droga.
–¿Has tenido suficiente ahora? –se separó de él y lo miró.
Harry volvió a besarle. –No, quiero más, muchísimo más. –esta vez profundizó el beso. Lo levantó un poco cuando la estatura de Louis fue un obstáculo para besarlo más húmedamente, bajó las manos hacia el pantalón del chico y comenzó a tocarle los glúteos por encima de la ropa.
Louis se alejó rápidamente. –Aquí no Harry. –Quitó los excesos de saliva sobre sus labios–. Estamos en la oficina, no es el momento. –En realidad eso le importaba una mierda. Pero el hecho de saber que Harry se comprometería de manera formal con su novia le hacía no querer ni siquiera besarlo, mucho menos sentir sus manos sobre él.
–Mierda, déjame tenerte, no te resistas, no quiero tener que rogarte. –rodó los ojos y volvió a acercarse hacia él, Louis lo detuvo.
–Aquí no. Es enserio. –se mostró molesto.
Harry suspiró y pensó la situación. –¿Hay mucho trabajo para hoy? –preguntó mientras tomaba su abrigo y las llaves de su auto del escritorio.
–No, no sabía exactamente a qué hora regresabas, así que dejé todos tus pendientes para a partir de mañana. Puedes irte si quieres.
–No, vámonos. –Lo tomó de la mano y entrelazó sus dedos–. Te he traído algunas cosas de América que quiero entregártelas en privacidad, están en mi casa, vámonos.
Eso era perfecto, justamente lo que Louis quería escuchar, comenzar a sacar provecho del sacrificio que hacia teniendo que lidiar con Styles. –De acuerdo, iré

contigo. –Sus ojos brillaban por la ambición. Si de algo estaba seguro era de que Harry no era ningún tacaño.
–Tendrás que agradecerme todo lo que te compré, creo que he gastado más en ti que en mí. –depositó un beso sobre su mejilla y abrió la puerta de la oficina al mismo tiempo que soltaba la mano del menor.
–No te preocupes, sé cómo agradecerte todo. Y tú también lo sabes…


Esta vez el departamento de Harry no asombró a Louis. Tampoco le siguió el juego cuando durante el camino en coche Harry lo tocaba “jugueteando". Estaba molesto y no tenía por qué ocultarlo.
Entraron hasta la habitación del mayor, Harry lo tenía agarrado de la mano para llevarlo hasta donde él deseara. –Míralo, ahí lo tienes. –Señaló hacia la cama, que se encontraba forrada en bolsas de tiendas de marcas reconocidas y muy costosas.
Louis ni siquiera traía ánimos para alegrarse por eso. Por unos segundos la estúpida idea de que preferiría que Harry no le hubiera traído nada, pero que simplemente no pidiera la mano de su novia, pasó por su cabeza. Se sentía tan estúpido que lo único que quería era salir de ahí y encerrarse en algún lugar donde nada le recordara que Styles existía.
–Enséñamelo tú. –susurró.
Harry lo observó detalladamente. La actitud de Louis no era normal, y sabía perfectamente por qué estaba actuando así. Lo abrazó por la cintura para acercarlo hacia él. –¿Qué ocurre? He llegado de Nueva York y tú apenas has hablado, ¿estás enojado por lo de mi compromiso?
“¿Estar enojado?” Pensó Louis. “¿Por qué mierda tendría que estar enojado, si él ni siquiera quería a Harry Styles por otra cosa que no fuera su dinero?” – No. No me pasa nada. –Desvió la mirada para no tener que mirarle a los ojos.
Harry decidió dejar ese tema como estaba, no complicaría más las cosas. Mucho menos permitiría que la actitud de ese niño le perturbara la cabeza.
¿Acaso Louis estaba celoso porque Harry se iba a casar?
–Bueno. –sonrió–. Ven para que te enseñe lo que te compré. –Lo jaló hasta la cama junto con él y llegó hasta una bolsa de la marca Gucci–. Esta es una camisa que en cuanto la vi pensé en ti. –le entregó la bolsa.
Gucci era una marca italiana bastante reconocida de la que Louis había escuchado algo, sin embargo nunca en su vida le había pasado por la cabeza tener algo para él. Sacó lo que contenía la bolsa y se encontró con una preciosa

camisa formal color azul rey. Era de manga larga y llevaba los típicos botones marcados con el nombre de la marca. –Mierda, Harry. Esto es hermoso. –parecía que la ropa lo había hipnotizado. Se había olvidado por completo del odio que sentía hacia Harry.
Harry se sentó sobre la cama y se dedicó a mirarlo detalladamente. –¿Te gusta? – Sonreía sinceramente. Ver a Louis tan impresionado con sus regalos le hacía feliz–. Pruébatela, quiero vértela puesta.
Louis asintió rápidamente y comenzó a quitar las etiquetas a la camisa, como si se tratara de un niño en la mañana de navidad. Sabía que el punto de todos esos regalos era que él se desnudara frente a Harry, así que no lo haría esperar.
Comenzó a quitarse la ropa mirándolo directamente a los ojos.
Harry se divertía con la situación mientras que su mente se llenaba de pensamientos, ninguno era algo sexual, todos estaban relacionados con frases como “que perfecto es” “Es hermoso” “Su cuerpo me encanta” “Su
maldita sonrisa es más perfecta que cualquier orgasmo”
Al momento de descubrir su abdomen recordó lo que había notado esa mañana; había engordado. Se puso algo nervioso pero intentó actuar lo más normal posible para evitar que Harry lo notara. Se colocó la camisa torpemente y cerró los botones de ésta, la camisa le quedaba demasiado grande.
–A ver, espera. –Mencionó el rizado notando algo extraño–. Quítate la camisa. – parecía muy serio.
–¿Para qué? ¿No querías vérmela puesta? –Balbuceó.
–Te he dicho que te quites la camisa. Hazlo. –volvió a ordenar.
Louis hizo lo que éste le indicaba. Su cabeza estaba muy caliente y su corazón palpitaba a mil por hora. El miedo al rechazo por su cuerpo lo estaba volviendo loco.
Harry lo miró con los ojos muy abiertos. Lo acercó hasta él y observó el abdomen de Louis de una manera poco común, como si tuviera alguna sospecha de una infección o un tumor que brotaba de su piel.
–¿Qué mierda haces? ¿Qué tengo?
Harry subió la mirada para verle a los ojos. –Louis, esta camisa es talla 0, es la más chica que maneja el mercado mundial.
El rostro del menor se iluminó como si le hubieran dado la mejor noticia de su vida.
–¿Es en serio? ¡Oh por dios! ¡Eso es genial! –se dio la vuelta y corrió hacia el baño de la habitación para mirarse frente al espejo.

Harry lo siguió y observó como Louis intentaba jalar la mayor cantidad de piel de su abdomen, parecía atontado. –¿Por qué carajos estas tan delgado? –
mencionó casi con un grito molesto. Louis se estaba pasando, no era normal que quisiera estar tan delgado.
–No estoy delgado, seguro que la camisa estaba defectuosa. –Intentó justificarse y siguió mirándose al espejo–. Harry… –dudó unos segundos en si preguntar era buena idea–. ¿Harry a ti te gusta mi cuerpo? –Esperó nervioso por la respuesta.
Mantenía la mirada baja.
Harry lo comprendió todo. Se acercó hasta Louis y lo abrazó con una fuerza excesiva, como si quisiera protegerlo de los demonios que vivían dentro del chico. Encajó su rostro sobre el cuello del menor y dio un besito sobre esta piel. Tardó algunos segundos en contestar. –Tú eres hermoso, perfecto. Eres lo más hermoso que he visto en años, Louis Tomlinson.
Louis poco a poco comenzó a devolverle el abrazo, hasta terminar completamente abrazado del mayor. Las palabras de Harry le hacían sentirse seguro de sí mismo, algo que llevaba demasiado sin sentir. –Júramelo…
–Lo eres. Te lo prometo. –recorrió su rostro hasta la boca del menor y se quedó a unos cuantos milímetros de ella. Estuvieron así por un largo tiempo, tan solo respirando el aliento del otro al estar tan cerca–. No te lastimes a ti mismo pensando cosas estúpidas de tu cuerpo, porque si lo haces me lastimas a mí, ahora estas dentro de mi alma. –terminó con el espacio y comenzó a comerle la boca, desesperado por hacerle sentir su cariño.
Era oficial, ya no había vuelta atrás.

Luxury's louis ( De  Fer_tommo) Larry stylinson Where stories live. Discover now