—Pensé que no necesitabas los calmantes, te veías bien en la tarde, creí que era mejor dártelos en la mañana, lo lamento.

—No te preocupes —respondo, quiero decirle que todo está bien, pero sabría que estoy mintiendo.

—Emily —la llama, le entrega las cosas con las que me acaba de desinfectar —desinfecta su cicatriz suavemente, no la toques demasiado para que no le duela tanto, yo iré a buscar el calmante.

—Pero —la mira dudosa —pero yo...

—Tu puedes hacerlo, no es tan difícil, vuelvo enseguida.

Mira las cosas en sus manos y luego me mira a mí. Está nerviosa.

—No creo que sea difícil —suelto para que se acerque — ¿O te da vergüenza?

Veo como traga saliva y se muerde el interior de la mejilla. Si le da vergüenza, se ruboriza nuevamente, me gusta cuando lo hace, me indica que siente algo por mí.

Toma el algodón con el líquido y se acerca, veo cómo observa mi abdomen y se muerde el labio. Desearía saber qué es lo piensa, meterme bajo sus pensamientos, bajo su piel. Me mira descaradamente los abdominales, y luego su vista cae a la cicatriz, limpia suavemente mi herida, evitando todo contacto con mis ojos.

Cuando el líquido vuelve a entrar en contacto con mi piel suelto otro quejido. ¡Demonios! Cada vez me arde más.

— ¿Lo estoy haciendo mal? —pregunta como si sus manos me estuvieran causando este dolor.

—No, está bien. —miento, el dolor es persistente en cada momento, no cesa e intento reprimir mis quejidos para no preocuparla más de lo que está.

—Ajá.

La observo detenidamente, desinfecta con suavidad y cariño. Parece pensativa, como si ella estuviera aquí pero su mente en otro lugar. Hasta que veo una lágrima rodar por su mejilla, la intenta esconder, pero es inútil.

— ¿Por qué estas llorando? —frunzo el ceño.

Se quita las lágrimas. Me duele verla así. 

—No me gusta verte herido —responde como si odiara la idea de verme en este estado.

Suelto un suspiro, con que es eso lo que la tiene así. —No es nada Emi, ya estoy mejor, es solo que la cicatriz no ha sanado del todo.

—No me refiero a eso, me refiero a que esa bala en realidad era para mí, tu no deberías haberla recibido.

¿Qué? ¿Se refiere a que Cassey la hubiera matado a ella en vez de a mí? Seguro que sí, ya lo intento una vez, pero ella se defendió con sus poderes.

Nunca hubiese permitido que la lastimaran, agradezco que ese día ella estuvo lejos.

—No hubiera dejado que te lastimaran Emi.

Traga saliva, deja las cosas a un lado y de la nada apoya su cabeza en mi pecho. La miro sorprendido. Su respiración me hace cosquillas en las costillas, el calor de su rostro me quema por dentro, mandando electricidad a cada parte de mi cuerpo. ¿Por qué con solo tenerla cerca me causa esto?

— ¿Sabes? Yo no me arrepiento de haberte conocido —dice de repente —no podría, ¿Cómo podría arrepentirme de conocerte a ti? si tú eres todo lo que yo alguna vez pude desear.

Vuelvo a sentir dolor y no es precisamente en la cicatriz. Ella no se arrepiente de conocerme a pesar de que yo ayer le dije lo contrario.

Se seca las lágrimas, veo tanto dolor en sus ojos que siento ganas de abrazarla. 

Mi Telequinesis © [En Edición]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora