—Ya, hazlo —bufo—. Antes de que decida patearte y acabar con esto.

El chico sonríe y vuelve a señalarme con la cámara.

—Ahora aparenta que no tienes deseos de matarme ¿Sí?

Entorno los ojos y finjo relajarme.

—Bien, tu mano arriba de tu cabeza... —pide y obedezco con cierta timidez— ¿Te estás sonrojando? Perfecto...

—¡Cállate!

Escucho a Sofía reírse y trago saliva.

—¿Estás nerviosa?

—Sí, bueno... No todos los días alguien me toma fotografías así.

—Pues... te ves adorable.

Esa palabra...

—Deja de llamarme así —titubeo.

Eric aparta la cámara y su mirada oscura provoca estragos que no debería de ocasionar ni por error. No es su atractivo lo que me está afectando, si no la amistad que compartimos y no deseo hacer algo que pueda arruinarla. En verdad lo aprecio mucho y presiento que esta no es una buena idea.

Él dirige mi otra mano hasta dejarla descansando sobre mi clavícula derecha y por su expresión sé que está consiguiendo lo que quiere para la fotografía... ¡Lo que me provoca más nervios!

—No te muevas.

Hace varias fotografías y en cada movimiento su pierna roza un poco más conmigo. Los minutos me parecen horas y al final creo que me falta el aire, el cual sólo regresa cuando Eric se levanta del sofá.

—¡Mira! —Sofía le enseña algo en su celular al fotógrafo y éste asiente.

—Envíamela.

Cedric gira la laptop por lo que ya no puedo ver qué hacen y se sientan en el suelo concentrados en la laboriosa publicación de mi primera fotografía en la dichosa red social.

¡Vaya tontería!

Termino la cerveza que Cedric ha abandonado y me distraigo leyendo una revista. Ellos hablan en voz baja y no tengo ánimos de esforzarme en escucharlos. De hecho, estoy más concentrada en los pasos al otro lado de la puerta que podrían indicar que Dimas ha llegado en compañía de la violinista.

La habitación no es muy grande y es algo incómoda con el color rojo chillón de las paredes que comparte con el largo sofá donde estoy sentada. Además de eso sólo está la vieja mesa del centro y algunos instrumentos musicales por ahí y por allá.

—¡Ya está! —exclama Sofía emocionada—. ¿Quieres ver las fotos?

—¿Las fotos? —repito—. ¿No era una?

Cedric gira la laptop y observo la fotografía que ha tomado Eric, es genial. Por un momento no creo que sea yo, ya sea por los filtros fotográficos o no sé, pero cuando descubro sus iniciales en marca de agua en la parte inferior ya sé por qué insistieron en la fotografía conmigo debajo de él.

—¡¿No que nadie sabría quién la tomó?!

—Oye, quedó muy bien —se defiende Eric—. Sólo me enorgullezco de mi trabajo.

Pongo los ojos en blanco.

—Y ahora la siguiente...

¡Por Yoda!

¡Y Obi-wan!

¡Y Darth Vader!

—¡No! —exclamo—. ¡No, no, no! ¡Quiten eso!

La Melodía de Aura 1 - PreludioTahanan ng mga kuwento. Tumuklas ngayon