Capítulo 17🌟

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Los ojos teñidos de rojo carmín que poseía el Capitán Garfio chocaron contra la mirada insolente y despreocupada de su adversario

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Los ojos teñidos de rojo carmín que poseía el Capitán Garfio chocaron contra la mirada insolente y despreocupada de su adversario. El muchacho se encontraba rodeado de casi la mitad de la tripulación del barco, quienes le hacían guardia al  temible jefe del Jolly Roger. Cuando Peter se percató de esto, inmediatamente comenzó a levitar.

—¿Te han abandonado, Pan?—Gritó el Capitán con sarcasmo en sus palabras, ocultando detrás de aquella pregunta un extraño sentimiento de sorpresa. Lo cierto era que el chico nunca hacía acto de presencia por si solo en el barco. Peter Pan no era nada bruto en aparecer por su cuenta y mucho menos sin un plan de combate perfectamente elaborado para desafiar a los mal vivientes piratas y eso, sin duda alguna, era un dato que el Capitán conocía de memoria y hasta admiraba.

—Yo, por mi cuenta, podría combatir contra cien de ustedes.—Sonrió el egocéntrico y orgulloso Peter Pan. Aquella actitud descarada acompañada de tan torpe y narcisita sonrisa, era la característica que más despreciaba el capitán de su fiel enemigo.

—Espero que eso sea cierto.—Habló entre dientes.—Porque de no ser así, me temo que lo vas a lamentar.

El capitán sintió muy por dentro de sus entrañas que por fin había llegado la hora de ponerle un punto final a su historia para siempre. De terminar con aquella carismática sonrisa de una vez por todas. Sentía que esa noche y sin duda alguna, se sabría quién era el verdadero vencedor del cuento. Y una voz en su interior le gritaba que sin duda alguna, al terminar el día podría celebrar su victoria.

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No podía haber magia más fuerte que la de un hada, o al menos eso era lo que  pensaba Moira mientas reunía rápidamente algunos polvillos de hada que se encontraban esparcidos por el cuarto. Esperaba que aquellos pocos polvos de hada le sirvieran de algo. Campanilla era ahora la única solución confiable a la que ella podía recurrir.

—Esos polvos solo nos sirven para volar Moira, no resultará.—Titubeo el hadilla con la mirada perdida hacia la nada.

—Es magia ¿No es cierto? En algo tenemos que confiar.

—No es la magia que tú esperas encontrar.—Explicó Campanilla.—Tuve que hacer un trato con el capitán para solicitar magia negra. Magia de la escoria y de las sombras que solo esos canallas me podían ofrecer. No servirá.

—Si piensas que es imposible seguro no lo hará, ese es el verdadero secreto.—Moira colocó en la palma de las manos de Campanilla los pocos polvillos que acababa de reunir—Ahora cierra los ojos y piensa en tu verdadero tamaño. Por favor.—Rogó.—Es nuestra última oportunidad.

Campanilla así lo hizo: Pensó en cuando podía volar con  tal agilidad y velocidad, o en cuando Peter Pan la dejaba posarse sobre su hombro para que esta pudiera descansar y tomar una siesta. Pensó en todas las aventuras que alguna vez vivió a su lado, siempre fiel; y en todas esas carcajadas con las que ambos se habían acompañado. Recordó con fuerzas ese preciso momento en el que había encontrado a un niño solo y perdido llorando en los Jardines de Kensington y decidió ayudarlo.

¿Y qué ocurrió con Peter Pan? (EN EDICIÓN)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora