Día 8

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(N/A: la imagen de multimedia no tiene nada que ver con el capítulo pero no encontré nada relacionado so v: disfruten de cute solangelo ahr)

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El día siguiente no fue lo que pensaba que sería, para nada.

Bueno, técnicamente la mañana estuvo muy bien. Me había despertado de muy buen humor, con el calor de un cuerpo al lado del mío, bajo unos suaves cobertores negros para combatir el frío helado del amanecer.

Yo fui el primero que se despertó, antes que Nico, lo que me dio un tiempo valioso para grabar este momento a fuego en mi mente: la suave textura de las sabanas de la cama, la proximidad de Nico a mi cuerpo, mis brazos rodeando su cuerpo y sus palmas extendidas sobre mis hombros, el ruido amortiguado que venía de afuera de la cabaña, los rayos blancos de luz que se colaban por los lados de las cortinas gruesas y oscuras que cubrían los ventanales.

La cabaña trece siempre parecía fría e inhospitalaria a mis ojos, el último lugar en donde quisiera estar en pleno invierno, pero con Nico era diferente. Metido en esta litera, sentía más calor que jugando voleibol de playa en un día soleado de verano. Se sentía correcto, como si este fuera exactamente el lugar a donde pertenecía.

Nico se movió en mis brazos, pegándose mas a mí. Enterró su cara en la parte entre mi cuello y el colchón y un estremecimiento recorrió mi cuerpo al sentir su nariz fría frotarse sobre mi piel descubierta. Emitió un sonido ronco desde la base de su garganta y comenzó a murmurar cosas que no lograba entender.

Me sentía como una paleta de helado bajo el calor de un sol de verano, derritiéndome. Nico se veía tan tierno que me daban ganas de abrazarlo aún más fuerte para después sentarme al lado de su cama y dibujar la manera en la que estaba dormido, pero estaba seguro de que esa idea no le gustaría del todo. Pero, digo, ¿de qué sirve tener un talento para dibujar si no puedes dibujar las cosas que te gustan, verdad?

A pesar de lo cómodo que se sentía estar arropado entre las suaves sabanas y abrazado a Nico, mi reloj biológico me decía que debía apurarme o llegaría tarde a la primera clase del día, armería. El mero pensamiento de la estúpida clase me hizo soltar un quejido irritado contra la almohada. Todos sabían que era pésimo con el arco, ¡y era mucho peor con otras armas! Pero Quirón (y obviamente el Sr. D porque realmente no le importamos nosotros individualmente) había hecho de armería una clase obligatoria. Además, como consejero de la cabaña de Apolo, debía de estar presente en todas las clases de armería de nuestra cabaña, y eso significaba despertarme a las seis de la mañana, tomar desayuno a las siete y estar listo, con arma en mano y ni una idea de cómo manejarla, a las ocho en la Arena de Combate. 

Con ese pensamiento reconfortante, nótese el sarcasmo, silenciosamente me deslicé fuera de los brazos de Nico y volví a vestirme con lo que traía puesto la noche anterior. Cuando salí de la cabaña trece, Nico seguía dormido y roncando suavemente.

Traté de tatuarme la tierna imagen del hijo de Hades durmiendo y el calor de su cuerpo con la esperanza de poder sobrevivir la primera hora del día sin morir de aburrimiento.
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—¿Así que...? ¿Qué pasó? ¡Cuenta, cuenta!

—¡Shh, Kayla! Se supone que debemos de poner atención a lo que Quirón está diciendo.

—¡Me importa un cuerno de sátiro lo que diga Quirón en este momento! ¿Qué pasó después de que nos fuimos ayer después de la cena?

—¡Cállense! —nos regañó Austin en un susurro, mirándonos con el ceño fruncido—. Kayla, puedes interrogar a William cuando regresemos a la cabaña, ¿Ok? Quirón está explicando los cambios en el próximo captura la bandera, calma tus ansias de fangirl.

Durante Un "Captura La Bandera" | SolangeloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora