—Minerva se ve muy feliz.

Escuchar su nombre me regresa a la realidad y la descubro muy cerca de Dimas sobre el escenario.

—Al menos alguien lo es.

Sofía ladea la cabeza y da un sorbito a su bebida.

—Espero que no lo perdones pronto.

—No tengo que perdonarle nada porque sólo somos amigos...

—Que desaparecen en una bodega a oscuras por mucho rato... —comenta con una sonrisita pícara.

—¡Sofía! —exclamo sintiendo como el rubor cubre mis mejillas y apresuro el vaso de agua.

La rubia ríe por lo bajo, pero no agrega nada más por largo rato.

—Tengo miedo de lastimarlo —suelto de la nada hipnotizada por su voz y la mirada celeste que se encuentra con la mía cada pocos minutos—. No lo merece, él...

—¡Aura! —exclama ella— La ingenua aquí se supone que soy yo, pero me quieres robar el título.

La miro sin comprender.

—¿Qué quieres decir?

—Quiero decir que has estado tan preocupada por no herirlo que has permitido que él te lastime.

Parpadeo, atónita, e intento decir algo inteligente sin conseguirlo. Mientras mi cerebro trabaja a toda velocidad para encontrar una respuesta a eso, la banda termina de tocar y Dimas baja del escenario de un salto.

—Debo regresar a mi puesto —balbuceo.

—Envíame tus últimos cuentos ¿Sí? —pide ella sonriéndole a Cedric— Me gustaría leer algo tuyo.

—Claro.

Me alejo justo cuando Dimas va llegando hasta donde estamos. Intento no mirar hacia la mesa que ocupa la banda, en el rincón del bar, y ahora Sofía, pero apenas lo consigo. Minerva está sentada al lado de Dimas y cada dos segundos le pone las manos arriba con alguna excusa estúpida, pero a él parece incomodarle un poco.

Algunos chicos se acercan a la banda para platicar e incluso les regalan una botella de vodka que Eric acepta con una sonrisa de oreja a oreja. Deduzco que son sus admiradores y cuando veo a unas chicas tomándose fotos con Dimas sé que estoy en lo cierto.

¡Y él se ve irresistible!

Es horrible, una de las peores sensaciones que he tenido. Observar su cabello y conocer las caricias de sus rizos entre mis dedos, la firmeza de su abdomen bajo mis manos y el sonido ronco de su voz impregnada de mi nombre... Sacudo la cabeza con la temperatura del cuerpo elevándose y me abanico con ambas manos. Mala idea pensar en todo eso... ¡muy mala idea!

Sofía se marcha al poco rato cuando su chofer pasa por ella y nos despedimos con un abrazo. Intenta convencerme de ir a su casa para poner distancia entre Dimas y yo, pero sé que es algo inútil pues en algún momento tendré que enfrentarlo. Por desgracia, ese momento llega al cierre del bar cuando descubro que es el único de la banda que no se ha marchado y que espera por mí al lado de la puerta principal con las llaves de mi auto en la mano.

—Pensé que te irías con Mina —aguijoneo arrebatándole las llaves.

—Deberíamos hablar...

—No ahora con todo el vodka que bebiste —digo agitando una mano frente a mí—. Hasta aquí puedo sentir el olor a alcohol.

Nos despedimos de los chicos de seguridad, quienes nos miran con demasiada perspicacia por lo que sé que ya conocen el chisme del momento sobre nosotros.

La Melodía de Aura 1 - PreludioWhere stories live. Discover now