CAPITULO 25

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Louis despertó al día siguiente y lo primero que miró fue un mensaje de texto de parte de Harry.

“Buenos días, es hora de trabajar, pasaré por ti a las 10am. Príncipe xx”
Se asqueó y lanzó el teléfono lejos. Era tarde, Harry llegaría por él en menos de treinta minutos. Se levantó de la cama y rápidamente tomó un baño.
No quería pensar en nada de lo que había pasado la noche anterior, así que decidió olvidarlo. Se cambió, se peinó y en poco tiempo ya estaba listo.
Bajó las escaleras y miró a su madre en la cocina, estaba calentando agua para hacer té.
–Hola mamá. –se acercó a la mujer y besó la mejilla de ésta. Su madre sonrió débilmente. –Bueno días, amor.
Louis la miró al notar su actitud, parecía que ella no había dormido en toda la noche, se veía muy cansada y como si hubiera llorado. –¿Ocurre algo? –ella negó–. Claro que ocurre algo, ¿Qué pasa? –no era difícil adivinarlo, era obvio que se trataba de algo sobre su padre.
La mujer lo miró y negó con la cabeza. –No sirve de nada preocuparte, Louis.
–Dime qué ocurre, intentaré ayudar.
–Ayer no quise decirte nada cuando volviste, pero…. –se detuvo, parecía que le costaba trabajo mencionar lo que estaba por decir–. Ayer por la mañana fuimos con tu padre al doctor, le hicieron estudios para evaluarlo, como mensualmente.
–¿Y qué pasó? –interrumpió alterado. Era muy temprano para estar recibiendo esa mierda.
–Pues que el riñón de tu padre cada vez está peor gracias a la maldita diabetes que lo está consumiendo. Necesitan operarlo pronto, pero no conseguiremos el dinero ni aunque trabajemos sin descanso los próximos meses, son casi 2,000 libras. –Los ojos de su madre se aguaron.
Louis estaba harto de eso. Pero esta vez no estaba dispuesto a permitir que la falta de dinero afectara la salud de su padre.
–Está bien mamá. –Se acercó hasta la mujer y la rodeó con sus brazos–. Encontraremos una solución, no te preocupes, te juro que no dejaré que papá sufra más. –intentó mostrarse lo más fuerte posible, tenía que hacerlo, tenía que ser fuerte por todos ellos.


Harry tocó el claxon de su auto para hacerle saber a Louis que había llegado por él. Estaba tan ansioso por verlo que se miraba una y otra vez al espejo del auto para asegurarse que luciera bien.

Después de la conversación que habían tenido la noche anterior, estaba casi seguro de que Louis llevaría una actitud diferente, es decir, tal vez se había dado cuenta que Harry realmente lo quería para mucho tiempo.
Mientras esperaba a que el menor saliera de su casa, comenzó a observar el barrio donde Louis vivía. Era horrible, patético. No podía entender cómo era que alguien con la elegancia que portaba Louis viviera en ese horrible lugar.
Las banquetas estaban levantadas, las casas era casi del tamaño de su habitación en casa de sus padres, llevaban pintura desgastada y de colores horribles, los jardines estaban secos y sin flores. Era una mierda.
–Bueno, por lo visto este es un mundo nuevo para ti. –mencionó Louis abriendo la puerta y entrando al automóvil. Había notado antes desde la ventana de su casa como Harry observaba todo con cara de disgusto. Harry lo miró y sonrió automáticamente, se acercó hacia él y trató de besarlo–. No Harry, mis padres pueden verlos. –señaló con la cabeza hacia su casa y lo alejó de él.
Louis se veía bastante serio. Giró su cabeza hacia la ventana al mismo tiempo que se abrochaba el cinturón de seguridad. Parecía perdido, pero es que en realidad tenía demasiado miedo por la situación de su padre. Además de todo ver a Harry solo le preocupaba aun mas, todo lo que él le hacía sentir le hacía daño.
El rizado lo observó y pudo darse cuenta de que Louis no estaba bien. Tomó su mano y entrelazó sus dedos para después prender el auto y salir de esa horrible colonia. –No es un mundo nuevo. –habló.
El menor no logró entender a lo que se refería. –¿Eh?
–Que no es un mundo nuevo para mí. Tu mundo solo es muy diferente al mio, pero no nuevo. –Le dio una sonrisa, elevó sus manos entrelazadas y dio un besito sobre los dedos de Louis–. ¿Te pasa algo? –El menor se mantuvo en silencio, ni siquiera miraba a Harry, tan solo miraba hacia la ventana con el rostro escondido–. Príncipe, te estoy hablando. –volvió a insistir.
Harry manejaba sin prestar mucha atención a la carretera.
–Todo bien, “Rey”. –hizo énfasis en la última palabra. Harry comenzó a reír y aprovechó que el semáforo cambió a rojo para besar al menor. Ésta vez no se lo prohibió, de hecho recibió los labios del rizado con demasiada necesidad–. Todo mal, Harry. –confesó entre el beso para después separarse y ocultar su rostro dentro del cuello del mayor.
Se sorprendió por la actitud de Louis, tan solo lo abrazó por la cintura y cuando el semáforo cambió a verde se las arregló para conducir a pesar de tener al pequeño sujeto fuertemente a su cuello–. ¿Qué pasó?

Resulta que para Louis todo se había revuelto. Oliver, su padre, Harry, todo. Necesitaba mantener a Oliver callado por lo que había visto, necesitaba conseguir el dinero para la operación de su padre, necesitaba que Harry


dejara de actuar como un maldito encanto para poder ser tan hijo de puta con él como solía serlo.
–Nada. –no podía pedirle el dinero a Harry, sin embargo sabía que era su única oportunidad de tener esa cantidad. Se separó del mayor y trató de actuar como era necesario, no como un maldito débil–. Es solo que tengo problemas en casa.
–¿Qué clase de problemas? –se acomodó mejor en su asiento y continuó manejando. Ese día Harry se veía muy bien, no llevaba traje formal, llevaba una camisa polo roja junto con jeans negros ajustados color negro.
–Problemas de adolescentes. –Quería decírselo, realmente quería contarle lo que pasaba con su padre, pero temía tanto que Harry se burlara de él como lo había hecho en un pasado, que prefería tragarse sus palabras–. ¿A dónde vamos?
–Tenemos que trabajar bebé, a la oficina. ¿O a dónde querías ir? –Lo miró con una sonrisa traviesa que Louis intentó regresarle.
–Está bien. Tienes razón, hay mucho trabajo. –buscó la mano del mayor y volvió a entrelazar sus dedos. Sentía bonito cuando hacia eso.
Harry siguió manejando por un largo rato. Sus manos entrelazadas se encontraban justo en el espacio que separaba sus asientos. Louis sentía su corazón latir muy fuerte, también sentía como si sus ojos se entrecerraran constantemente ante la sensación de cosquilleo que inundaba su estomago.
¿Qué estaba pasando y por qué se sentía así al estar tomados de la mano?


Comenzó a acariciar con la yema de su dedo la mano de Harry. Él lo miró de reojo y sonrió, también le gustaba demasiado la sensación de tener a Louis junto a él.
–¿Tienes hambre? –preguntó Harry desviándose hacia el estacionamiento de un centro comercial. Louis negó con la cabeza–. ¿Ya desayunaste? –preguntó con tono de voz serio. Seguía preocupándole bastante la forma en la que Louis se saltaba las comidas.
–Sí, desayuné en casa. –Mintió, sin embargo no tuvo que hacer mucho para que Harry le creyera.
–¿Me lo prometes? –No buscó algún lugar disponible, tan solo se dirigió directamente a la zona de valet parking. Louis asintió y le regaló una sonrisa–. De

acuerdo, bebé. Acompáñame a comprar un café. –apagó el auto y salió de él entregando las llaves al hombre del servicio.
Louis imitó la acción y esperó a Harry para caminar dentro del centro comercial.
Mientras caminaban por el lugar, Louis observaba como Harry miraba los mostradores de las tiendas de marca, paraba constantemente y miraba detalladamente alguna prenda en especial. Louis tan solo lo observaba a él, y a su hermosa manera de morder constantemente sus labios al caminar. Quería tomar su mano, pero sabía que era imposible con tanta gente cerca de ellos.
–¿Qué vas a comprar? –preguntó cuándo comenzó a aburrirse. Harry miraba todo detalladamente, como si realmente fuera un aficionado de la moda.
–Solo quiero un cappuccino, vamos a Starbucks. –Por fin desvió su mirada de las tiendas y fueron directo hacia el área de comida.
Al llegar al lugar Harry ordenó lo que quería y después preguntó a Louis si quería alguna cosa, él se negó y mientras esperaban la orden del mayor, Louis se dio cuenta que necesitaba hablar con Harry sobre lo de su padre, sin importar su orgullo o lo que pudiera pasar, necesitaba sanar a su padre y Harry era la única persona que podía ayudarlo.
–Harry… –susurró con la mirada baja, mantenía el ticket del pedido en sus manos y lo arrugaba con nerviosismo.
–Dime. –habló sin prestarle mucha atención, miraba algo en su móvil.
–Necesito pedirte algo. –Harry bloqueó su móvil y lo miró.
–Sí, dime, haré lo que me pidas. –Se veía preocupado, pues dedujo que era algo relacionado con los “problemas adolescentes” de lo que Louis había hablado esa mañana.
–Es que… no sé cómo decirlo, pero –La mujer del Starbucks los interrumpió llamando el nombre de Harry para que recogiera su pedido.
Caminó hasta el mostrador y tomó su café, dio las gracias y volvió rápidamente hacia Louis. –Perdón, bebé, sigue. –dio un sorbo a su café e hizo una mueca al quemarse la lengua.
Louis respiró profundo y continuó. –Necesito que me prestes 2,500 libras.
Harry comenzó a toser cuando escuchó sus palabras. No era una cantidad excesivamente grande, pero si lo suficiente para que fuera extraño que Louis le pidiera eso. –¿2,500? ¿Para qué necesitas tanto dinero?
Comenzaron a caminar fuera de la cafetería, Louis parecía bastante nervioso y para él eso era frustrante, antes podía pajearse frente a Harry en la oficina sin sentir temor, pero ahora todo era diferente, le temía aun más al rechazo del rizado.

–Mi papá. –Bajó la mirada–. Mi papá está enfermo y necesitan operarlo antes de que se agrave más su situación. Tú sabes que mi familia no es como la tuya, que nosotros no tenemos el dinero suficiente ni siquiera para cubrir un mes de medicinas. Esto es una mierda, sabes, una mierda, una horrible mierda. – Comenzó a hablar inconscientemente, sintiendo la confianza suficiente para descargar la frustración que todo eso le hacía sentir–. Y no es justo, porque tu familia está sana, tienen todo lo que alguien puede necesitar, son felices a pesar de lo mierda que son todos los Styles. Mientras que mi familia está en lo más denigrante, hemos llegado a estar en situaciones donde no sabemos si vamos a poder comer al día siguiente, y luego llegas tú, y me muestras aun más lo malditamente injusta que es la vida. –parecía que estaba molesto con Harry, le hablaba elevando la voz, reclamándole como si él fuera el culpable de algo.
–Hey, cálmate, te daré el dinero. –intentó tomarlo entre sus brazos. Louis lo aventó hacia atrás.
–Todo esto es una mierda, me haces sentir como una mierda cuando estoy junto a ti y me doy cuenta de lo fácil que te es gastar el dinero a lo estúpido.
–Louis, relájate, ven. –lo tomó de la mano a la fuerza y lo jaló hacia una dirección en especial. Louis estaba muy enojado, había comenzado a descargar todo su coraje, y aunque Harry no fuera culpable, Louis lo sentía así, para él Harry era el culpable de que la enfermedad de su padre hubiera agravado. Y es que si no lo hubieran despedido de esa manera no estaría pasando nada de eso.
–Eres un hijo de puta, asqueroso, maldito, cerdo, hijo de papi, estúpido, animal, ojala te pudras. –continuó diciendo mientras caminaba junto con Harry.
–Ya cállate. –Rodó los ojos y no paró de caminar hasta llegar a un banco dentro del centro comercial–. Ten, detenme esto. –entregó su café al menor y entró al cajero automático para demostrarle a Louis que le daría el dinero sin ningún problema.
Louis respiró profundo para tranquilizarse y sonrió al darse cuenta de que había logrado lo que quería. No era exactamente de la manera que quería hacerlo, pero al fin y al cabo lo había conseguido. Si Harry le entregaba el dinero de forma tan rápido, era obvio que haría cualquier otra cosa que le pidiera.
–Lo siento, “amorcito”. –mencionó y entró al banco junto con el rizado.
Harry había metido su tarjeta de crédito a un cajero, marcó su clave de seguridad y Louis a su espalda miró cuál era “2202”, se la memorizó, no podía olvidar algo tan importante. –Te pones como fiera en un ratito, controla tus hormonas de niño bebé. –mencionó mirando la pantalla de la maquina, marcó la cantidad que Louis le pedía y esperó a que saliera el dinero.

Louis comenzó a reír escandalosamente. –Así te gusto. –susurró y se dio la vuelta para observar su alrededor, dio un sorbo al café de Harry y se percató de unos hombres que los observaban de manera sospechosa.
Los hombres llevaban gorras y lentes obscuros y parecían muy atentos en lo que los chicos hacían, Louis estuvo a punto de decirle al rizado cuando éste lo interrumpió.
–Mierda. –Dio un leve golpecito a la maquina.
–¿Qué pasa?
–Me indica que tengo que pasar con un ejecutivo para cobrarlo personalmente, es una fuerte cantidad de dinero y no me la quiere dar esta máquina.
–Pues hagámoslo. Ya estamos aquí. –Retiraron la tarjeta del mayor y entraron a las oficinas del banco. Louis se olvidó de los hombres que los observaban.
Entraron al lugar y fue un alivio para el rizado darse cuenta que no había mucha gente, rápidamente una ejecutiva los atendió. –Adelante, pasen conmigo, yo los atenderé. –sonrió ella de manera amable.
–Buenos días… –susurró Harry mirándola de arriba hacia abajo. La chica era una rubia joven de cabello rizado y largo, muy alta y con cuerpo precioso.
Louis notó la actitud de Harry, pero se quedó en silencio. Pasaron al escritorio de la chica y Harry le explicó la situación de manera lenta y jugando a ser el seductor.
–No hay problema, joven. Ya le traigo el dinero en efectivo. –Mencionó la chica mirándole a los ojos, sonriendo “tímidamente” y enredando su cabello en su dedo índice.
–De acuerdo, guapa. –Habló el mayor sin despegarle la mirada–. Solo que no tardes, no me quites el placer de verte.
Louis estaba sorprendido. Harry le estaba coqueteando a esa zorra frente a sus ojos.
La chica se levantó para traer el dinero y él solo la siguió con la mirada, con ojos lujuriosos por la chica. Parecía un animal que solo actuaba por instinto.
–Bésame. –mencionó Louis con tono de voz molesto. Estaba por golpearlo por la humillación que sentía al verlo coquetear con esa chica.
Harry lo miró confundido. –¿Qué?
–Bésame. Cuando vuelva esa zorra quiero que me beses. –no lo miraba, miraba hacia enfrente y movía su pierna de arriba hacia abajo, intentando controlar sus celos excesivos. Harry comenzó a reír–. No estoy bromeando imbécil. –Lo miró

molesto–. Bésame cuando vuelva esa zorra o yo te besaré para que se entere a quién le perteneces.
–¿Puedes tranquilizarte? –Susurró para evitar que los demás ejecutivos escucharan, ya que comenzaban a mirarlos de forma extraña–. No seas celoso, sabes que tú eres al que más deseo. Pero tienes que admitir que esa tía está buenísima.
Louis sintió un nudo formarse en su estomago, quiso decir algo mas cuando la ejecutiva volvió hacia ellos con un sobre amarillo. –Aquí está su dinero, joven Styles. –entregó el sobre al rizado y continuó con el jueguito de los ojos seductores.
–Muy bien, ¿Le firmo algún recibo?, o prefiere que le firme cualquier otra cosa – Parecía que Harry no había comprendido los celos de Louis.
La chica comenzó a reír y le entregó un papel, Harry lo tomó, sin embargo sostuvo la mano de la chica al mismo tiempo sin soltarla.
Louis ya no podía soportarlo más. –Amor, puedes darte prisa, quiero que nos vayamos ya, tengo ganas de que me folles. –mencionó mirando directamente a la rubia, que pareció completamente sorprendida al escucharlo.
Harry se coloró por completo. –Mierda, Louis. No digas estupideces. – comenzó a reír nerviosamente, intentando arreglar algo.
–¿Estupideces? –preguntó sintiendo su corazón latir muy fuerte. Mandó todo a la mierda y se acercó hasta él para comenzarlo a besar húmedamente, metiendo su lengua sin pudor a la boca del rizado.
La chica bajó la mirada aun sorprendida.
Harry lo empujó lejos. –¡Mierda! ¿¡Qué carajos te pasa!? –gritó molesto limpiando la saliva del menor que yacía sobre su boca.
–Vete a la puta mierda, imbécil. –se levantó del asiento y salió del banco rápidamente.
Harry se dio cuenta de lo que acababa de hacer, maldijo en sus adentros y firmó los recibos lo más rápido que pudo, agradeció a la chica al mismo tiempo que tomaba el sobre y salía del lugar intentando alcanzar a Louis. – ¡Hey! ¡Espérate! – gritó comenzando a correr, ya que Louis ya iba muy lejos.
Cuando llegaron hasta el estacionamiento Harry logró detenerlo tomándolo del brazo. –Cálmate, bebé. Aquí está el dinero que me pediste. –se lo entregó, pero Louis lo dejó caer al piso y trató de soltarse–. Mierda, esto me pasa por enamorarme de niñitos de tu edad…. –bufó agachándose para rejuntar el dinero sin darse cuenta de lo que acababa decir.

Louis se quedó congelado por lo que escuchó de parte de Harry, lo miraba con los ojos muy abiertos. De nuevo se activaron esas maripositas que vivían en su estomago. Harry reaccionó de igual manera quedándose en silencio y maldiciendo por lo imbécil que era,cuando estuvo a punto de decir algo unos hombres los
tomaron por detrás, cubriéndoles la boca y sosteniéndolos fuertemente Louis sacó el dedo de en medio en dirección hacia Harry sin parar, caminaba
directo al estacionamiento. –¡Muérete! –se sentía humillado y no quería verlo ni
hablar con él.
para evitar su movimiento, eran aproximadamente 4 y estaban armados.
–Hagan lo que les pedimos y nadie saldrá herido, caminen. –susurró uno de ellos mirando a su alrededor apara comprobar que nadie los estuviera viendo, los apuntaron con las armas y los obligaron a caminar junto con ellos.
Eran los mismos hombres que Louis había visto afuera del banco unos minutos antes.
Y ahora los tenían.

Luxury's louis ( De  Fer_tommo) Larry stylinson Onde as histórias ganham vida. Descobre agora