quince

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Volver a clases se sintió un poco irreal para Yoongi el lunes por la mañana considerando que su vida había cambiado de una manera radical durante el fin de semana, pero ahí estaba, sentado en una de las filas intermedias tomando apuntes (intentando) de todo lo que decía el profesor Kang en la clase de tres horas de inglés. La tarea se le estaba complicando un poco debido a que el chistoso de Hoseok no paraba de lanzarle papelitos a pesar de estar sentado exactamente al lado de él, la mayoría con dibujos tontos o con palabras sin sentido porque era más que obvio que el pelinegro estaba aburrido y necesitaba distraerse de alguna manera y Yoongi parecía ser la víctima perfecta del aburrimiento de Hoseok. De a ratos Yoongi perdía la paciencia porque ya era una de las últimas clases antes del examen final y él no era precisamente un as del inglés, en serio necesitaba prestar atención extra en esas clases, pero cuando se volteaba a mirar al menor con su mirada más fiera y molesta intentando intimidarlo, el pelinegro lo miraba y esbozaba esa estúpida sonrisa que le impulsaba los pómulos exageradamente hacia arriba y también se le marcaban esos ridículos hoyuelos sobre la boca y diablos, Yoongi en serio no recordaba ni su nombre. Por más que quisiera permanecer enojado con ese rayo de sol que tenía a su izquierda, no podía ni siquiera considerarlo.

No podía engañarse a sí mismo, de todos modos; después de todo lo que había pasado el fin de semana Hoseok podría estar diciendo que quería arrojar bombas nucleares en un orfanato y él sonreiría y asentiría como un idiota, mirando embobado sus ojos almendrados y ese lunar que tenía sobre el labio. Si alguien le hubiera dicho la tarde del jueves antes de que Hoseok llegara a su casa para cenar que terminarían pasando la noche juntos él no hubiera creído ni una palabra y hasta se hubiera reído, si ni siquiera estaba seguro de si iba a ser capaz de decirle todo lo que quería decirle o no, mucho menos pensó que no sólo lo haría sino que también iba a acostarse con el chico y que después pasarían varias horas hablando hasta que los venciera el sueño. Que dormirían juntos tampoco lo pensó, pero así fue, y Yoongi no recordaba haber dormido así de bien nunca antes, tan tranquilo, tan cómodo, tan cálido, tan contenido... Hoseok disfrutaba del contacto físico, sí, lo sabía y lo recordaba, y aún así se sorprendió cuando el chico lo abrazó por la cintura para juntarlo contra su pecho y hundió el rostro en su espalda y se durmió pegado a él como si fuera un koala o algo así. Ni hablar de cuando despertó el viernes al mediodía y Hoseok lo recibió con comida y sonrisas y chistes como si eso fuera lo más normal, o mejor dicho, como si lo que habían hecho la noche anterior fuera totalmente natural y esperado. Y si pasó el sábado y el domingo enteros rememorando esos momentos con una sonrisa de quinceañera enamorada mientras se mandaba mensajes estúpidos con Hoseok, sería su más grande secreto.

Pensando en todo eso, le estaba costando seguir ignorando a Hoseok y concentrarse en las palabras del profesor, le estaba costando media vida.

-Oye, hyung -murmuró el chico justo cuando Yoongi llegaba a esa conclusión, y Yoongi se giró tan rápido que le dolió el cuello-, ¿tienes planes ahora?

-Prestar atención a la clase -murmuró él en respuesta.

-Después, Yoongi, después -ironizó el menor, poniendo los ojos en blanco con un resoplido-. Al mediodía, quiero decir.

-Depende.

-Vayamos a comer -soltó un resuelto Hoseok, todo sonrisas-. Lo que tú quieras: italiana, árabe, hindú, española, japonesa, americana, china...

-¿Coreana no? -preguntó Yoongi con una ceja alzada-. Todavía no te vi comer arroz, Hoseok.

-¿Conoces algún lugar bueno? -preguntó a su vez Hoseok, abultando los labios-. Si es comida deliciosa, comeré lo que sea.

-No, estamos en la capital de Corea pero no existe ningún restaurante de comida coreana que sea bueno -dijo con mucho sarcasmo el mayor, bufando-. Claro que conozco, idiota.

편지 (YoonSeok)Where stories live. Discover now