Capítulo 13

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Como pudo, Justin intentó tomar aire, sus cachetes enrojecieron como tomates y un ardor recorrió su cuerpo. Para empeorar todo, la pareja se acercó hacia ellos.

— Les presento a mi hija, Melissa y bueno, a Maluma ya lo conocen porque trabajó para ustedes y fue una recomendación tuya Jeremy.

— ¿Cómo que fue una recomendación tuya? — preguntó Justin.

— Así es hijo, me hiciste reflexionar luego de decirme que dejaríamos a nuestros empleados sin trabajo al irnos a París, se los recomendamos a George y ahora mira, Maluma es novio de su hija.

Justin pensó que todo se trataba de una cámara escondida o algo así, no podía ser posible que él mismo había puesto su felicidad en la boca del lobo.

Melissa y Maluma saludaron a los señores Bieber. La reina de belleza le dio un beso en la mejilla a Justin y Maluma aprovecho para darle un abrazo con toques en la espalda, haciéndole sentir a Justin ese perfume de macho que lo volvía loco.

— Cuánto tiempo, ¿no? — preguntó el rapado.

— Eh... eh... bueno, sí... supongo — balbuceaba Justin mientras miraba a sus padres.

— Bueno, sentémonos por aquí, por favor — indicó George.

Los 6 se sentaron en una de las mesas.

Mientras Jeremy y George hablaban, Maluma comenzó a tocar la pierna de Justin que estaba sentado frente a él con la punta de su pie bajo la mesa, un gesto muy sensual que hacía que Justin se erizara por el morbo de ser descubiertos.

Justin no aguantó y se levantó, dirigiéndose a la mesa de coctelería, pero para su mala suerte, Maluma no tardó en seguirlo.

— Hola — saludó Maluma.

— ¿Se puede saber qué demonios te pasa? Deja de hacer eso — exigió Justin.

— ¿Te molesta? — preguntó Maluma.

— Por supuesto, primero me dices que no quieres volver a verme y luego, cuando eso me ocurre, pasas tu pie por mi pierna.

— Es que apenas te vi me pusiste a mil y si te penetro delante de todos podríamos llamar la atención.

Aquellas palabras terminaron de erizar la piel de Justin.

— Así que ahora eres novio de una reina de belleza... — comentó tragando saliva. — Terminaste conmigo porque no te de dije nada sobre mi nuevo trabajo cuando tú tampoco me contaste que estabas cuidando a una pelirroja con la cual no tardaste en revolcarte. Y eras tú el ofendido... — reprochó Justin.

— Tienes que entenderme, cuando te vi en esas fotos tan cerca de ese idiota, me puse mal, no medí lo que dije — se excusó Maluma.

— Claro, porque a mí me encanta verte en las revistas de espectáculos besándote con esa mujer — comentó Justin en tono irónico — ... Además a ti te gustan los hombres — agregó.

— A mí no me gustan los hombres — negó Maluma.

— ¿Que no te gustan los hombres, QUE NO TE GUSTAN LOS HOMBRES? Por favor no me hagas reír.

Menos mal que la música estaba alta porque de no ser así, todos los invitados se habrían dado cuenta.

— No, a mí no me gustan "LOS HOMBRES" — Maluma acercó su nariz a la de Justin sin importarle el riesgo que estaban corriendo al poder ser vistos por cualquiera. — A mí solo me gusta un hombre, tú — le susurró.

Aquello se sintió como un hielo bajando por la espalda de Justin, ese hombre tenía algo que lo enloquecía completamente.

Respirando profundo se separó de él.

— ¿Dónde está el baño? — preguntó tontamente Justin.

— Pero si tú vivías aquí... — respondió Maluma sonriendo.

— Tú... ti... eh... — Justin no tenía cómo defenderse, estaba quedado en ridículo.

El rubio se dirigió al baño de visitas en planta baja.

— No me voy a perder — comentó Justin al ver que el colombiano lo seguía.

— No sé, como te veo tan perdido y nervioso... — advirtió Maluma.

— Yo no estoy nervioso.

Justin se estaba mintiendo a sí mismo, aquel chico temblaba.

Para mala suerte del canadiense, el baño de visitas estaba ocupado, así que  tuvo que tragarse su orgullo y pedirle ayuda a Maluma.

— Eh, este baño está ocupado — dijo Justin.

— ¿No que no necesitabas ayuda?, pues ahora te haces en los pantalones, por engreído — burló Maluma.

El colombiano era tan pedante, pero tan sensual que tenía embobado a Justin.

— No es cierto, sabes que en cada habitación del piso de arriba hay uno. El de tu cuarto, perdón, el de Melissa, está muy bien — recomendó Maluma.

— Ah, tu novia se está quedando en mi cuarto... — soltó Justin levemente.

— Ah sí, bueno, ella y yo. Ya estamos durmiendo juntos en su habitación — mintió Maluma con la clara intención de ver como Justin ardía de la rabia.

— ¿Estás durmiendo con ella en nuestro cuarto?, ¿TE LA ESTÁS TIRANDO EN NUESTRA CAMA? — preguntó Justin atónito.

— Pero no te pongas celoso — rió Maluma mientras subían las escaleras.

— Yo no estoy celoso, para nada, lo que hagas con tu vida me da completamente lo mismo — mintió Justin tomando aire.

— No, solo que no saltan chispas porque se activa el detector de humo.

A Maluma le encantaba ver a su chico así de molesto.

— Imbécil — insultó Justin.

— Mira ahí es — dijo Maluma señalando con el dedo mientras ironizaba pues sabía que Justin conocía perfectamente el lugar.

Pasó y justo ahí, en medio de la habitación, estaba la cama que él y Maluma habían compartido el último año.

Justin entró directo al baño, no quería hacer nada, solo mojarse la cara con agua fría hasta bajar el calentón que Maluma le estaba produciendo.

Justin salió del bañó y ahí estaba Maluma, pasándole el seguro a la puerta y comprobando que estuviera trancada.

El colombiano caminó hacia él mirándole fijamente, parecía un zombie.

Justin estaba inmóvil, un ardor recorría su cuerpo.

Maluma acercó nuevamente su nariz a la de Justin.

— Quiero besarte y hacerte mío — soltó Maluma de golpe.

Al pobre Justin le dolía la tremenda erección que tenía.

Maluma lo tomó de la nuca y besó ardientemente al canadiense, sus lenguas se movían como las turbinas de un avión emitiendo el deseo que ambos, en ese momento, estaban liberando.

— Te odio tanto ahora mismo... — murmuró Justin sobre los labios del otro chico.

— Lo sé... — respondió Maluma — Pero aún así no puedes resistirte — agregó.

— Vete a la mierda, que te quede claro que esta es la última vez.

El Guardaespaldas IIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora