Capítulo 19🌟

4.3K 480 87
                                    

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.


Moira Darling fue despertada por un tenue y agradable sonido que se distinguía a lo lejos. Al incorporarse, notó que todo su cuerpo le dolía. Posiblemente debido a ese victorioso momento vivido en la gran batalla de ayer contra James Garfio y su tripulación pirata. Las comisuras de sus labios se alzaron involuntariamente al reconocer la fuente de aquella suave pero contagiosa melodía que estaba logrando sanar cada uno de sus malestares con su mágica vibración: La flauta de pan.

En puntillas, salió de su improvisada cama para observar (y admirar) al creador de dichas melodías. Peter Pan, por su parte, no podía dejar de mirar hacia el infinito cielo, pensando en aquella persona que había sido por un largo tiempo la musa de su inspiración.

¿Qué estarás haciendo ahora? ¿Qué nueva aventura vendrá para ti? Oh Wendy...

Una vez más sus palabras estaban llenas de razón, pensó Peter, es cierto que tarde o temprano todo llega a su fin.

Y hablando de Wendy Darling...

¿Qué estrella era ahora? ¿Y por qué no la veía?

Su luz tenía que ser hermosa. Brillante y hermosa, como la madre de todas las estrellas, alzada en el oscuro manto...

—¿A qué hora necesitas regresar a casa?—Moira se sorprendió al escuchar la pregunta de Peter, pues juraba que el chico no se había percatado de su presencia en la habitación.

—Ahora.—Murmuró. Y Peter Pan solo bajó su mirada, adentrándose en sus pensamientos. Le había prometido que la regresaría a casa, y que Moira volvería (una vez más) a su hogar sana y salva.

Tenía que admitirlo, jamás le había pesado tanto ser un hombre de palabra.

Sus manos tomaron unas ramas que se encontraban en el suelo para romper algunas de estas en diminutos trozos. Tenía que controlar y canalizar sus emociones de alguna manera.

—Peter...—Moira se animó a continuar con la conversación, pero esta vez no tuvo miedo de observar la reacción del muchacho. Su mirada seguía perdida en la nada.—Prométeme que vendrás a visitarnos a mí, a mi madre, a Wendy...—Peter Pan tensó la mandíbula al escuchar el último nombre.—Y a mi hija , claro, cuando la tenga. Porque tengo muy claro que tendré una.

—¿Hija?—Repitió confundido.

—Claro que sí.—La castaña le regaló una sonrisa, pero el chico no fue recíproco. 

Moira no necesitaba ser un genio para entender que al muchacho simplemente no se le daban bien las despedidas. Así que, con la intención de aligerar la tensión que se acumulaba entre ambos, decidió hacer lo que a todas las Darling se les daba por excelencia: Hablar, hablar y hablar.

—Sí me preguntas por su nombre, quiero que se llame Lauren, o Wendy.—Contestó la castaña dejándose llevar por su imaginación.—Y en unos años, no lo sé, tal vez tú y ella puedan crear nuevas historias.

¿Y qué ocurrió con Peter Pan? (EN EDICIÓN)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora