Parte 19 ¿Mi imaginación?

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Sus ojos también están rojos...

-Prométeme...que no me pegarás ni me humillarás. Nunca más.

Él acerca aún más su cara a la mía, hasta que nuestros labios casi se rozan.

-Te lo prometo.

Y así él cierra los ojos y me besa, un beso tranquilo y calmado.

Se separa y apoya su barbilla en mi cabeza.

-Lo siento.

-Para de pedir perdón...

Me besa la cabeza y baja pasando por mis mejillas hasta llegar a mi cuello.

-Veg...

-No te haré daño. No soy como Mike.

Dudando paso mis brazos por su cuello y me agarro a el con fuerza cuando me levanta para posarme en la cama.

-Ya puedo caminar

-Pero me gusta cargarte.

Bajo mi mirada un poco avergonzado y él me da un beso en el cuello a la vez que lentamente desata el nudo del albornoz.

-Espera...

Sujeté sus manos y él levantó la cabeza mirándome directamente a los ojos.

-Es...muy rápido

-...

...¿Por qué no dice nada? ¿Se volvió a enfadar?

Lleva sus manos hasta mi cara y pellizca mis mejillas estirándolas.

-Pareces un tomate

Sonríe, me besa tan rápido que ni si quiera me da tiempo a reaccionar, se levanta y va al baño.

¿Qué ha sido eso?

Toco mis labios pasando de estos a mis mejillas, sintiendo el calor que estas desprenden.

-¡Pide algo para desayunar! También deberías quitarte ese albornoz gigante y ponerte ropa, no quiero que alguien te vea así como la última vez.

Aparté las manos de mi cara y cogiendo el teléfono pedí lo mismo que el día anterior y me vestí con una camiseta de manga corta y unos pantalones de chándal. Él salió minutos después del baño y revolvió mi pelo pasando a mi lado.

-...¿No estás enfadado?

- No. 

Me mira de arriba a abajo y sonríe.

-¿Qué?

-Nada nada, sólo que parece que no tienes más que camisetas de manga corta y pantalones de chándal.

-Bueno, tú siempre te pones una camisa, tampoco puedes decirme nada.

-En eso tienes razón.

-Voy al baño.

-Espera.

Coge mi muñeca y tira de mi haciendo que perdiese el equilibrio y quedase sentado en su regazo.

-¡¿Q..que?!

Levanta la manga del albornoz de mi brazo derecho y lame la herida que había quedado después de la mordida.

-Duele, Vegetta

-Ya. Ahora estarás mejor

Miro mi brazo y ahora solo hay marcas de los dos agujeros. Tampoco dolía.

-Mhm...gracias

Le sonrío y él me rodea la cintura con sus brazos y se queda sonriéndome

-...

Soy...¿su compañero?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora