Parte dos: Trabajo duro

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Parte dos: Trabajo duro

La convivencia se volvió una costumbre. Suho, después de recuperarse, parecía cada vez más satisfecho con esa complicidad y extraña relación que Kai y D.O mantenían. Mientras el mayor tenía cada vez más responsabilidades y cosas que hacer, Kai se dedicaba a custodiarlo y cuidarlo de cualquier peligro, estén donde estén.

Los negocios que tenía Suho no eran para nada inocentes, lícitos o agradables. Pero la fuerza, liderazgo y la organización de Kai, sumada a las buenas ideas, la inteligencia y el manejo económico de D.O tenían a todos sus trabajos sucios produciendo literalmente miles de won al día.

Y la relación sin lazos que los dos crearon no se limitaba al trabajo, sino a lo personal también. Cada vez que cualquiera de los dos tuvieran ganas o "necesidades" el otro estaba dispuesto a ayudarlo con eso.

Y eso los convirtió en un equipo. En dos personas que se necesitaban sin tener una conexión emocional, sin estar en una relación, limitándose exclusivamente al trabajo y al desfogue de sus hormonas. Era perfecto para ambos y podían continuar así indefinidamente, o al menos eso era lo que D.O pensaba.

* *

Acostado cómodamente en su habitación en su nuevo colchón, un detalle de Suho después de toda su ayuda, D.O se cubre hasta los ojos con las mantas y mueve su cuerpo sintiendo el cómodo calor.

Está a punto de dormirse cuando siente una presión a un lado y las mantas se retiran. D.O no se sorprende, es más, ni siquiera se mueve cuando unas manos empiezan a deslizarse por su piel, retirando el largo suéter y pantalones de algodón que usa para dormir. Con los ojos todavía cerrados, se da la vuelta y cuando quiere devolver las caricias se encuentra con una tela áspera.

–Kai... todavía tienes los jeans puestos– le reclama medio dormido.

–Bueno, no por mucho.

D.O no pudo evitar dejar salir una risita cuando Kai se revolcó con el dentro de las mantas, haciendo todo un desastre al intentar sacarse los pantalones con una mano y las piernas mientras la otra manoseaba tanto como podía el cuerpo del mayor. Entre risas, mordiscos y besos repartidos por todas partes, Kai paró repentinamente, sorprendiendo al muchacho.

–¿Pasa algo?– pregunta un poco preocupado, hasta que esa sonrisa aparecer frente a su rostro.

–Tengo un regalo para ti.

D.O se tapó la cara con ambas manos intentando no reírse exageradamente entre alivio y vergüenza. Una botella decía LUBRICANTE adornada con letras fosforescentes. Kai era muy hábil en lo que hacía, pero lamentablemente era un poco doloroso e incómodo en todas ocasiones. No en esta.

Kai mordió su cuello con un poco de fuerza para mantenerlo quieto mientras lo preparaba. D.O quería retorcerse entre el dolor y el placer y se desesperaba por culpa de tantas emociones al mismo tiempo.

–Por.... favor– era lo único que lograba articular mientras unos dedos entraban sin advertencia dentro de él. Kai se mordió el labio mientras le miraba directamente a los ojos entrando cada centímetro lentamente.

–Tu mandas– susurró el menor en su oído– Si algo te duele o quieres parar, dilo con confianza, ¿si?

–¿P–puedes... podrías– gimotea el chico aferrándose a los brazos del otro– ir... más rápido?

Con mucho gusto, Kai aumentó el ritmo mientras seguían haciéndose preguntas si la postura estaba bien, si querían ir más rápido, si estaban disfrutando, si ya llegaba. Se entendían muy bien en la cama y esa satisfacción tenía muy buenos resultados.

Mío (Kaisoo)Where stories live. Discover now