Día 7

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"Nico,

¿Podríamos encontrarnos en el Puño de Zeus después de la cena, por favor?

Creo que necesitamos hablar de lo que pasó ayer.

Will."

Leí la nota por décima vez antes de doblarla y guardarla en el bolsillo trasero de mis pantalones cortos, sin estar cien por ciento seguro de dársela.

Es decir, claro que quería hablar con Nico. Necesitaba aclarar las cosas. Tenía que decirle todo lo que realmente sentía por el, y descubrir qué sentía él por mi. Lamentablemente, tenía que esperar todo el día antes de poder verlo, ya que, al ser lunes, me tocaba el turno completo de quedarme en la enfermería. Mañana sería mi día libre, recordé. ¿Debería de esperar para dársela mañana?

—¡Will!, ¿podrías darme una mano con este idiota?

Levanté mi mirada al escuchar la voz de Lou Ellen llamarme. La hija de Hécate refunfuñaba mientras trataba de entrar por la puerta de la enfermería. Traía cargando consigo a un Cecil con expresión muy apenada, y con lo que parecía ser un tobillo roto. Sacudí mi cabeza negativamente hacia mis adentros. ¿Cuantas veces había estado Cecil en la enfermería este mes? ¿Diez? ¿Quince? ¿Y que día era hoy?

Salte de la mesa en donde había pasado media hora revisando la nota y me acerqué rápidamente a asistir a Lou. Ella tenía el brazo derecho de Cecil rodeando su cuello para sostenerse al caminar, así que agarré su brazo izquierdo y lo pasé sobre mis hombros, y juntos llevamos al hijo de Hermes haya la camilla disponible más cercana.

—Antes de que preguntes algo, Will —comenzó Cecil, acomodándose mejor sobre la camilla, y primero mirando acusadoramente a Lou y luego avergonzado hacia mi— fue su culpa.

Lou ahogó una expresión indignada—. ¿Disculpa?, ¿y por qué mi culpa?

—¡Tú hiciste que me cayera del Muro para Escalar con tus —Cecil agitó sus brazos extrañamente, haciéndome casi reír— poderes de hija de Hécate! ¡Me dijiste que había una parte de roca en donde sostenerme y cuando lo pise, se desvaneció en el aire!

—¡Bueno, si no nos hubieras insultado a la cabaña de Hécate diciendo que no sabíamos hacer nada más que crear un poco de Nieblilla, tal vez no hubiera creado la ilusión de la roca!

—¡Pude haber muerto!

—¡Oh, por favor, te han pasado cosas peores y todavía sigues vivo, milagrosamente!

—¡Puede que tengan que amputarme el pie!

—No seas melodramático —replicó Lou, quien, por cierto, tenía razón. Aunque en mi opinión, lo dos siempre se comportaban así—. Vas a estar bien.

—¡Vi mi vida pasar frente a mis ojos!

Ok, ya es suficiente.

—¿Podrían, si son tan amables, dejarme hacer mi trabajo y arreglar tu tobillo, Cecil?

Lou rodó los ojos y se dio vuelta con los brazos cruzados.

—Si por mi fuera, deberías dejarlo con el tobillo roto —susurró la hija de Hécate en voz baja con un puchero. La idea sonaba un poco tentadora—. A ver si así aprende a no burlarse de otras personas

Durante Un "Captura La Bandera" | SolangeloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora