Mío (Kaisoo)

Parte dos: Razones de peso

Parte dos: Razones de peso

Tres días habían pasado desde que D.O había dejado aquella incómoda pregunta en su mente. ¿Por qué hacía lo que hacía?

Siempre fue bastante evidente para él: cumplía con su trabajo en primer lugar, hacía todo lo que Suho le mandara y se encargaba de imponerse y castigar a las personas que lo provocaban o lo desafiaban. Personas como D.O.

Lo que le fastidiaba en realidad, es la forma en la que el joven había insinuado que había otra razón escondida para su actitud y eso definitivamente lo sacaba de quicio. ¿Qué es lo que pensaba? Era necesario averiguarlo. Incluso si la curiosidad mataba al gato.

Así que Kai siguió los pasos de D.O durante un día entero, no sólo para monitorear que no haga nada estúpido, sino para buscar la oportunidad perfecta de enfrentarlo y obligarlo a dejarse de jueguitos y decir las cosas como son. Estaba seguro que sería algo tonto, así que estaba listo para contrarrestar cualquier cosa que saliera de la boca del otro.

* *

D.O es muy bueno en matemáticas y con las cuentas. Suho confía ciegamente en él cuando se trata de esas cosas, ya que ha confirmado sus habilidades con gran sorpresa. Por lo tanto, D.O se ha ganado el encargo principal de revisar que los números y las cuentas de todos los de su zona estén bien hechas y no quieran estafar a nadie. Kai conoce a Suho, siempre se rodea de personas que puedan hacer bien su trabajo y que le sean fieles.

Kai observa a D.O por un rato mientras está sentado cerca de una de las oscuras y desagradables esquinas de las estrechas calles de esa zona norte de Seúl. Está murmurando cosas, seguramente relacionada con las cuentas que tiene que hacer y, mirando para todos lados, divide el dinero que tiene en dos paquetes diferentes, antes de guardarlo en su mochila, levantarse y continuar con su camino.

Estúpido.

Si Kai no fuera de su mismo grupo, no dudaría en robarle todo eso con mucha facilidad. ¿Cómo se le ocurre contar dinero en medio de la calle y arriesgarse de esa forma?

Tiene que darle una lección.

D.O está casi por llegar a su destino cuando siente un golpe en la parte de atrás de su rodilla que le hace perder el equilibrio. En un movimiento rápido Kai logra tenerlo a su merced en cuestión de segundos.

-Si fuera del grupo de Kris, fuera muy fácil para mi quitarte todo ese dinero que llevas encima. ¿Acaso no te hemos enseñado que tienes que ser más cuidadoso?- Unas manos, conocidas ya para D.O, se enredan en su cabello y lo sostienen con fuerza. Cierra los ojos y hace lo posible para no moverse y que el agarre sea lo menos doloroso posible.

-¡Déjame Kai! No eres del grupo de Kris, ¿por qué harías esto?- D.O lucha internamente contra la incomodidad de su postura, pero sigue sin moverse, sabe que es mejor así.

-Contando dinero en una esquina como un novato. ¿Cuántas veces hay que enseñarte cómo hacer las cosas?

-¿Me estabas siguiendo?- la pregunta lo desconcertó por un segundo. ¿Estaba bien admitir abiertamente que lo hacía?

-Estaba en mi camino aquí y lo vi todo, por eso quería que aprendas que las cosas no se hacen de esa manera, pequeño niño estúpido. Que pongas tu bonito trasero en riesgo no me importa, pero ese dinero del que te haces cargo es de todos y me niego a pensar que puedas perderlo por ser tan tonto e imprudente.

- ¿Por qué haces esto, Kai? ¿Por qué?- El nombrado deja el cabello de D.O y lo suelta, la repentina liberación haciéndole caer al suelo.

-Porque es divertido.