Capítulo 10

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Diego temblaba de ansiedad y miedo, era gentil, amoroso y fogoso al mismo tiempo con Justin. No fue brusco ni acelerado, solo se dejó llevar.

Fueron 10 minutos o más en los que, disimuladamente, le restregaba todo su trozo con ayuda de la música...

Entonces empezó a lamerle la orilla de una oreja, algo que hacía estremecer al rubio cuyo trasero estaba masticando, sin querer, toda esa carne, logrando erizar los vellos de su cuerpo.

Entonces sin proponérselo, Justin empezó a moverse frenéticamente sobre ese paquete... Aceleraba sus movimientos, sentía el palpitar y el calor de esa creciente verga.

Justin estaba demasiado excitado, el riesgo de ser descubiertos pero de estar rodeado por tanta gente le daba un morbo tremendo.

Y casi 40 minutos después de su llegada a la pista, ya bañados de sudor luego de tener prácticamente sexo con ropa, Diego dio rienda suelta a un acelerado movimiento, en la que cada estocada hacía que Justin gritara de placer...

— No paressss, no paresss — pedía Justin.

Sus cuerpos estaban ardiendo como la lava ardiente de un volcán en erupción, no era sexo, era un baile, un simple baile cargado de la pasión y erotismo que el momento daba.

Diego reía y lloraba, de los nervios probablemente, pero aprovechaba cada instante para abrazar y besar a Justin...

— Justin eres lo máximo... Dame otra oportunidad — pidió.

Justin sonrió y no dijo nada. Solo se dedicó a limpiar las lágrimas de borrachera de Diego y lo abrazó por largo rato.

La erección de Diego seguía presente.

— Mejor vámonos a casa porque te voy a terminar violando — advirtió Diego.

— ¿Y por qué no lo haces? Vámonos.

A Justin no le importaba nada, ni Maluma, ni el amor que le tenía, se sentía traicionado y una persona traicionada solo tiene un sentimiento, venganza.

La propuesta de Justin era bastante tentadora, la excitación los tenía a mil, las condiciones estaban dadas para que entre Justin y Diego pasara lo que tenía que pasar.

Sin saber en qué momento pasó todo, Diego lanzó salvajemente a Justin en su cama y luego se le montó encima para comérselo a besos.

— Házmelo Diego, por favor — pedía Justin.

Pero en medio de excitación Diego buscó fuerza de voluntad y se separó dejando a Justin a medias.

—  ¿Qué pasa? — preguntó Justin.

— Esto no está bien Justin, vamos muy rápido, acabas de romper con tu novio y parece que te estás desquitando conmigo — dijo Diego mientras se sentaba en la orilla de la cama.

Aquello hizo entrar en razón a Justin, él solo quería una noche loca para olvidarse de Maluma, y Diego, que había sido tan atento con el canadiense, no merecía ser utilizado de esa manera.

— Quédate a dormir aquí que estás muy borracho, yo me voy al sofá cama. Buenas noches — deseó Diego.

A eso de las 2 de la madrugada un terrible dolor de cabeza despertó a Justin quien se dirigió al jacuzzi para relajarse un rato, se quitó la camisa y se quedó en boxer para meterse, minutos después escuchó el sonido de alguien más entrando al agua y obviamente era Diego.

— ¿Qué haces aquí? — preguntó Justin.

— Pues te vi entrar y quise acompañarte un rato, espero que no te moleste — explicó Diego.

— No, para nada — respondió Justin.

— Bueno, ¿y qué estabas haciendo? — preguntó Diego.

— Estaba recordando cuando tú.... y yo estábamos en el campamento...

— Ah, ya... Desde que te volví a ver me he puesto a pensar qué habría pasado si lo nuestro hubiera funcionado — comentó Diego.

Pasaron 40 minutos hablando y nadando entre las burbujas del jacuzzi cuando Justin salió para ir a secarse en el baño.

Allí se comenzó a secar, se volteó y Diego le robó un beso el cual Justin correspondió.

Diego lo llevó cargado hasta la cama, donde comenzaron a quitarse los bóxers mojados que ambos tenían.

Diego le comienza a morder y chupar el cuello.

A Justin le entró nuevamente el sentimiento de culpa, no por Maluma sino por Diego.

— No Diego, por favor esto está mal — suplicaba Justin.

Pero esta vez no hizo caso de lo que Justin decía y continuó dando mordidas y chupadas en su cuello.

Entonces Justin se dio por vencido, agarró el pedazo grande en erección de Diego y se la comenzó a chupar, desde la cabeza hasta los testículos, uno por uno, trató de introducírselo todo, pero era muy grande.

Mientras lo escuchaba gemir, Justin se ponía más y más caliente. Diego lo agarra por la cintura y le dice:

— Voy a hacer lo que hemos querido toda la noche.

Le dio vuelta dejándolo boca abajo e inició lamerle el ano, le masajeaba las nalgas y le metió un dedo mientras le besaba el trasero, luego dos dedos y hasta tres metió, luego de eso comenzó a acariciarle el ano con la cabeza de su pene el cual le metió de golpe.

Justin sintió un poco de dolor, pues aunque no era su primera vez, tenía mucho tiempo sin tener relaciones.

Diego se la clavaba mientras le decía cosas como: "te quiero mucho, nunca me dejes de nuevo, te voy a dar esto siempre que quieras, tienes un delicioso culo".

Esas cosas hacían que Justin se calentara más, intercambiaron  varias posiciones, en eso la respiración de Diego se tornó más rápida, Justin sintió como 7 chorros en su culo.

— Justin, por favor no me dejes, yo te ayudaré a superar esta ruptura. Seamos novios.

El Guardaespaldas IIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora