¿Qué es eso de humanidad?

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- ¿¡Dónde demonios están!?

El anciano había llamado a su sobrina para asegurarse de que todo estaba en orden, no se imaginan cuán grande fue su sorpresa al ver que los jóvenes habían abandonado su hogar.

- Tranquilo, tío Ford.- respondió la niña restándole toda importancia al asunto- Solo vamos a ayudar al hermano de Jake.
- ¿¡Piensan enfrentarse a ese desquiciado!? ¡¿Solos?! ¡Ni lo sueñen! Voy por ustedes.- se sobresaltó su tutor, sabía mejor que nadie el peligro que corrían sus sobrinos.
- No hay cuidado, tío. Ya vencimos a un par de villanos, estoy segura que podremos con este.- se excusó con tranquilidad la castaña desde el intercomunicador.
- Niña, ¿No te pedí que cuides de tu hermano y los mantengas a todos a salvo? ¡No tienen idea en lo que se están metiendo! Tarde o temprano él los va a...- me es lamentable decir que el investigador no logró advertirles sobre sus recientes descubrimientos, pues la llamada fue desconectada misteriosamente.

Ford gritó de rabia, suspiró y luego regañó a aquellas jóvenes amantes.

- ¡Debieron haberse quedado con ellos!- gritó en su dirección causando un ligero espanto en Bubblegum y un pesado suspirar en la reina vampiro.
- Ford, los habría acompañado de encontrarme sola pero con Bonnie aquí... -la demonio se detuvo para observar a su acompañante- no es por ofenderte ni nada, princesa, pero -continuó dirigiéndose al mayor-  es muy peligroso para ella.
- ¡No me interesa si están bien o no! ¡Ellos no pueden cuidarse por si solos! ¡¿Qué acaso no entienden el...
- ¡Hey, hey!- Stanley se preguntaba de dónde venía tanto griterío, al ver que su gemelo era el causante de éste, se apresuró a detenerlo -Tranquilízate, cerebrito. Trata bien a nuestras invitadas.
- Lo lamento, Stanley. Es sólo que me preocupan Dipper y Mabel; el solo  pensar que están allá afuera al acecho de ese maniático me...- Ford ahogó un sollozo acercándose a su hermano para recibir un cálido abrazo.

Podrían decir que no les importaban pero no sería cierto; en el poco tiempo que habían compartido juntos, los ancianos se habían encariñado con aquellos niños... después de todo eran como la familia que nunca tuvieron.

- Eh... Nosotras ya nos vamos. Pondré a salvo a Bonnibel y después colaboraré en la misión de sus sobrinos. Adiós.- se despidió Marceline elevándose junto a la pelirosa.
- Hasta luego, señores Pines.- complementó la princesa.
- Cuídense, muchachas.- respondieron al unísono los gemelos, observando cómo se alejaban en el cielo ahora invernal.

♡ ¤ ◇ § ○ 

Mertens arribó a su castillo con una sonrisa coloreando su rostro, sugerencia de que su misión no había ido del todo mal. Su buen humor era tal que liberó de su fría prisión a aquella otrora princesa a la que había roto el corazón.

- ¿F-Finn? -murmuró débilmente la prisionera desde el frígido cristal que constituía el piso.

El rubio permaneció en estático silencio contemplando a su amada; su única y verdadera princesa, como a él le gustaba llamarla. No pasó mucho para que el joven la levantará con brusquedad provocando un quejido de dolor por parte de Phoebe, el cual fue silenciado por un necesitado y salvaje beso del príncipe del hielo.

La chica no podía reaccionar, su tan ansiada libertad había llegado al fin y solo quería disfrutar de ella, nada más le importaba a tal punto que no se dio cuenta de la maravilla que estaba viviendo en ese momento... o al menos  hasta que el muchacho se separó.

- ¿Finn? -susurró en voz baja extrañando la sensación de poder demostrar sus sentimientos sin preocupación alguna
- Admite que te gustó, preciosa. Ahora, si me disculpas, tengo asuntos mucho más importantes que atender. -presumió el adolescente marchándose; dejando libre a su prisionera.

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⏰ Last updated: Oct 09, 2021 ⏰

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En Busca Del Héroe PerdidoWhere stories live. Discover now