day one

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6:00 a.m.

Justin había despertado ya hace una hora antes de lo marcado. En la noche no había podido conciliar el sueño, por el llanto que no paraba. Llamo a algún asistente para que le suministraran alguna pastilla antidepresiva o para dormir; este lo miró y sin decir nada, salió de la habitación. Luego lo comprendió, si había venido aquí, era para liberar su cuerpo de drogas.

Decidió meterse a bañar, así podría desayunar y comenzar su día antes que todos. Y no es que no quisiera convivir, pero se siente lo suficiente decaído como para hacerlo.

Después de salir limpio y algo seco del baño, se colocó su boxer negro y un pants, una camisa blanca básica y unos vans amarillos. Se miró al espejo mientras acomoda su cabello; resoplo, su rostro se veía demacrado y las ojeras eran más notables cuando te dormías llorando.

Al salir de la habitación y asegurar esta con llave, camino por el pasillo que lo conduce al jardín. Es muy amplio y con muchos árboles de distintos tipos y también flores y al fondo, puedes observar la bella playa de Santa Mónica.

Camino más a la orilla del lugar para poder ver más de cerca la playa. Al llegar, sonrió al sentir la brisa humeda mañanera golpear su rostro. Estos eran los momentos por los cuales vale la pena vivir.
Se sentó con las piernas cruzadas en el césped, que se encontraba algo húmedo. Justin paso sus dedos por ahí y decidió, que este sería su lugar; aquí vendría con au guitarra y su libreta.

Al mirar a la playa, su corazón se estrujo. Recordó cuando Selena y él, habían estado en estas playas; cuando su vida no estaba tan dañada.

-Mmh, ¿Justin?-dijo una tímida y suave voz detrás de él,-¿no vendrás a desayunar?-él levantó su torso y se giró como pudo a verla.

Una chica con jeans y una camisola que usan los enfermeros se encuentra ahí. Su cabello castaño y sus ojos marron, que al brillo del sol parecen miel, lo miran con una amable sonrisa.

-Soy Lyss, mucho gusto,-dijo cuando ya se encontraba sentada junto a él.-Tú eres Justin,-el muchacho asintió con una mueca,-yo...yo me encargaré de ti en tú estancia aquí,seré algo así como tú asistente personal,-levantó la barbilla con orgullo y sonrió ampliamente. Vaya, si que es bonita. Justin la miró y rió por lo graciosa que se ve así.

-Mucho gusto, Lyss, prometo no ser tan molesto.-dijo con un tono de alegría en su voz, esta chica se lo transmitía.

Se quedaron unos minutos en silecio; Justin arranca el pasto con sus dedos y Lyss esta recargada sobre sus brazos admirando la vista. No presonaria a Justin, quería hacer que se sintiera cómodo para ya luego, tomar más confianza y hablar. Porque eso es lo que habían pedido, que hubiera alguien que lo escuchará y no lo juzgue, que trate de comprenderlo, porque eso es lo que él necesita.

-¿Hay un menú específico o puedo ordenar lo que se me antoje?

Preguntó tranquilo, aunque un poco arrogante. No quitaba la vista de las suaves olas que se forman. Lyss lo miró, esperando a que lo que haya dicho sea una broma.

-Creo que es algo obvio, que tendrás que acoplarte a lo que cocine Betty,-dijo suave Lyss, no quería sonar grosera,- no es tan mala, de hecho.

Él podría estar acostumbrado a tener los mejores chefs trabajando para él, también podría ir a desayunar a París o a cualquier otro lado si se le plazca. Pero aquí no es Justin Bieber el reconocido artista mundial, aquí solo sería Justin, y sería tratado por igual.

Justin resoplo, levantándose de ahí y sacudiendo su pants; le extendió una mano a Alyssa para que también se levantará y ella la tomó, impulsando su cuerpo quedó frente a él.

-Bien, demonos prisa, estoy hambriento.- le sonrió, amable.

El camino fue silencicio, pero para nada incómodo. Alyssa seguía pensando en como acercarse más allá con él, cumplir con su trabajo. Aunque algunos problemas personal la distraen en estos momentos.

-Y...¿entonces tú...qué harás por mi aquí? ¿Cuál es tú función?- preguntó Justin sin quitar la vista de en frente, sólo la mira de reojo para ver que ella no quitaba la vista del suelo.

-Estoy aquí para apoyarte y escucharte, no te sentirás solo conmigo aquí; todos los pacientes tienen a alguien como yo, también, me suministran ciertas cosas para calmarte por si te dan ataques.- dijo, usando la voz fría y profesional con la que siempre trataba a los familiares de sus pacientes.

Justin apretó los labios y asintió. Se sintió incómodo, ya que eso había sonado como si realmente tuviera problemas mentales.

Al llegar al comedor, Lyss le pregunto si quería comer aquí, en la terraza o su habitación. Esta última quisa era hermitaña, pero había notado que Justin no estaba cómodo con todas las miradas sobre él.

-Hot cakes y ensalada de fruta,-fruncio el ceño,-no estoy a dieta. ¿Crees que pueda tener dos rondas?

-Supongo que si, pero por ahora, puedes servirte la cantidad que desees.- Lyss no dejaba ese tono amable y dulce. Justin se preguntaba si así es ella o solo actuaba con descendiente, porque es su trabajo.

Veinte minutos más tarde, Justin y Lyss se encontraban desayunando en el piso de su habitación con la espalda recargada a un lado de la cama, platicando de cosas superficiales, como su edad y gustos.

-Entonces...¿tus favoritos son spaguetti a la bolognesa?-Justin asintió mientras mastica una fresa,-tienes suerte, Betty los cocina los miércoles, y son su especialidad.

Justin rió aún con fruta dentro de su boca, para Lyss fue imposible no reír también al ver como se atora.
Ella volteó y lo miro de perfil, estudiando su rostro. Es más bonito de lo que se ve en la televisión.

Alyssa nunca le gusto juzgar a un libro por su portada. No ha estado al pendiente de los escandalos de Justin, pero con su reciente estadía en la cárcel, supo que había llegado a un límite.

Saving Justin ✔Where stories live. Discover now