Día 5

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(N/A: La historia no es exactamente como la foto de multimedia, pero es lo mejor que encontré ¯_()_/¯)

Sentí como mi reloj biológico interno daba las siete de la mañana y parpadee varias veces al intentar enfocar mi mirada. Honestamente, a veces me daban ganas de pedirle a Apolo que moviera nuestra hora para despertar a las ocho, aunque sea. Solté un gruñido por lo bajo con mis ojos aún entrecerrados e intente removerme en mi cama para seguir durmiendo al menos cinco minutos más, pero mis brazos estaban atrapados por algo.

Fruncí el ceño y abrí mis ojos por completo, buscando la razón por mi incapacidad de moverme. Un cabello azabache cubría la mayoría de mi vista y me di cuenta de que no era mi cama. Ni mi cabaña tampoco.

«Ah... Cierto... Me quede a dormir con Nico»

Sin poder evitarlo, una sonrisa adornó mi rostro al pensar que habíamos pasado toda la noche juntos. Es verdad que me había quedado en su cabaña en ocasiones anteriores, pero nunca en su cama. Traté de contener mis ganas de gritar a los cuatro vientos cuánta suerte había tenido ayer.

Me separé unos centímetros del cuerpo de Nico para poder apreciar su cara dormida, que, siendo sincero, era un regalo de los dioses. El hijo de Hades seguía dormido, pero sus ojos se movían atrás de sus párpados, lo que significaba que estaba soñando. «Me pregunto en qué soñará...». Su boca estaba entreabierta pero asombrosamente era del 0.1% de las personas que no babeaban mientras dormían, porque, sean honestos, todos aquí babeamos cuando dormimos, aún si no nos damos cuenta. También me percaté de que sus manos estaban agarrando débilmente la tela de mi camisa que cubría la parte de mi pecho.

Santos dioses, demasiada ternura me mataría. Con un sentimiento de felicidad inigualable, abracé más fuerte la cintura de Nico y junté mi frente con la suya. Mis ojos se fijaron en sus largas pestañas oscuras y no supe por cuánto tiempo me quedé de esa forma, hasta que sus párpados comenzaron a abrirse.

Y ahí es cuando entré en pánico.

No sé por qué, pero algo me decía que probablemente Nico no estaría tan cómodo al saber que habíamos dormido abrazados, y la verdad no quería que me aventaran de la cama a una hora tan temprana.

Antes de poder cambiar de posición, los ojos oscuros y adormilados de Nico se fijaron en los míos.

—¿Will? —su voz tenía un tono ronco y profundo, pero no parecía estar enojado—. ¿Por tienes esa cara, como si estuvieras esperando a que algo malo te pasara?

—A-Ah, no e-es nada —traté de poner mi mejor sonrisa y evitar pensar en el hecho de que pude haber muerto hace unos segundos, lo cual hizo fruncir el ceño a Nico—. Sólo... bueno, pensé que te sentirías un poco incómodo al despertar y ver que habíamos dormido abrazados.

El ceño del moreno se frunció más. Parpadeó un par de veces y su mirada se congeló al ver mis manos al rededor de su cintura y las suyas agarrando mi camiseta. También puede que nuestras piernas estuvieran enredadas y su rodilla en un lugar comprometedor de mi cuerpo...

Un rubor cubrió su rostro y se alejó rápidamente de mi, llevándose consigo el calor corporal que me había mantenido en un estado de comodidad y dejándome desamparado con el frío de la mañana. Tirité levemente y jalé las sábanas negras que estaban enredadas al pie de la cama, con las que nos había cubierto a ambos en el transcurso de la noche. Mientras Nico se sentaba y recargaba su espalda contra la pared atrás de la cabecera, tosió y se aclaró la garganta.

—¿Sabes qué hora es?

—Am, creo que son las siete. Tal vez un poco más tarde —respondí tratando de ocultar mi decepción. «Lo bueno no dura para siempre...». Sostuve mi peso sobre mis codos y subí mi mirada hacia Nico, esperando a que dijera algo más. El silencio que reinaba en la cabaña parecía pesar como la presión de cientos de kilómetros bajo del mar.

Durante Un "Captura La Bandera" | SolangeloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora