CAPÍTULO 17

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El rizado tenía que pensar en algo rápido, en algo rápido pero creíble. Tenía que conseguir que Louis no se fuera con Oliver. No entendía por qué lo quería así, pero realmente le mataba la idea de pensar que ellos pasarían tiempo a solas juntos.
–Louis, aun te necesito aquí, no puedes irte. –habló ya desesperado cuando los chicos estaban por salir de la oficina, tomados de la mano.
Louis sonrió discretamente, como siempre, estaba logrando exactamente lo que quería. –¿Para qué, Harry? –se dio la vuelta para mirarle–. Ya he terminado con todo lo que tenía que hacer por hoy.
–Nee…necesito que me ayudes a organizar unos últimos contratos, unos que tengo en mi departamento, por eso no te los he dado hoy. –mintió y fue demasiado obvio gracias a su balbuceo.
–Vamos Harry, puedes hacerlo tú solo, no me arruines esta noche con Louis. – habló Oliver cuando notó las extrañas miradas que Louis y Harry se hacían–. No creo que sea tan importante como para que te lo lleves a tu departamento.
Harry cada vez sentía más nervios. Nervios que lo hacían sentir como un completo imbécil. –Es muy necesario en realidad, Oliver. Mañana temprano salgo de viaje y necesito que este joven deje todo muy bien organizado. Es un negocio grande.

Louis se mantenía en silencio observando cómo ambos chicos se peleaban por su compañía. Era un puto cielo.
–Mierda, Louis… No sé cómo carajos es que has decidido meterte a trabajar con mi primo… ¿Qué necesidad había? –Lo miró y Louis rápidamente bajó la mirada. Lo que menos quería era que Oliver se enterara de la situación que estaba pasando su familia gracias a los Styles.
El rizado elevó las cejas. Había encontrado un punto a su favor. –¿No te lo ha dicho? –Fingió sorpresa y después se dirigió hacia Louis–. Anda chico, te pagaré horas extra, sabemos que te vendrán de maravilla.
–Vámonos Louis, creo que Harry comienza a ponerse de pesado. –en realidad Oliver tomó esa última frase de su primo como una ofensa, pues no tenía ni la menor idea de que eso era verdad.
–No Oli, no le quites la oportunidad a tu primo de asegurarle un mes más a su padre de medicamentos. –Louis lo miró con odio. Harry se estaba pasando demasiado.
–De acuerdo Harry, iré contigo. –Mencionó esperando que con eso él dejara de mencionar esas cosas que prefería mantener ocultas.
Oliver lo miró confundido. –¿Qué? ¿No me digas que este imbécil dice la verdad?
–Louis bajó la mirada al mismo tiempo que negaba con la cabeza–. ¿O sí?
–Claro que digo la verdad, primo. Si Louis trabaja conmigo es porque necesita el dinero… digamos que su familia está pasando por un mal momento. –En esos momentos se sentía como el ganador de la noche.
–Cállate Harry. –repitió, esta vez acercándose hacia él y amenazándolo con la mirada.
–¿Por qué lo niegas? Dudo que este imbécil te deje de querer solo porque se entere de que eres un muerto de hambre… –él también lo miró retándolo.
–Bien chicos, es momento de olvidarlo. –Oli trató de calmar la situación que claramente se estaba saliendo de control.
–¿O qué me vas a hacer, niño? –dio un paso más, quedando apenas separado de su boca.
–Sabes perfectamente qué es lo que puedo hacer para arruinarte por completo…
–Louis desvió sus labios hacia la oreja del mayor y susurró muy bajito para evitar que Oliver escuchara–. Solo haría falta desnudarme frente a ti para que pierdas la cabeza y termines con un menor de edad.

Harry comenzó a reír escandalosamente. –Eres un hijo de puta, Louis. –Se alejó de él y caminó alrededor de su oficina–. Ya te he dicho, puedes ganar el doble de lo que ganas en la semana si esta noche me ayudas a organizar esos contratos.
Louis lo pensó. No era tan mala idea, pasar parte de la noche en el departamento de Harry le daba muchas oportunidades para conseguir lo que tanto quería.
–Lo siento Harry, él está conmigo esta noche, tendrás que hacerlo tu solo. –lo tomó de la mano y lo jaló hacia fuera de la oficina, sin embargo Louis no caminó ni se movió en lo mas mínimo.
–Creo que lo mejor es que vaya con él, Oli. No quiero después tener problemas gracias a esto… mejor nos vemos mañana…. ¿De acuerdo? –Se acercó hacia el chico que lo miraba muy confundido y se colgó de su cuello–. Guardaré todas las ganas que tengo de hacerte cositas para mañana… así aumentaran y todo será mejor… –mentía, solo decía eso porque sabía que Harry estaba escuchando.
El rubio lo abrazó fuertemente por la espalda, regalándole una sincera sonrisa con las palabras que solo decían mentiras. –Mierda, yo también me muero por estar contigo… pero mañana no te salvas… –se acercó a su boca y Louis lo besó antes de que él tomara el control.
Lo besó de forma caliente, sin importarle una mierda que su jefe estuviera mirando toda la escena. Lo besó por unos largos segundos antes de separarse de él y lamer sus labios para quitar el exceso de saliva. –Entonces nos vemos mañana.
–De acuerdo… –su cara de enamorado era demasiado notoria, su voz se barría al mirar a Louis, era demasiado evidente que estaba loco por él.
Harry raspeó la garganta para tener la atención de los chicos. –¿Nos vamos? Podemos llevarte a tu casa si quieres, Oliver.
–No, gracias. –Dejó de mirar a Louis para dirigirse a Harry–. Mi chofer está abajo esperándome, pero los acompaño al estacionamiento.
Harry se encogió de hombros. Caminó hasta su escritorio y tomó sus cosas para poder irse de aquella oficina. Louis ya se encontraba listo, así que no pasó mucho tiempo cuando los chicos se encontraban en el ascensor que los llevaría hasta el estacionamiento.
Realmente estaba evitando no mirar como esos chicos se comían a besos mientras descendían al último piso. Intentaba controlar su mente y sobre todo sus celos, pero le parecía increíble la manera tan cínica en la que Louis se comía con su primo frente a él, sin descaro alguno, sin pudor y mucho menos vergüenza.
El camino al estacionamiento le estaba pareciendo eterno. Louis se encontraba colgado del cuello de Oliver y al besarse hacían demasiado ruido. Odiaba esa

situación, pero en el fondo sabia que todo eso era una venganza de Louis por lo que él había hecho con su novia el día anterior.
Las puertas del ascensor se abrieron, Harry bajó apresurado, dejando a los chicos solos para despedirse. –Te espero en el auto, date prisa. –mencionó a Louis y caminó hasta su coche, que se encontraba en los lugares marcados como “preferentes” del estacionamiento.
No tardó mucho tiempo en despedirse de Oliver. Ahora que Harry no estaba mirando no le interesaba en lo mas mínimo ser cariñoso con él. Le importaba una mierda, así que pronto se despidió de él caminó hasta el coche de Harry y subió con una gran sonrisa.
Harry lo miró y trató de no mostrar su enojo. –¿Has terminado, o quieres que les deje el auto un tiempo solo para que hagan sus “cositas”?
–He terminado en realidad. Por hoy tengo demasiado de él. –habló sin pena alguna al mismo tiempo que se abrochaba el cinturón de seguridad y le miraba con una sonrisa.
–Oh bueno, al menos estoy más tranquilo. –rodó los ojos y arrancó el automóvil.
Tenía que admitirlo Louis. Estar tan controlado por Harry le hacía sentir bien, lo hacía sentir importante y sobre todo como un ganador.
“Los príncipes se enamoran de las princesas porque ellas son dulces y delicadas” Recordó las palabras de su pequeña hermana. Era momento de poner en práctica todo eso, hacerle saber a Styles que él era delicado, frágil y que de alguna manera necesitaba de sus cuidados.
Harry conducía muy rápido, llevaba la música demasiado alta acompañado del aire acondicionado muy frio. Al parecer quería distraer su mente de lo que acababa de pasar, distraerse un poco para no terminar reclamándole.
En el tiempo que llevaban de camino ninguno de los dos había mencionado palabra alguna. Durante los semáforos en rojo era aun mas incomodo, se miraban de reojo y después volvían a su posición inicial. Había tanta tensión entre ellos que apenas se podía controlar.
–Creo que debería llamar a mi madre para avisarle que volveré tarde… – susurró después de varios minutos. Harry sacó su móvil de sus jeans y se lo entregó al menor, sin haber dejado de observar la carretera–. Yo tengo un móvil, no es necesario.
–Ya lo sé, pero quiero que le llames del mío. –se lo aventó a las piernas y continuó manejando.
Louis dio un suspiro, esta vez no se opondría a nada, su plan esa noche era ser completamente sumiso a Harry. Tomó el móvil del mayor y marcó el numero de su

madre, realmente se estaba helando con el aire acondicionado tan potente que el rizado mantenía dentro del auto.
–¿Hola? –habló su madre algo insegura, pues el numero era totalmente desconocido para ella.
–Madre, hola. Habla Louis. –habló un poco nervioso–. Solo quería avisarte que llegaré un poco tarde. Mi jefe me ha pedido ayuda extra y no quería negarme, el dinero siempre cae de maravilla.
–De acuerdo, mi amor. Ten mucho cuidado. ¿Tu jefe te regresara a casa?
–Eso supongo mamá, te llamaré luego, ¿De acuerdo? –sintió un escalofrío recorrer su cuerpo, estaba muriendo de frio.
–De acuerdo, adiós Lou. –colgó la llamada y le extendió el móvil al mayor.
Harry tomó el móvil y al momento rozó su mano con la de Lou, dándose cuenta de lo helado que él se encontraba. –¿Tienes frio? Estas muy helado. – le miró por primera vez en todo el viaje.
–Bueno, es una noche fría y creo que el aire acondicionado que llevas no ayuda en mucho. –se abrazó a si mismo encogiéndose de hombros.
–Ten esto. –Bajó la velocidad mientras se quitaba el saco para después entregárselo a Louis–. Lo que menos quiero es que tu madre me culpe si te enfermas de neumonía o algo así.
Louis abrió los ojos sorprendido y tomó el saco. –Gracias Harry… –bajó la mirada fingiendo inocencia–. Esto es muy amable de tu parte. –se colocó el saco y pudo aspirar perfectamente todo el aroma del rizado que inundaba a la prenda. Era a un olor de perfume costoso, combinado con su olor natural a hombre. Era delicioso.
–No hay problema, aunque debiste haberle pedido su abrigo a tu noviecito, ese burberry que llevaba se te hubiera visto muy bien. –mostró con eso que aun continuaba molesto.
Pasaron el resto del caminó en silencio completo. Ambos solo pensaban en el otro, pero de formas distintas, Harry en cómo controlar su atracción hacia él y Louis en cómo despertarla.
Llegaron hasta un lujoso edificio donde solo tuvieron que bajarse en la entrada y entregar las llaves al portero del lugar. No había necesidad que ellos estacionaran el automóvil. Louis siguió a Harry, que no mencionaba palabra alguna, solo caminaba directamente a su piso.
El lugar donde él vivía era increíble, parecía un hotel de 5 estrellas, con una recepcionista que los saludó amablemente cuando los vio entrar. Tomaron el

elevador que los llevó hacia el piso del rizado, ni siquiera era necesario utilizar una llave, todo se abría por medio de cámaras de seguridad que ejercían las 24 horas.
Entraron al departamento y a Louis le fue imposible ocultar su asombro. – Woooww… –susurró observando todo como si se tratara de un niño en una enorme juguetería.
La forma de vida que Harry llevaba era exactamente la misma que Louis quería llevar.
Harry sonrió al verlo tan maravillado. –Toma asiento, iré por algo de comer, muero de hambre. –se dio la vuelta y se perdió entrando a una habitación que al parecer se trataba de la cocina.
Caminó atreves del departamento hasta llegar a la sala principal, donde tomó asiento y no dejó de observar todo. Mierda, eso le parecía fascinante.
–Louis, ¿Te gusta el jamón serrano? –se escuchó la voz del mayor desde dentro de la cocina.
–Claro, está bien. –en realidad nunca antes lo había probado, tampoco quería hacerlo.
–Bien, este te encantara, lo he traído de España la última vez que fui, no sé, a mi me gusta demasiado. –habló mientras salía de la cocina con una charola que contenía aceitunas, queso cortado en cuadritos y rollos de jamón serrano.
–Eso supongo. –le devolvió la sonrisa.
Harry llegó hasta él y se sentó a su lado. Colocó la charola sobre la preciosa mesa de cristal que adornaba el centro y cayeron en un silencio incomodo. Tomó un pedazo de queso y lo convino junto con el jamón. –Mierdaaaaa, esto es la gloria…
–susurró sin haber pasado la comida en su boca.
Louis sonrió levemente. –supongo que debe ser muy bueno.
Tragó la comida y pronto volvió a tomar una misma porción. –¿Quieres? Abre la boca. –acercó el jamón hasta Louis.
–Ah, gracias Harry, pero no acostumbro a cenar nada. –echó su cuerpo hacia atrás evitándolo.
–Oh, ¿Y eso por qué? –terminó comiéndose lo que planeaba darle a Louis.
–Engorda al triple que si lo comiera durante el día y creo que ya estoy demasiado obeso. –Esa última frase le había salido con mucha naturalidad, sin embargo pronto se dio cuenta que no debió haberla dicho. Ahora tendría que aguantar las miles de preguntas del rizado sobre eso.

Harry lo miró confundido, sacudió sus manos de los resto de comida y se dedicó a prestarle intensa atención. –No sé por qué eso te preocupa. Tu cuerpo está perfecto.
Louis estaba acostumbrado a esos comentarios, pero en realidad nadie podía entender lo incomodo que se sentía con todo eso. –Lo sé, solo me gusta cuidarme.
–No te estás cuidando, saltarte comidas solo te hará daño. –lucia y hablaba de una manera seria.
–No importa eso Harry, olvídalo.
–Claro que importa, porque tú importas. –lo tomó de la barbilla obligándolo a mirarle–. Júrame que solo es eso, que solo te estás saltando las cenas pero nada más.
–Ss, si Harry. Lo prometo, te lo juro. –mentía.
–De acuerdo… –aunque no sonó muy convencido, decidió cambiar el tema–.
¿Por qué mi primo desconoce todo lo relacionado con tu familia?
Louis bajó la mirada y se mantuvo en silencio. Tenía que idealizar algo que le justificara de alguna manera, algo que lo hiciera ver como alguien débil. –No quería que Oli se enterara de la situación con mi familia, creo que te has pasado, pero no importa, supongo que tu no sabias eso.
Harry tardó unos segundos en contestar. –Sí, lo siento, creo que me he pasado. Pero si él es tu novio deberías contarle lo que pasa. Se supone que en eso se basa una relación, en la confianza.
Le fue imposible no pensar en que Harry era un maldito hipócrita. Él sabía perfectamente que era un infiel, sobre todo porque le había sido infiel a su novia con él. –Claro… “la confianza” –susurró.
Harry lo miró frunciendo el ceño. –¿A qué viene eso?
–Nada. –Se levantó del sofá–. ¿Dónde están los contratos que quieres que organicemos?
Lo miró por unos segundos, después se levantó de igual manera y comenzó a caminar hacia su habitación. –Espera aquí, ya los traigo.
Obviamente Louis no obedeció, lo siguió sin que el chico se diera cuenta, para cuando el rizado se encontraba dentro de la habitación, entrar y cerrar la puerta tras él, quedando ambos encerrados en esa habitación, con una cama de por medio que prometía muchas cosas.

Esa noche Louis estaba decidido a sacar todo lo que tenia, a conseguir lo que llevaba intentando conseguir todo ese tiempo.

Luxury's louis ( De  Fer_tommo) Larry stylinson Where stories live. Discover now