Capítulo 38

1.6K 87 12
                                    

El taxi que los llevaría al aeropuerto estaba listo esperándoles abajo.

Cuando Pattie y Justin abrieron la puerta fueron interrumpidos por la presencia de Jeremy.

— Le pagué al taxi para que se fuera.

— Papá, no sé qué pretendes, pero me voy a Nueva York tal y como lo planeaste, ahora no intentes detenerme...

— No, nada de eso. Yo mismo los voy a llevar. Justin, fui un idiota al oponerme entre Maluma y tú, pero entiéndeme. Tu confesión me sorprendió tanto que dije e hice cosas sin pensar. Yo tenía una vida preparada para ti. Eres mi hijo, el único que tengo, quiero verte feliz y si tu felicidad es Maluma... Lo aceptaré.

— No creo en tu arrepentimiento, ya me has pedido perdón otras veces.

— Pero esta vez no miento, cuando tu mamá me contó lo que quisiste hacer en el acantilado me asusté mucho, pero sirvió para darme cuenta de que lo amas más allá de las fronteras y que harías cualquier cosa por él. Y no dudo que Maluma también piense de esa misma manera.

Justin lo miró asombrado.

— Ya es tarde. Entre tú y Melissa lograron separarnos.

— Tú crees que entre ustedes ya no hay nada, pero a mí me parece todo lo contrario, algo hay, y es lo suficientemente fuerte como para que se hagan tanto daño. Si te vas a Nueva York yo te apoyaré, pero si quieres un consejo, lucha por ese amor, yo no supe hacerlo con el mío y lo perdí, tú aún tienes tiempo de luchar por el tuyo — alentó.

— Tengo miedo — confesó Justin con lágrimas al caer.

— ¿Miedo? Esa palabra no existe — dijo Jeremy. — Más allá del miedo y de las equivocaciones, está la felicidad y tu felicidad tiene nombre, se llama Maluma.

— Ahora sonríe y deja de llorar, que las lágrimas no conquistan a nadie — dijo Pattie sonriendo.

— ¿Puedes llevarme a la iglesia antes de dejarme en el aeropuerto? — preguntó Justin.

— Por supuesto, vamos — dijo y subieron a la camioneta.

Justin nunca había interrumpido una boda, jamás pensó en hacerlo, mucho menos la de su novio, creía que eso pasaba solo en las películas, pero ahí estaba, preocupado porque el tráfico no fluía.

Bajo su consentimiento y si nadie tiene nada que decir... — finalizaba el cura.

A mí me gustaría decir algo, ¿puedo? — dijo Justin caminando por el pasillo principal ante los murmuros de los invitados.

Los novios voltearon a verlo, Maluma tenía una mirada sorpresiva mientras los ojos saltones Melissa gritaban por sí solos.

— Yo vine a decirte Maluma que soy necio, que siempre lo arruino, contigo especialmente — reconoció acercándose al rapado. — Porque nunca he dejado de quererte y quiero que todo nos salga perfecto, aunque parece que no ha salido bien — bromeó.

— ¿QUÉ DEMONIOS HACES TÚ AQUÍ? — estalló la pelirroja.

Ahora el rubio miró a Melissa.

— Tú eres muy inteligente, has sabido hacerme la vida imposible, algo que solo había hecho mi padre — rió Justin. — Esto no es por ti, es por mí, porque estoy cansado de sufrir y sé que ese vestido lo puedes usar otras veces, porque habrá una fila de hombres dispuestos a ponerse corbata y anillo por ti, pero yo no, yo no soy así, yo no puedo superar las cosas tan fácil porque soy lento, ahora mismo sé que es tarde, de hecho, siempre llego tarde a todas partes.

Volvió a mirar a su ex guardaespaldas.

— No quiero que parezca que vine a impedir que te cases, tú si quieres te casas, pero creo que lo que hemos vivido ha sido muy bonito. Esto me ha costado mucho aceptarlo, por tonto y por orgulloso pero tengo miedo, miedo de que me digas que no y me tenga que ir, tengo miedo de que nada de lo que estoy haciendo funcione, que esto sea en vano y yo solo esté haciendo el ridículo — suspiró. — Simplemente tengo miedo de que yo solo haya sido alguien más en tu vida mientras me imaginaba una vida contigo cuando tú en realidad la amas a ella. Quería que escucharas aquí, frente a todos, que estoy muy enamorado de ti... Te amo... y te voy a extrañar. Te deseo lo mejor — concluyó.

Maluma no dijo nada, solo salió corriendo frente a todos.

Los invitados se pararon de sus asientos al mejor estilo de la ola de un evento deportivo.

Justin fue tras él, mientras Melissa quedó allí prácticamente desmayada.

Maluma logró escapar de los fotógrafos que estaban en la puerta. Llegó al parque más cercano y se sentó en una banca. Al poco tiempo lo alcanzó Justin quien se acercó lentamente.

— Me da igual que me odies toda tu vida por arruinaste el día, pero tenía que intentarlo — explicó mientras se sentaba a su lado. — Siento mucho por todo lo que te he hecho pasar, las vueltas que te debe dar la cabeza las tengo yo también. Como pudiste ver, me he dado cuenta de que no puedo caer más bajo cuando siento que te pierdo. Aquí en privado, vine a ofrecerte que, si quieres, vengas conmigo a Nueva York ahora mismo y me haces la persona más feliz del mundo, si no, regresa a la iglesia, te prometo que seré el primero en felicitarte a ti y a Melissa.

Maluma solo se dispuso a escuchar mientras su vista se perdía en el infinito, cuando Justin dejó de hablar, el rapado giró su rostro para ofrecerle una de esas frías miradas que paralizaban a Justin por completo.

Fue acercando su cara a Justin, poco a poco, el rubio cerró sus ojos, sus narices quedaron a solo milímetros, sus respiraciones se convertían en una sola.

El tiempo se paralizó e inclinó sus labios preparándolos para recibir un inminente beso que nunca llegó...

Pasaron varios segundos de espera, el canadiense solo se limitó a abrir los ojos para apreciar el peor panorama posible, nada, no había nadie frente a él.

Maluma había desaparecido sin dejar rastro, sin decir una palabra, ni una sola palabra...

Ni un arrepentimiento...

Ni una declaración de amor...

Absolutamente nada...

El Guardaespaldas IIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora