Capítulo 5

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Al llegar a su casa, el canadiense encontró a su padre sentado en el sofá, mirándole fijamente.

— Ya tu madre me contó la locura que quieres hacer — dijo Jeremy.

— Jeremy, por favor — dijo Pattie haciendo presencia en la sala.

— ¿Ah, sí?, ¿Y qué "locura" es esa? — preguntó Justin.

— El hijo de Jeremy Bieber va a ser un empresario como su padre, no va a salir en revistas modelando, eso no es serio — sentenció Jeremy.

— Lo que no es serio, es que tú me digas que nunca muestro interés en nada, que no me involucro con ninguna cosa y cuando por fin quiero hacer algo que me llama la atención, me lo prohibes.

— No te lo estoy prohibiendo, te estoy exigiendo que te saques esa idea estúpida de la cabeza ahora mismo. Esto es el colmo. Tú, mi único hijo exhibiéndote como si fueses... — Jeremy calló.

— ¿Como si fuese qué? — retó Justin — Anda, dilo.

— Como si fueses maricón.

Aquello fue una bomba fúrica que estalló dentro de Justin y dejó ardiendo todo su cuerpo que pocos después pasó a congelarse de la ira contenida.

— Pues es hora de que te vayas enterando de una vez por todas papá... — inició Justin.

Un silencio catapultó el lugar. Pattie veía expectante a su hijo mientras Jeremy hacía lo mismo casi sin pestañear.

— ¿De qué? — preguntó Jeremy prácticamente temblando.

Justin tomó aire y tragó saliva...

— De que estoy cansado de que quieras controlar mi vida, decirme a dónde ir y qué hacer sin dejarme decidir nada. Voy a firmar ese contrato te guste o no.

Por primera vez Justin se estaba enfrentando a su padre diciéndole en su cara todo lo que pensaba de él.

— Si te atreves a firmar tendrás que asumir las consecuencias — advirtió Jeremy.

— ¿Me estás amenazando?, ¿Qué planeas hacerme? No, mejor déjame adivinar, ¿Me echarás de casa? Pues no hará falta, yo me voy — decidió Justin.

— ¡JUSTIN, NO! Jeremy, detén esta locura, YA — exigió Pattie con lágrimas en los ojos.

—  Por favor, ¿no ves que está dramatizando?, para dónde se va a ir este y con qué dinero. Si no tiene ni donde caerse muerto. — se burló Jeremy.

— Eso está por verse — desafió Justin mientras se marchaba a su cuarto. — Tranquilo que desde mañana no tendrás que hacerte cargo de mí. — sentenció.

Justin no sabía si lo de modelar funcionaría, si podía ser independiente o a dónde iría, pero solo por llevarle la contraria a su padre intentaría todo hasta el final. El rubio tomó esa discusión como una señal para que aceptara la oferta de Diego.

Al día siguiente, Justin estaba en la oficina de Diego dispuesto a firmar su contrato.

— Justin, tenemos que hablar, lo de anoche fue muy precipitado, lamento haberte incomodado, es que yo necesitaba hacerte recordar lo que vivimos. ¿Lo hiciste? — preguntó Diego — Aquí tienes el contrato, básicamente dice lo mismo que te explique hoy antes del beso. — agregó Diego ante la falta de respuesta del rubio.

No era un contrato multimillonario pero tenía una alta carga moral, así que Justin lo firmó sin ninguna duda.

— Pues bienvenido, ya verás que no te vas a arrepentir... y hablando sobre lo de anoche, solo quería eso, otro beso, un recuerdo tan bonito, romántico y mágico como el de la primera vez. — dijo Diego.

— Pues por supuesto que lo recordé — confesó Justin — Hasta he soñado con eso, mi mente me ha atormentado cada noche y ni sabía por qué, ahora llegaste tú y todo encaja  Ni que no tuviera sentimientos para que todo me diera igual, besarte y no recordar nada, por favor, es el primer beso, el que nunca se olvida y lo tuve contigo. Lo que pasa es que...

— Ese es tu problema, piensas que la vida es un reality show y no es así. Mira a tu alrededor, ¿ves a alguien?, estamos solos, entiendo que no quieras contarle a nadie tus sentimientos, yo tampoco quiero, porque es eso, nuestra vida privada, pero ahora nadie nos ve, nadie nos escucha, lo mismo pasó cuando teníamos seis años, una noche frente al lago, a las afueras de la cabaña del campamento. Una cosa es engañar a los demás y otra muy distinta es engañar a alguien que vivió la misma situación que tú. — sentenció Diego.

— ... tengo novio, se llama Maluma, es colombiano, nos conocimos cuando le contrataron para ser mi guardaespaldas y es lo mejor que me ha pasado en la vida. Lamento decírtelo así, pero prefiero ser claro.

Diego quedó allí, pasmado, sin decir ni una palabra, había hecho el ridículo. Justin salió de la oficina y se dirigió al camerino donde le indicaron qué debía ponerse extrañándose de que fuese ropa tan ligera. Luego fue al estudio para comenzar junto a los otros modelos la sesión del día.

Unos minutos después llegó Diego mientras colocaba el rollo a su cámara. Su actitud ahora era más seca.

— Esta es una de las sesiones fotográficas más importantes, la fotografía de desnudo es una técnica relativamente compleja. — explicó Diego.

— ¿Desnudo? — preguntó Justin con el corazón cerca de explotar.

El Guardaespaldas IIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora