cinco

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Yoongi despertó unos minutos antes de que la alarma sonara y por unos cuantos segundos tuvo que quedarse en la cama porque no comprendía nada. Se incorporó sentándose mientras bostezaba y se revolvía el cabello, luego se estiró y recién entonces revisó el teléfono, comprobando que todavía faltaba para que la alarma comenzara con su estruendo. Fue entonces que recordó que se había acostado apenas llegó de dejarle la carta a Hoseok en la puerta, aparentemente el alivio después de sacarse esas tontas cuatro palabras del pecho había sido tanto que fue capaz de dormirse con simplemente acostarse y cerrar los ojos. Había dormido maravillosamente bien, como no dormía hacía tiempo, y lo que era mejor, había dormido toda la noche de corrido lo cual equivalía al menos a unas buenas siete horas. No recordaba cuándo había sido la última vez que había podido dormir tan bien, tanto tiempo y sin tener sueños extraños. 

No tuvo que prepararse una taza de café para mantenerse despierto durante la clase del día porque realmente había despertado lleno de energía, bien descansado después de la primera noche de sueño ininterrumpido que disfrutó en días. En lugar de eso, se dio el lujo de exprimir dos limones para hacerse un vaso de limonada y se cocinó un omelette. Desayunar era un privilegio que hacía siglos no disfrutaba, y aunque sus habilidades en la cocina no eran la gran cosa, ese plato de huevos batidos con queso y jamón le pareció un manjar. Mientras lavaba los platos se dio cuenta de las maravillas que podía hacer una buena noche de sueño porque tampoco podía recordar la última vez que se había preparado para ir a la universidad con ánimos como esa misma mañana.

Después de ducharse rápidamente y vestirse fue momento de salir para no llegar tarde a su clase de ese día, nuevamente Lingüística, a la cual no podía faltar porque era la misma que se había saltado el martes por evitar a Hoseok. Esa mañana no iba a hacer lo mismo, no iba a huir del salón por temor a cruzarse con el pelinegro, principalmente porque no quería perderse de nuevo la clase, aunque también porque quería ver al pelinegro y saber su reacción con respecto a la carta que le había dejado la noche anterior (a pesar de estar muerto de nervios ante  la idea de una confrontación con él). Así que se abrigó mucho debido a la pequeña nevisca que había en las calles y partió rumbo a la parada del autobús que minutos más tarde lo dejó en la universidad con poco menos de diez minutos de tiempo libre antes de que llegara el profesor y fuera hora de comenzar la clase, y fue en el momento exacto en el que puso un pie en el recinto que comenzó a sentirse realmente nervioso al punto de comenzar a sudar bajo la parka acolchada que traía puesta porque se percató de un pequeño detalle: si Hoseok leía la carta y aceptaba sus disculpas, eso significaba que podrían volver a hablarse, y eso implicaba realmente hablar con él después de todos esos años. Por más estúpido que sonara e incluso si había pasado todo ese tiempo extrañando horrores a Hoseok, nunca pensó en tener la posibilidad de realmente recuperarlo, no creía merecerla ni imaginaba que algún día volvería a ver al pelinegro. Ahora que se había dado cuenta de la situación estaba, por decir algo, aterrado. Igual que un niño asustado, llevó ambas manos a las correas de su mochila y se aferró a estas con tanta fuerza que los nudillos se le pusieron blancos pero no le importó porque esa era la única forma de controlar el temblor que se había apoderado de ellas. 

-Calma tu mierda -se murmuraba a sí mismo mientras caminaba hasta el aula-. Madura de una puta vez, cabrón. 

Probablemente estaba exagerando de nuevo, pero en verdad estaba asustado porque no había pensando en nada además de escribir la carta y sacarse ese peso horrible de los hombros. No había planeado una reunión después de eso, no había elaborado ningún discurso de disculpa (que probablemente olvidaría de haberlo hecho) y ni siquiera estaba seguro de ser capaz de volver a caerle bien a Hoseok siendo tan diferente al Yoongi de 15 años que se había mudado a Gwangju al empezar la preparatoria. ¿Qué podía decirle, cómo podría eso no ser terriblemente incómodo? Dejarle una carta al chico en lugar de llamarlo o decirle las cosas frente a frente había sido una muy buena forma de evitar una confrontación real para disculparse en persona, sin embargo eso no significaba que la confrontación no tendría que pasar tarde o temprano. De hecho era todo lo contrario, por más cobarde que Yoongi fuera, tenía que enfrentar a Hoseok en algún momento. ¿No era obvio de todos modos? Después de haberle dejado esa carta tendría que estar listo para reunirse con Hoseok, era estúpido siquiera que no hubiera pensado en ello. Ni hablar de que Hoseok se merecía la más grande y sincera disculpa real y no mediante un estúpido pedazo de papel con cuatro malditas palabras escritas en él, por eso mismo incluso si Yoongi se moría de la angustia, disculparse en persona era lo menos que le debía al menor después del comportamiento tan estúpido que tuvo para con él. 

편지 (YoonSeok)Where stories live. Discover now