Cuestión de Autoridad

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La reina vampiro despertó de su sueño como siempre lo hacía: se dejó caer suavemente en la cama y prosiguió a  desperezarse mientras dejaba salir un largo bostezo de su boca, poco después se volvió invisible y se acercó a la ventana para ver que nadie la amenazaba como era la costumbre... excepto que esa mañana no iba ser como cualquier otra.

Abrió los ojos de par en par, sorprendida, al ver que varios guardianes de chicle rodeaban la propiedad acompañados de un centenar de soldados de dulce mucho más eficaces que los mansos banana guardias.

- ¡Despierten todos!

En pocos segundos los huéspedes se hicieron presentes en el corredor buscando a la mayor, cuando todos llegaron volvió a hacerse visible.

- Bonnibel, nos tiene rodeados ¡Hay que salir de aquí inmediatamente! Tomen sus cosas y vámonos; asegúrense de no dejar ninguna pista.
- Marceline, no creo que sea para tanto.- sugirió Jake aún tallándose un ojo.
- ¡¿Qué no lo entiendes?! ¡Van a aniquilarnos!

Unos fuertes golpes se escucharon en la puerta.

- ¿Y entonces por qué gritas como loca? Harás que nos descubran.- gritó en voz baja Jake.

- Dulce Princesa, abran.- se oyó desde el exterior; al parecer la realeza se estaba impacientando.

- Le puse un filtro silenciador a la casa cuando llegué pero...- respondió a Jake la mitad demonio sin preocupación alguna.
- ¿De dónde sacaste tal cosa?- intrigado preguntó Jake, sabía muy bien que solo los magos tenían ese tipo de cosas.
- Digamos que sigo siendo amiga de Finn.- aclaró la joven guiñándole un ojo a su amigo más antiguo.
- Está bien ¿Qué planeas? 
- Huir por un pasadizo subterráneo hacia el bosque. Ve a recoger tus cosas, eres el único que no se fue.- dijo al ver que ellos dos eran los únicos en la estancia; los otros habían corrido a limpiar sus habitaciones en cuanto Marcy se los dijo.
- Ya tengo todo lo necesario.
- Pero no llevas nada...
- Tampoco es que llevara algo conmigo.- se excusó Jake con tristeza.

- Abran la puerta o me veré obligada a usar la fuerza para entrar.- Bonnibel no se quedaría de brazos cruzados, haría volar la propiedad de ser necesario.

- Esto ya comienza a preocuparme  ¿Y los demás?
- ¡Aquí estamos!- apareció Connie empujando a Gregory por la sala.
- ¿Tenían que despertarme tan temprano? Estoy cansado- comentó somnoliento el pequeño malvavisco.
- No tienen idea de cuanto me costó sacarlo de la cama- complementó Connie con una sonrisa.
- Lo lamento, pequeñín pero estamos en grave peligro; no podemos quedarnos aquí por mucho tiempo -le explicó dulcemente la mayor inclinándose hasta su altura- Hay que darnos prisa ¿Dónde está la niña de algodón de azúcar? Nos está retrasando.

En la planta alta, Mabel recogía sus pocas pertenencias: su garfio volador, el intercomunicador de su tío Ford, la pomada para el brazo y el delicado collar de estrella fugaz.

- Espera... ¿De dónde salió esto?- se preguntó a sí misma observando detenidamente la joya. Dirigió su vista hacia la mesa de noche donde yacía una nota que no recordaba haber visto antes.

"Querida sobrina, este collar te protegerá de Bill mas no lo alejará. Úsalo permanentemente.
Ford
P. D. Me pareció divertido que el dije fuera una estrella fugaz, además sé lo mucho que te gustan esta clase de accesorios. "

Mabel sonrió ante el comentario de su tío, después de todo si le prestaba atención.

- Mabel, ¿Dónde estás?- gritó Marceline con preocupación.  
- Bajo enseguida- contestó la chica colocándose el collar, tomó sus posesiones y corriendo alcanzó al grupo en la sala.
- Bien. Sigánme.- habló la mayor abriendo una trampilla cuyo interior era todo un misterio.- Sólo... tírense, es como un tobogán.

En Busca Del Héroe PerdidoWhere stories live. Discover now