Después de la tormenta...

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Después de la tormenta... ¿viene la calma? Hace solo un par de meses era una poderosa gema a la que todos mis semejantes idolatraban y respetaban. Hace dos meses era el ideal al que todos aspiraban, la gema perfecta. Eso al menos visto desde fuera. Dos meses atrás una pequeña gema de agua volvió al Homeworld de la Tierra. Tras la guerra de las gemas, nada proveniente de la tierra era fiable. Todo era una amenaza, y por ello, fue capturada y apresada.

Cuando ella llegó, todos se alteraron. Las Diamantes mandaron traerla ante sí. Se hacía la inocente. Parecía no entender nada de lo que pasaba. La primera vez que la vi fue en el Gran Salón, el lugar de reunión de las Diamantes en casos extraordinarios. Era la primera vez desde hace miles de años que algo así pasaba. Yo no la conocí hasta aquel día. Fui llamada al Gran Salón como escolta de las Diamantes, junto con mis compañeras. A ninguna de nosotras se nos dijo la razón de tal conmoción. Solo las Gemas Matriarcas y algunas pocas gemas de las mas altas esferas, sabían de lo sucedido con aquel pequeño ser. Pero todas las noticias extrañas se difundían como la peste y varias personas ajenas a la administración del Homeworld se acercaron para descubrir que pasaría con la joven de agua que llegó hace un par de días. Cuando trajeron a la chica, encadenada y con el cuerpo maltratado, no comprendí como algo tan pequeño y frágil, tan débil, podría herirnos, a las gemas o a nuestro mundo. Sin embargo, cuando levantó la vista, algo me llamó la atención.

En su mirada no había temor, ni debilidad, ni sufrimiento. Había fuego, ira, había venganza. Hacía siglos que no veía una mirada con tanta vida y energía, con tanta fuerza. Que agradable, y a la vez que doloroso. Fue como un golpe directo al corazón. Las Matriarcas fueron implacables, tanto en sus palabras, como en su decision.

                _¿Quien te ha enviado? te mandan a espiarnos, ¿verdad?-dijo diamante blanco.

               _...Yo no sé nada...-Respondió la chica en un susurro.

              _Estúpida... sabes que no te sirve de nada mentir, y sigues en las mismas. Sabes que si no confiesas te sacaremos la información por  la fuerza, y a pesar de ello insistes. Solo nos queda...- Fue interrumpida por la pequeña. Sin embargo mi diamante, Diamante Amarillo apenas se molestó, siempre indiferente, por encima de los inferiores sentimientos de ira que dominaban en el resto de seres. Era perfecta.

               _No puedo dar información que no poseo. Yo solo llegué y...- Me ordenaron golpear a la chica, que cayó sobre su rostro, con un gruñido de dolor y molestia.

              _Engreída! habla con mas respeto! Deberías obedecerlas y hablar cuanto antes!- Diamante Amarillo me detuvo.

              _Ya he perdido suficiente tiempo con ella. Aprecio tu lealtad y respeto por tus superiores, Jasper. Llévatela. Confío en que la hagas hablar. Siempre me has sido muy eficiente, no me falles ahora- El resto de las diamantes parecían estar de acuerdo. Con un gesto de su mano hizo que todo terminara. Hice una reverencia y esperé a que desaparecieran.

Todas aquellas gemas que se acercaron a curiosear se dispersaron rápidamente, deseando contar a sus mas allegados lo sucedido en aquel lugar, con la rebelde recién llegada, que no quiso obedecer las ordenes de las Matriarcas, y que acabó en manos de Jasper una de las mejores gemas al servicio de sus superiores. Algunas se quedaron, deseando ver que acciones iba a tomar, para tener el mas jugoso de los chismes.

Miré a Lapis que intentaba incorporarse sobre sus rodillas, escupiendo al suelo, manchándolo de sangre. Volvió la mirada hacia el otro lado, con desprecio, evitando mirarme. Que niña mas rebelde. Una mirada de desdén se dibujó en mi rostro. Desprecio mucho a la gente así. Sin embargo, había algo interesante en ella. La levanté por la espalda de las cadenas que rodeaban su cuerpo, sin ningún cuidado, como castigo a su mirada de odio. 

             _Ugh!...-Su gruñido hizo que se me escapara una leve risilla. Era tan agradable... Me sentía superior. No solo en ese momento. En cada momento, en cada lugar, ante cualquiera que no fueran las diamantes. Me sentía grande, poderosa, por encima de los demás. Y a pesar de este maravilloso sentimiento me faltaba algo. Me sentía vacía, de algún modo herida. Como si me hubieran arrancado algo, y con ello hubieran dejado una gran cicatriz. Una gran cicatriz que no curaría a pesar de todos los esfuerzos que pusiera en ella. Ignorarla era la única via, la via menos dolorosa de seguir adelante. La única via de seguir en pie.

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Wiiiiiii! mi primer Fanfic! Decidí hacerlo porque pensé que los demás fanfics no captaban bien el carácter de los personajes, y tampoco se sabía muy bien lo que pasaba por su cabeza, que es lo que sentían, lo que les falta, lo que en verdad anhelan. Confío en que este les guste. No sean muy duros, esto solo es la introducción, pronto empezará la historia de verdad :D

Lo que escondo tras la máscara (JasperxLapis)Where stories live. Discover now