Capítulo 2

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Justin trataba de acostumbrarse a su nueva vida, pero no salía de casa, habiendo tantos teatros, museos, actividades que hacer, Justin prefería estar encerrado todo el tiempo.

París es la ciudad del amor, y ese fue el sentimiento que se mantuvo vivo entre él y Maluma, cumpliendo su promesa, todos los días se mantenían en contacto, pero Justin sentía que no era lo mismo hablarle y no sentir su cuerpo.

El rubio solo esperaba que llegara oscureciera para chatear con él como había hecho todos los días desde su llegada a París.

Una noche Justin se conectó por webcam para conversar con Maluma.

— ¡Hola! — saludó Justin emocionado.

— Hola mi vida — respondió Maluma.

— ¿Ya encontraste trabajo? — preguntó Justin preocupado.

— Mejor no hablemos de eso y juguemos algo — Interrumpió y propuso Maluma — Pero con este pijama que tengo puesto no podemos.

Aquello comenzaba a subir de tono.

Maluma empezó a quitase la camisa lentamente para dejar su abdominales descubierto, bastante marcados y poco a poco se empezó a pasarse las manos por su cuerpo.

— Un poco más y te dejo babeado — rió Maluma con malicia.

— Es que no me lo esperaba — confesó Justin.

— ¿Entonces no está mal, eh?

— Para nada

— ¿Entonces sigo?

— ¡Claro!

Sabiendo ahora que le había encantado a Justin, y mucho menos tímido, Maluma comenzó a sobarse el paquete por encima del pantalón, que para ese entonces,  ya luchaba por salir, lentamente lo sobaba y Justin le seguía como loco, estaba a punto de sacarse el pene cuando Maluma advirtió:

— ¡NO! Así es el juego, hasta que no termine no, cuando haya terminado lo haremos juntos.

Maluma podía ver la cara de satisfacción de Justin y siguió tocándose el paquete, fue bajando su pantalón demasiado lento porque en la cara de Justin veía la desesperación, en ese entonces Maluma traía un bóxer ajustados por lo que Justin no quitaba su mirada de aquella carpa de circo.

Y así, mucho menos tímido que cuando empezó, Maluma metió una mano por debajo de su bóxer y se la estaba jalando sin sacarla mientras los ojos de Justin brillaban como la luna llena.

— Deja que me masturbe, me estás volviendo loco — suplicó Justin.

— No, no, no, que no te tocas hasta que yo acabe, que no se te olvide que esto es un juego y puedes perder. Además, ya casi acabo.

Y se siguió tocando mientras Justin  observaba.

— Para que veas que no soy malo, te dejaré sacarla para que empieces.

— ¡Gracias! — exclamó Justin aliviado.

Justin se sacó los bóxers dejando afuera su pene y la comenzó a masajear primero lento, para que Maluma pudiera apreciarla pero después subió el ritmo y el colombiano por supuesto no se quedó atrás, también terminó de  sacar su ropa interior dejando afuera su trozo y así los dos comenzaron a masturbarse.

— No me has dejado verte el culo, lo extraño — dijo Maluma entre gemidos.

— Por supuesto, sabes que es tuyo. — respondió pícaramente Justin.

Y se giró, dejándole ver su apetecible culo, para ese entonces, ninguno de los dos pensaba en nada, solo se dejaban llevar por la excitación.

— ¿Qué dirías si te pidiera que te introdujeras un dedo o dos? — pidió Maluma.

Estimulado por lo que su amado le acababa de pedir y mientras seguía masturbándose, Justin se metió un dedo en la boca para ensalivarlo, lo fue bajando hasta su trasero para que Maluma se emocionara y lo introdujo lentamente, haciendo círculos, era un placer demasiado intenso, Maluma no paraba de gemir y minutos después de que Justin comenzara a introducir sus dedos, se corrió.

Maluma no se desconectó, quería acabar de ver a Justin por lo que el rubio siguió en su labor con un dedo dentro y la otra mano a todo lo que da, no tardó ni 2 minutos cuando también se corrió sobre su abdomen y se comió hasta la última gota de su propio semen, Maluma estaba cerca de explotar.

Así como los encuentros fogosos con Maluma se repetían, también era constante que Justin soñara con un niño misterioso.

De hecho, esa misma madrugada y después de hablar con el colombiano, Justin volvió a soñar con él, esta vez el niño se le acercaba lentamente y besaba sus labios, pero seguía sin distinguir su cara, todo era muy confuso, lo peor del caso es que Justin también era diminuto.

Justin despertó extrañado y le costó dormir otra vez por lo que decidió masturbarse nuevamente pensando en Maluma. Mientras gemía su nombre, se corrió y se quedó dormido.

Un "toc, toc"  en la puerta lo despertó, ya había amanecido, y se había quedado con el pene afuera y rastros de semen en su abdomen, Justin exaltó.

— Justin, amor, recuerda que me prometiste que vendrías conmigo hoy — dijo Pattie

— Ya voy mamá — respondió Justin mientras se dirigía al baño.

Y es que luego de varios intentos, la madre de Justin lo convenció de que lo acompañara a una sesión de fotos de su nueva línea de ropa. Entre Maluma y los sueños raros, al canadiense se le había olvidado que había quedado con su madre ese día.

Justin no estaba muy entusiasmado, pero bueno, solo quería complacer a su madre para que lo dejara en paz.

Abrió el grifo de la ducha y se metió a bañar, pero le entró una calentura tremenda pues frente a la ducha había un espejo donde podía apreciar su cuerpo desnudo y brillante bajo el agua de la regadera que hacía que sus músculos se vieran espectacular, mientras con su mano comenzó a  masturbarse nuevamente viéndose. Sentía que todo le excitaba, le hacía falta su gran amor, Maluma. Los chorros de semen se mezclaron con el agua que se iba por el desagüe.

El Guardaespaldas IIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora