Capítulo 12🌟

7.5K 708 183
                                    

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.


—Niña, ¿Por qué lloras?—Moira sintió su cuerpo estremecerse al escuchar una voz detrás de ella. Una voz que, extrañamente, sí llegó a reconocer.

El portador de la misteriosa voz se acercó lentamente hacia ella y Moira giró sobresaltada al sentir su presencia detrás de su espalda. A pesar del susto, no escapó. Él se agachó y sacó un pañuelo del saco rojo que siempre traía puesto consigo y secó las gotas que aún quedaban sobre el rostro de Moira. La menor no se inmutó ante el tacto ajeno. Tan solo se dedicó a observarlo pendiente de cada paso que el capitán fuera a dar. Sabía que James Garfio no era una persona de confiar y, para ser sincera consigo misma, se encontraba tan destruida en cuanto a la cuestión emocional que no tenía ganas siquiera de salir huyendo o de enfrentarse a un combate más.

—No... yo n-no.—Moira tartamudeo ante la pregunta del capitán sin poder contestarla. Estaba cansada de mentirse a sí misma en cuanto a lo que pensaba, sentía o creía. Los ojos de la menor volvieron a humedecerse.—Sí, estoy llorando.—Finalizó.

—Las niñas valientes como tú no deberían llorar...

Moira alzó el rostro ante las palabras del capitán. ¿Valiente? ¿Lo decía en serio o solo era un tonto halago para fingir ser amable?

—¿Qué es lo que quiere?—Preguntó de manera cortante y desconfiada.

¿Cómo siquiera había llegado a Londres? ¿Quién le había contado acerca de su paradero?

La presencia del capitán solo indicaba problemas y Moira ya tenía suficiente con los suyos. Además, no le tenía ni una pizca de miedo.

—¿No puedo consolar a una dama?—El capitán guardó su pañuelo y se volvió a incorporar quedando frente a Moira en una postura neutral.

—Dudo mucho que alguien como usted siquiera sepa lo que es tratar a una dama.—Gruñó.—O me considere como una.

El Capitán asintió ante las palabras de Moira con indiferencia.

—Tal vez, querida Moira Darling, podrías confiar un poco más en las personas.—Se encogió de hombros.—Aprender sobre la confianza es muy importante.

—¿Confiar en quién? ¿En usted?

—No claro que no. Eres muy joven para confiar en un viejo como yo. Todos los adultos mentimos.—Argumentó el mayor.—¿Por qué no confías un poco más en ti misma?

¿En mí?

Moira ocultó la mirada. Sabía que no debía darle a notar al capitán señales de debilidad o ingenuidad, pero tampoco podía evitarlo. No confiaba en nadie ni en nada. Ya no quería hacerlo. Ni siquiera confiaba lo suficientemente en ella.

¿Y qué ocurrió con Peter Pan? (EN EDICIÓN)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora