Capítulo 25: Aquí nada se soluciona, Kath.

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―No, no. ―Forcejeo intentando liberarme y correr de nuevo con ella, pero me resulta imposible.

―Ya dejalo, no hay nada que puedas hacer, querida ―escupe Brythel―. De cualquier manera, ella será la que tendrá que interpretar los resultados de tus pruebas, así que volverás a verla. Probablemente.

Frunzo el ceño y entonces llegamos a la habitación que me ha hospedado desde que llegué aquí. Me avientan dentro y Brythel dice antes de irse:

―Sabes que no me interesas, pero te recomiendo que te eches una pequeña siesta ―comenta encogiéndose de hombros―. La primera prueba te va a dejar hecha trizas mañana.

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19 horas después voy en una camilla de regreso del Salón de Experimentación. Siento unas nauseas tan intensas que temo que se me salga el sistema digestivo por la boca; tengo una migraña tan dolorosa que quisiera poder arracnarme la cabeza; y por si no fuera poco, me duele tanto cada músculo del cuerpo, que parece que hubiese atropellado un camión. Me siento como miedra. Hecha trizas, como dijo Brythel.

Ayer no dormí nada. No pude, no logré conciliar el sueño. Mi cabeza no dejaba de dar vueltas. No dejaba de pensar y pensar, preguntándome una y otra vez, ¿por qué hacerme pruebas a mí?

¿Es porque tengo un hermano?

Esa parece ser la hipótesis más lógica. Es algo que me distingue de las demás.

Pero aquí va lo que no cuadra: no soy la única. Ethan mencionó que tenía una hermana. Todos los hombres que están aquí, deben tener hermanas porque no puede haber mujeres sin hijas. Si no logras concebir la primera vez, sigues tomando la píldora hasta que lo hagas. Así sea a los cincuenta años o mueras durante el parto, va contra la ley no hacerlo.

Así que, si hay tantas mujeres como yo, ¿entoces porque a mí?

Me avientan dentro del pequeño cuarto blanco y dejan unas pastillas en el buró.

―Tómalas, te sentirás mejor para mañana ―dice la enfermera y se va.

A pesar de que no confío en nadie que no sea mi madre, le hago caso a la mujer. Me siento tan mal física y emocionalmente que no me importa. Y estoy tan cansada que esta vez sí lograré dormir. Profundamente.

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Alguien golpea la puerta. Toc―toc una y otra vez.

Sigue golpeando. Toc―toc, toc―toc.

Abro los ojos lentamente y me levanto a asomarme, sintiéndome tan pesada como el metal. Diviso una cabecita familiar a través de la ventanilla y abro la puerta, dejando pasar a Ethan.

―Kath, Dios mío. ―Me acerca a él y me abraza como si no nos hubiéramos visto en años.

Yo me quejo, pues me duele todo y a pesar de que ha disminuido, sigo sintiéndome más jodida que nunca. Él se separa y me mira con miedo en los ojos.

―Lo siento, Kath. ―Toma mi cara entre sus manos y limpia las lágrimas que no sabía habían salido de mis ojos
―. Lamento no haber estado ahí, no pude llegar.

―Fue horrible ―susurro sintiendo que me vuelvo más débil―. Me duele todo, Ethan. En todos los sentidos, me duele todo.

Él me abraza con más delicadeza y me ayuda a sentarme en la cama, mientras intenta tranquilizarme, haciéndome saber que sabe lo que siento y que voy a estar bien.

Sin embargo, no olvido lo que mamá dijo: Aquí nada se soluciona.

Y presiento que él también sabe eso, pero decide ignorarlo porque sabe que es lo que menos necesito escuchar.

― ¿Tu siguiente prueba será mañana? ―pregunta.

―Sí ―respondo, sintiéndome aun más agotada por lo que me espera―. Y no tengo fuerzas para luchar contra ello.

Nos quedamos en silencio un rato, sentados uno al lado del otro. Yo observo la pared, imaginando que puedo atravesarla. A esa y a todas las paredes y a todas las ventanas para salir de aquí, sacando a mi madre, a Ethan y a los chicos conmigo. Incluyendo a Kyle, claro está.

― ¿Ethan? ―lo llamo―. Kyle es mi hermano.

Lo suelto tan simple como suena, ya sin importarme el drama o el conflicto emocional que esto pueda causar. Estoy demasiado cansada como para pensar en esas cosas.

―Lo se ―responde, tomandome completamente por sorpresa.

― ¿Lo sabes? ―Volteo a verlo incrédula―. ¿Cómo lo sabes? ―pregunto sintiéndome cada vez mas ansiosa―. ¿Desde hace cuanto lo sabes?

¿Lo supo antes que yo? Si es así, ¿por qué nunca dijo nada?

Él suspira profundamente y me dirige la mirada, viéndose triste y hasta culpable.

Oh, por Dios. Esto no me da buena espina.

―Kath, hay algo que tengo que confesarte ―murmura, cruzando los brazos y cerrando los ojos, como si se estuviera protegiendo a sí mismo―. Y no te va a gustar. 

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¡HOLA, HERMOSAS PERSONAS!

Una disculpa del tamaño del mundo por actualizar tan pero tan tarde :'( de verdad no saben lo culpable que me siento por eso. Pero en verdad, intento hacer lo mejor que puedo y no darles basura por la falta de inspiración.

Gracias a todos los que siguen apoyándome <3

Lo valoro muchísimo.

Dejen sus comentarios y votos wuwuwu.

Y NOS LEEMOS PRONTO<3

Kathery y el Único Chico de la Tierra.Where stories live. Discover now