-Lo cierto es que suelo estar bastante controlada. Quiero decir, en realidad hay pocas cosas que haga de las que mi padre no tenga constancia. Cuando nos encontramos el otro día en la Noche de Fogata me había escapado sin permiso. Y ya viste la ridícula escenita que montó mi madre en la panadería de la tuya. Para mi padre, debo dedicarme en cuerpo y alma a esforzarme todo lo posible para entrar en Oxford, aunque, y no me malinterpretes, está claro que ya tengo una plaza asegurada: no solo por todo el dinero que tiene mi familia, sino también porque él estudió allí. – El tono afligido con el que Devi pronunció aquellas palabras le hizo ver a Jack que, sin duda, no se sentía nada afortunada por tener aquella ventaja. – Para él, mi único objetivo en la vida debe ser prepararme lo mejor posible para convertirme en una abogada tan respetada como él y heredar el bufete, ya que no ha tenido ningún hijo varón que lo haga. – Un sonido de desagrado se escapó de su garganta. – Pero lo cierto es que...

Sin embargo, se detuvo en esa parte, consciente por primera vez de que, de nuevo, había comenzado a hablar demasiado y de forma excesivamente atropellada, sin pararse ni un solo segundo a pensar si todo aquello realmente le interesaba a Jack. Por ello, ruborizada, cerró de golpe la boca y se encogió levemente.

-Lo siento mucho, me he puesto a parlotear como un loro... - Se disculpó, realmente avergonzada.

-No te disculpes. – Dijo Jack al instante. – Me encanta escucharte. – Añadió, involuntariamente. Aunque aquello era totalmente cierto, aún se sentía ligeramente cohibido en lo que respectaba a Devi, y no quería que ella pensase mal de aquel tipo de comentarios. – Por favor, sigue. – Le pidió, de corazón.

Devi se sintió cuando menos conmocionada ante las palabras de Jack. Y por ello, con renovado entusiasmo, y sintiendo que podía confiar plenamente en él, dijo:

-Yo... bueno... Lo cierto es que Derecho no es a lo que realmente quiero dedicarme. Sí, me parece una carrera muy interesante, pero no es... mi vocación, ¿sabes? En realidad, yo... yo quiero estudiar Literatura. Es lo que realmente me apasiona. Siento que solo cuando estoy leyendo soy realmente feliz. En la literatura encuentro realmente un descanso de... de lo que es mi vida. No sé si tiene mucho sentido.

-Claro que lo tiene. – Repuso Jack, con una sonrisa.

-Pero sé que mi padre no lo aceptaría nunca. De hecho, ni si quiera se me ha pasado por la cabeza comentárselo. Para él, el único futuro posible para mí es la abogacía, y eso es a lo que debo dedicarme. – Dijo, dejando que la pesadumbre se destilase en su voz.

-Lo siento mucho... - Dijo Jack, sin saber qué más podía decir para poder animar a Devi. Verla hablar de su sueño frustrado de aquella forma tan afligida realmente le partía el corazón. Devi era una de esas personas tan expresivas y emotivas que todas sus emociones parecían filtrarlas al resto de personas, y por eso en ese momento Jack pudo sentir su tristeza como si fuese suya propia.

Y por ello, en ese momento sintió que debía hacer todo lo posible para animarla, o al menos para ayudarla a olvidar lo de su carrera:

-Yo también tengo... tengo un secreto, por así decirlo, que no le he contado nunca a nadie. – Comenzó, con la sensación de que todo su cuerpo se imponía contra la idea de contar, después de dos años, aquel "secreto" que tanto parecía reconcomerle por dentro, sobre todo por el hecho de no habérselo confiado nunca a nadie. Aunque, al fin y al cabo, ¿no era ése el propósito de los secretos? ¿Carcomerte por dentro sintiendo que te ahogan y con la impotencia de no poder contar con nadie para confesarlo? – Ya... ya te lo dije aquel día en el tejado de la casa de mis padres: siempre me han gustado bastante la astronomía y las matemáticas. Cuando tenía diez años mis padres gastaron parte de sus ahorros para comprarme un telescopio, y siempre fui el típico empollón que sacaba matrículas en matemáticas, aunque supongo que por ser algo así como "popular" eso no le importó mucho al resto de personas. – Comentó, con las mejillas arreboladas y una sonrisa humilde. Sonrisa que al instante tuvo efecto en Devi, quien apoyó la mejilla en la palma de la mano y le escuchó embelesada. – En fin, eso no es muy relevante. El caso es que... cuando estaba en el último año de instituto me enviaron una carta de una universidad... ofreciéndome una beca para estudiar Matemáticas.

Warrior | l. t. |Where stories live. Discover now