El Conocimiento es Poder

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Me aparecí en el bosque del pueblo.

A mi alrededor podía ver los destrozos que mi Raromagedón generaba en el lugar, estaba orgulloso de ello pero, por alguna razón, triste a la vez.

Necesitaba respuestas y sabía justo donde encontrarlas.

Chasquee los dedos cambiando mi elegante ropa por algo menos llamativo; zapatillas deportivas, shorts, una camiseta roja, un chaleco azul y una común gorra de pino conformaban mi nuevo atuendo ¿Qué acaso Pino jamás pensó en lo ridículo que se veía este conjunto? ¿Qué acaso siempre hablo como estúpido?

Estúpido Pino, todo es su culpa.

Busqué con la mirada aquella humilde construcción que antes era nuestro hogar, no fue difícil pero me enfurecía el hecho de que se encontraba intacta. Me encaminaba hacia ella hasta que recordé que nadie saldría ileso de mi locura; hice aparecer un cuchillo entre mis manos y realicé un par de cortadas adornando un poco ambas de mis extremidades, al hacerlo no pude evitar reír a carcajadas... el dolor es tan asombroso, te hace sentir tan vivo...

- ¡Tío Stan!- grité, para mi suerte mi voz salió desesperada y aguda, otorgándole realismo a mi situación de malherido.

- Dipper...- al parecer ese anciano se la creyó, sonreí al ver que mi plan iba a la perfección.

Vi cómo salía corriendo en mi dirección con un botiquín en sus manos.

- ¡Dipper! ¡¿Dónde te habías metido todo este tiempo?! ¡Nos tenías preocupados!- me regañó; tranquilízate Bill, es solo un despreciable humano, no te rebajes a su nivel.
- Yo... lo sien...
- Siéntate.- Me señaló una roca, le hice caso mientras dejaba que curara mis heridas.
- ¿Qué pasó con Mabel y el tío Ford?- hora de empezar con el interrogatorio.
- Mabel huyó luego de que el apocalipsis comenzara. Ford... no tengo idea de donde este ese sabelotodo.- me estaba mintiendo.
- ¿Por qué tengo el presentimiento de que me engañas?
- ¡Vaya! De verdad que eres listo, niño. Nos quedamos en la cabaña cuando toda esta locura empezó, Ford trabajaba en un arma para derrotar a Bill, un día salió a buscarte y nunca más lo volvimos a ver.
- Él... ¿Me buscó?- ¿Habrá descubierto mi plan? No, no. Ya estás imaginando cosas, Cipher.
-Mabel quiso hacerlo desde el principio pero la convencimos de que estarías bien por tu cuenta. A la semana no había ni un solo rastro de ti, intenté salir a buscarte pero Ford me descubrió y me detuvo; peleamos y luego...yo...- el anciano no quería continuar, ni siquiera podía ver recuerdos en su mente; debió haber hecho algo terrible.
- ¿Qué hiciste?
- Yo...

¤ ♡ ▲ ○ §

- ¡Buenas noches, Mabel!- se oyó de parte de todos los que quizás ya se sentían nuevos héroes.

La castaña estaba feliz, por primera vez en mucho tiempo cada uno tenía su propia habitación pero eso la ponía triste también, le hacía recordar a su gemelo cautivo.

Se acostó en la cama mas el insomnio la atacó, vio como todos se retiraban a descansar y el mundo a su alrededor se quedaba en completa oscuridad.

Lágrimas invadían sus pequeños ojos, originadas en la soledad que acompañaba su regreso a casa; se sentó en la cama intentando retener su llanto, al calmarse recordó la cortada que tenía en su brazo así que decidió revisarla y como esperaba, tal herida había desaparecido.

De repente, unos golpecitos se escucharon en la ventana, Mabel se aproximó para averiguar que los causaba y grande fue su sorpresa al ver que una mano de seis dedos era quien la llamaba.

- ¡Tío Ford!- exclamó en voz baja dejando que una sonrisa invadiera su rostro mientras lo hacía pasar.
- Mabel, no sabes cuanto me alegra verte.- abrazó a su sobrina fuertemente- Dime ¿Cómo está tu brazo?- agregó preocupado separándose.
- Ahora mismo no lo sé, pero antes de que entráramos a esta burbuja todavía tenía picazón en él ¿Cómo me encontraste?
- Te vi en el pueblo de dulce esta tarde, aún tienes la estrella fugaz en el suéter.
- No lo había notado, un momento ¿Cómo es que no eres de dulce?
- Inventé esta cosa para mantener mi verdadera apariencia a donde quiera que vaya.- explicó señalando una especie de reloj en su muñeca.
- ¡Eso es asombroso!
- Póntelo por un momento.-ordenó quitándose aquel extraño artefacto; al hacerlo, se convirtió en un extraño pan con lentes y sus característicos seis dedos. Mabel soltó una risita al observarlo para luego ponerse el reloj, era humana de nuevo.

- ¿Has sabido algo nuevo de Dipper?
- Nada, me temo que sigue del lado de Bill.
- Es posible, hace como semana y media lo vi... bueno, a Bipper pero Dipper pudo tomar el control.
- Esto ha sanado bien, aplícate esta pomada cada día al levantarte por dos semanas y tu brazo volverá a ser como antes.
- ¿No tienes algo así para mi mente? No me molestaría que todo lo que pase pueda abandonarme.- bromeó la castaña.
- ¿Qué se supone que has estado haciendo todo este tiempo? ¿Quienes son los que te acompañan?- la interrogó su tutor.
- Son mis amigos, hemos estado juntos por un tiempo.
- Debiste llevarlos al refugio.
- Ahí estábamos, solo que... pasaron... cosas.- ¿De verdad iba a decírselo?
- ¿Qué clase de cosas?
- Dejémoslo en que tuve algunos problemas con cierto chico.
- Debes dejar de pensar sólo en el romance; vive tu realidad, sobrina.- recomendó mientras le quitaba el reloj y se aproximaba a la ventana.
- ¿Te vas tan pronto?
- Necesito seguir con mis investigaciones, necesitamos hallar la forma de separar a Bill de Dipper y derrotarlo antes de que esto se ponga peor. Como sea, adiós Mabel.

La chica negó sonriente con la cabeza, su tío Ford definitivamente nunca cambiaría.

¤ ♡ ▲ ○ §

-Tío Stan, esta bien si no quieres hablar de eso.- comprensión más apoyo y te lo darán todo.
- No, tarde o temprano tendré que decírtelo.

No me iba a decir nada. Husmee en su mente viendo todos los sucesos que tanto le costaba al viejo aceptar: como atacaba a su hermano, como perdía poco a poco la cordura, como Ford abandonó la cabaña y se dirigió a su refugio, como Stan le cortó el brazo a Mabel...

- Mejor que sea tarde, entremos a casa.- añadió poco después.

- Bill, encontramos la burbuja en la que residen los rebeldes, es la de Bonni...- voy a matar a Cerradura.
- Je je ¿Dijo Bill?- rió nervioso el decrépito anciano.
- Un gusto haber charlado con usted, Stanley Pines. Pronto recibirá una recompensa por haber colaborado con mi plan.- dije levantándome y haciendo una reverencia quitándome el gorro de Pino, al ponérmelo volví a mi atuendo regular.
- ¡Eres un...!- con un chasquido de dedos lo dejé inconsciente.
- Hectorgon, Pyronica; llévenselo y asegúrense que no escape.

En unos minutos estaba frente a esa princesa de chicle.

- ¿Q-quien eres?

No abandoné mi forma humana, quería asustarla.

- Prefiero que mi identidad siga en el anonimato; en fin, vine a advertirle que hay gente planeando derrocarla.- lo que hace el poder.
- ¡¿Qué?! ¡No puedo permitirlo!
- Son los nuevos visitantes.
- Pero parecían tan normales, ya sé, les ofreceré lo mejor y en poco tiempo me veneraran.
- Me temo, princesa, que está olvidando la solución más sencilla.
- ¿D-de que habla?- preguntó un poco estresada.
- Acabe con ellos, asesínelos. Así garantizará su permanencia eterna en el trono.- le susurre al oido- ¿Qué dice? ¿Lo hará?
- Sí, que el destino tenga piedad de ellos porque yo no.

En Busca Del Héroe PerdidoWhere stories live. Discover now