Avanzo no muy segura hasta la puerta y con el corazón en la boca, coloco la mano en el pestillo y la abro.

Doy un salto hacia atrás cuando la puerta se abre y alguien cae bruscamente en el suelo. Cubro mi boca con una mano para evitar que un grito me abandone.

La persona que yace en el suelo tiembla y de nuevo comienza a sollozar.

Me acerco un poco más y la veo con claridad. Es una mujer -una niña diría yo- va enfundada en un diminuto vestido en color rosa chillón. Su pelo es una maraña de risos perfectamente formados y su piel es de tez oscura. 

Sus sollozos son cada vez más fuertes y me arrodillo junto a ella.

Gimo de la impresión cuando me percato de los multiples hematomas que hay en su rostro. Un abundante chorro de sangre cae por su nariz y en cuanto sus ojos hacen contacto con los míos no puede evitar abrirlos como platos ante la impresión.

Dios, aún por debajo de los golpes y la sangre puedo ver su rostro de niña.

—¿Hola?—. Dije lo único que se me vino a la mente. Porque en estos momentos, toda razón se ha drenado de mi cuerpo.

La niña me observa con sus enormes ojos miel, luce desorientada y con cada momento que pasa tiembla un poco más.

—Hola—. Responde en un tono muy bajo.

—¿Qué te ocurrió?—. Susurro.

La niña rompe en llanto de nuevo de la nada. Cubre su rostro con una mano y se hace un ovillo en el suelo.

—No podemos quedarnos aquí—. Digo—alguien nos verá.

La niña me mira de nuevo y asiente. Intenta levantarse pero un dolor que proviene de un lugar que no puedo identificar la asalta y le impide hacerlo. La tomo de los brazos con sumo cuidado y la ayudo. Un gemido escapa de sus labios haciéndome estremecer.

Cierro la puerta en silencio y coloco el seguro por si a alguien se le ocurre venir.

—Duele—. Solloza y me mira a los ojos con súplica. 

Me acerco a ella y paso uno de sus brazos por mis hombros ayudándola a caminar. Llegamos hasta la cama y la coloco con cuidado sobre ella.

La miro horrorizada cuando me doy cuenta que su estado es peor de lo que pensé. Su vestido esta totalmente desgarrado, tiene arañazos es sus brazos y a pesar del tono oscuro de su piel los golpes son bastante visibles.

Esta hecha un manojo de nervios, su vista está puesta en el suelo. Sus manos, al igual que sus piernas tiemblan sin control y las lágrimas caen una tras otras por sus mejillas.

Estoy a punto de pregúntale si esta bien, pero es evidente que está muy lejos de estar bien.

—¿Qué fue lo que pasó?—. Pregunto al fin provocando que dé un respingo.

La niña no alza la vista y continúa en ese extraño estado se shock. Me siento a su lado tratando se no hacerla sentir incómoda o presionada. Lo que sea que le haya pasado, fue realmente horrible.

Sus rodillas están raspadas, tiene aún más golpes en la espalada y pareciera que va a desmayarse.

—Y-yo...—. Tartamudea por lo bajo—n-no quería h-hacerlo.

Cubre su rostro con las manos y llora un poco más fuerte. Se limpia la sangre que brota de su nariz con el dorso de una de sus manos y mira horrorizada la enorme mancha que hay en ella.

Un pequeño grito se escapa de sus labios y limpia el resto de la sangre con ambas manos.

No puedo dejarla en este estado. No la conozco, pero no sería correcto echarla de la habitación sólo para evitarme algún problema.

ENGLISH MAFIA |Harry Styles (Editando)Where stories live. Discover now