—Como quitarle un pelo al león —bromea y me hacer reír—. Encontraremos la forma ¿De acuerdo?

—De acuerdo.

Por suerte, Sofía no es de exigir detalles o me habría muerto de vergüenza al contar lo que sucedió la noche anterior. Con algunas leves insinuaciones y ella casi estalla en chillidos de felicidad cuando me esperaba algo más de discreción.

—Entonces... ¿Es oficial?

—¿Qué es oficial?

Sofía entorna los ojos y dice.

—Que regresaron.

—No sé si regresamos —confieso—. No sé qué somos...

—Simplemente amigos no.

Bebo de mi café y consulto el celular sólo para no mirarla a los ojos.

—No somos sólo amigos...

Y ahora él debe estar intentando calmar las cosas con Minerva... La idea me molesta mucho y de inmediato me siento una miserable por enojarme luego de saber por lo que ha pasado la tapatía.

—Minerva sospechaba —me dice Sofía como si adivinara mis pensamientos—. Yo insistí en que habías tenido problemas con tu mamá y que de seguro apagaste el celular para que nadie interrumpiera mientras hablaban.

—Minerva —repito y enarco ambas cejas—. Es importante para Dimas... Es como si sintiera una responsabilidad especial con ella.

—Bueno... Fueron padres por un tiempo...

La sutileza con la que dice aquello me encoge el estómago.

—Nosotros alguna vez creímos que estaba embarazada —confieso—. Fue hace mucho y creo que hasta lo ha olvidado, pero... siguió adelante ¿No?

—No te hagas eso —susurra—. Si quieren intentar que esto funcione, ambos tienen que dejar los resentimientos atrás.

Es muy fácil decirlo...

—Por otro lado... ¿Qué ha pasado en tu vida?

Sofía se convierte en un tomate humano en un segundo y clava la vista en su taza de café.

—¿De qué o qué?

—De cierto baterista que nos ha invitado a comer —contesto agregándole cierta picardía a cada palabra—. Alguien tampoco me ha contado muchas cosas en estos días.

—No hay nada por contar —dice pestañeando con exageración—. Somos amigos...

—¿Sólo amigos?

De acuerdo, lo que quiero saber es si se han besado o algo por el estilo. No por ser una chismosa desconsiderada, sino porque significaría que Sofía está dejando atrás muchas cosas.

—Amigos —confirma—. Le he dicho que necesito ir muy despacio.

—O sea, han hablado del tema —digo atragantándome con el café y recibo sus suaves palmadas en la espalda— ¡No me dijiste nada!

Sofía se sienta muy erguida y asiente.

—Hemos hablado, cierto. Y él ha aceptado sin preguntar, lo que agradezco mucho y...

Permanece en silencio mirando su manicura perfecta.

—Creo que hacen una linda pareja...

—¿En serio?

—Sofía, verlos juntos es la cosa más empalagosa que he observado en estos días y eso que sólo se miran como borreguitos a medio morir.

—¡Exageras!

La Melodía de Aura 1 - PreludioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora