Devi trató de ocultar lo mejor posible el estupor que le había provocado aquella noticia. Que ella recordara, Vanessa nunca le había comentado nada sobre aquella beca de Jack...

-Sin embargo... - Comenzó él, volviendo a mirar a Devi. – La rechacé.

-¿Qué? ¿Por qué? – Comentó Devi, desconcertada.

-Porque sabía lo mucho significa para Vanessa ir a la universidad. Desde que tenía doce años no ha hablado de otra cosa; sé que es su sueño. Y... las universidades son terriblemente caras. Mis padres llevan ahorrando muchísimo tiempo para que pueda ir; ya sabes... bueno, supongo que ya sabes que mi familia no tiene mucho dinero, y el hecho de que Van vaya a la universidad va a suponer un gran sacrificio para ellos. – Soltó un suspiro y bebió un sorbo de agua antes de continuar: - Incluso con aquella beca la cantidad de dinero que habría supuesto para mi familia que yo fuese a la universidad era desmesurada. Además, también es cierto que desde pequeño me ha encantado ir al taller de mi padre a verle trabajar, y que la mecánica también me ha interesado siempre bastante. Y por eso... decidí no comentarle nada a mi familia sobre la beca y la rechacé para que Vanessa pudiese cumplir su sueño. La felicidad de mi hermana significa para mí mucho más que el hecho de tener un título universitario o no.

Devi se sintió increíblemente emocionada ante las palabras de Jack, como si hubiesen cavado un pozo en su pecho o como si le hubiesen dado una patada en el estómago. Se tapó la boca con una mano y trató por todos los medios de no soltar ni una lágrima. No solo estaba conmocionada por la revelación de Jack, sino que también se sentía culpable por haber dado por hecho, durante unos instantes, cuando él le había confesado el rechazo de la beca, que Jack había tenido las mismas oportunidades y facilidades que ella para poder entrar en la universidad.

Y aquello la aterraba, porque era en momentos así en los que más se recordaba a sí misma a su padre. Y lo último que quería en el mundo era convertirse en una persona como John Matthews.

-Oh, vaya, Jack, eso es... ese sacrificio que hiciste por tu hermana... - Tartamudeó Devi, sintiendo que las palabras se le amontonaban en la boca, queriendo salir todas al mismo tiempo. – Es increíble. Eres una persona maravillosa. – Y entonces, sin pensar en lo que estaba haciendo, cubrió la mano que Jack tenía sobre la mesa con las suyas y le dio un apretón.

Durante unos segundos ambos permanecieron completamente quietos en aquella posición, y cuando, tras aquel momento de conmoción, alzaron la mirada, ambos volvieron a sentir esa especie de eléctrica atracción que habían sentido la primera vez que habían permanecido tan cerca el uno del otro, cuando habían hablado de verdad después de tantos años. Ambos sintieron esa forma alocada en la que el corazón se les aceleraba y ese cosquilleo en el estómago, sin saber que el otro se sentía de igual forma.

Devi se sonrojó ante su propia reacción y apartó su mano de la de Jack, temiendo haberse propasado con aquel gesto, sin ser consciente de que, en realidad, lo último que deseaba Jack era que hiciese precisamente eso.

-De todas formas. – Volvió a hablar Devi, tras un carraspeo, esperando poder, así, apartar ese extraño momento que acababan de vivir. – Tus padres lo habrían comprendido, Jack. Ellos... ellos os quieren muchísimo a ti y a Vanessa, y... y son muy comprensivos. De hecho, no puedo imaginar unos padres más benevolentes. Los míos no son así. – Lo último que quería era volver a hablar de sí misma y que Jack pensase que era una ególatra que solo se preocupaba por sí misma. Sin embargo, su mirada atenta y su rostro, que le transmitía tanta confianza, parecían animarla a continuar, así que eso hizo: - No podrían preocuparse menos por mí o mi hermana, pero vosotros... vosotros tenéis la suerte de que en vuestro caso sea todo lo contrario...

-Oh, vamos, Devi, ¿cómo no van a preocuparse por vosotras? – Intervino Jack, escéptico. - ¿Cómo no iban unos padres a preocuparse por sus hijas?

Warrior | l. t. |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora