Capítulo 35

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Siempre pensé que la banda ensayaba mucho, pero una semana antes del concurso descubrí lo que significa en realidad ensayar demasiado. Los días que no tocaban en Arabella se dedicaban a practicar y, cuando terminaba mi turno en el bar, iba por Dimas que se dormía todo el camino de regreso hasta el departamento.

Federico es el jefe perfecto, pues les ha permitido faltar dos días antes del concurso y así aprovechará para dar oportunidad a algunos chicos que le han insistido en presentarse en Arabella. Además, el permiso se ha extendido hasta mí sin importar que sea fin de semana.

Gabriel es de forma oficial el líder de la banda y todos están felices con eso, menos yo. Es quien le ha advertido a Dimas que no puede decirle nada a Minerva sobre lo nuestro hasta después del concurso.

Pero el concurso es mañana.

Entierro los pies en la arena y observo el mar, de un intenso tono azul, extendiéndose hasta el horizonte. La brisa es cálida y el cielo está despejado. Estamos en la casa de la playa de los padres de Dimas con la intención de relajarnos un poco antes del gran día y todo parece indicar que regresaremos a la ciudad hasta mañana temprano.

Es una playa privada y las casas vecinas están desocupadas, por lo que el sitio parece sacado de un catálogo sobre lugares paradisiacos. Por otro lado, todo me recuerda a la noche que pasamos aquí y me cuesta mantener las manos lejos del increíble cuerpo de Dimas.

Sofía se deja caer a mi lado sobre la arena y mira hacia el mar donde los demás se divierten. Ella esconde su cuerpo con un traje entero, un short y una blusa transparente; antes su guardarropa para la playa constaba de una única cosa: un bikini.

—¿No vas a nadar? —me pregunta recargando su cabeza en mi hombro.

—Al rato.

La verdad es que no quiero meterme al mar porque Minerva corre el riesgo de morir ahogada... ¡Ella no consigue mantener las manos lejos de Dimas!

—Cedric me ha pedido salir hoy por la noche.

Trago saliva y cuento hasta diez antes de hablar.

—¿Y qué has dicho?

—Que sí —contesta con una risita—. Estaré bien. Iremos a cenar a algún lugar cerca y volveremos. No podemos desvelarnos para regresar temprano a la ciudad.

—Cierto.

¿Quién soy yo para considerar si está lista o no? Pero no siento que lo esté... Temo que las cosas se salgan de control y...

Eric se sienta al lado de Sofía y mi amiga suelta un gritito de sorpresa, su cuerpo entero se tensa. Está muy cerca de ella, pero él ni se ha percatado de su reacción... ¿Y así piensa salir con Cedric? ¿Acaso ya olvidó lo que sucede en una cita?

La Melodía de Aura 1 - PreludioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora