¡Ey, chico escritor! – dijo Lanie apenada al ver a aquel hombre tan grande llorando como un chiquillo – a nosotros no tienes que explicarnos nada, sabemos lo que siempre has sentido por ella, y también sabemos que no vas a olvidarla tan fácilmente.

No lo soporto, la echo de menos todos los días – siguió llorando – más de una vez me tengo que tragar las lágrimas, para no preocupar a mi madre y a Alexis, pero cada día que pasa, siento que no puedo seguir así, no puedo vivir sin ella.

Lo sé, es demasiado duro – dijo Lanie acercándose a abrazarlo, mientras que las lágrimas también caían por el rostro de la forense – ya ves, yo tampoco puedo evitar hartarme de llorar cada vez que me acuerdo de ella.

Ryan y Esposito, miraban el cuadro que tenían delante. Castle llorando como un niño consolado y abrazado por una Lanie, que parecía aún más pequeña al lado de la envergadura del escritor y que también lloraba con pesar, provocando el llanto de los dos detectives que intentaban hacerse los fuertes y aguantarse las lágrimas. Cuando se calmaron, se miraron entre ellos y afirmaron con la cabeza, como si hicieran un pacto mudo de no volver a hablar del tema.

A partir de ese día, Castle se bajaba algunas veces a la morgue a hablar con Lanie. Esta le contaba muchas de las batallitas y conversaciones que había tenido con su amiga, con él como principal protagonista, lo que provocó más de una sonrisa en el atormentado escritor, haciendo más llevadero el sentimiento de pérdida de los dos.

Aquel día, había estado a primera hora en el cementerio acompañado de Martha, que ya había vuelto de su seminario, y después de desayunar juntos, ella se fue a su escuela de teatro y él decidió dar un paseo hasta la comisaría aprovechando la bonita mañana que hacía.

De repente, los titulares de los diarios desde los expositores de venta, le llamaron la atención. Decían que el senador Bracken sería juzgado en menos de un mes, que ya todo estaba listo para llevar a cabo el juicio. Se alegró por ello.

Castle pensó con tristeza que Kate no estaría allí, para ser testigo de primera fila, del proceso que debía llevar a la cárcel al asesino de su madre, toda la vida queriendo hacer justicia, y ahora que tenía esa oportunidad, ella no iba a estar ahí para presenciarlo. Compró varios diarios y fue leyéndolos por encima, dándose cuenta de la envergadura que tenía la vista que se iba a llevar a cabo. Llegó a la comisaría, se sirvió un café y se metió en la sala de descanso, que se había convertido en su área de trabajo. Aquel día no abrió ninguna carpeta de ningún archivo, leyó todos los diarios y uso el ordenador para consultar la prensa digital.

Leyendo el nombre del gran número de personas que tendrían que testificar, dio con el nombre de Kate, y la reseña del desgraciado fallecimiento de la testigo a causa de un aparatoso accidente de tráfico.

Fue entonces cuando se le encendió la bombilla, lo relacionó todo y se dio cuenta de quien era el verdadero culpable del asesinato de Kate Becket. Con los periódicos en una mano, salió de la sala de descanso como una exhalación, sorprendiendo a sus amigos, que en seguida se dieron cuenta de que algo pasaba, por lo que se levantaron de sus mesas para seguirlo hasta el despacho de Gates, donde entró sin siquiera llamar.

Fue él, ¿verdad? – preguntó nervioso mientras blandía el periódico.

Gates que no pudo evitar el respingo ante la sorpresiva entrada de Castle en el despacho, se levantó diciendo enfadada:

Pero, ¿Qué manera de entrar en mi despacho es esta?

Fue Bracken quien mató a Kate, ¿verdad? – volvió a preguntar indignado – fue él, usted lo sabía y ha estado ocultándomelo todo este tiempo.

¿Y por qué querría el senador Bracken matar a la detective Becket? – preguntó Gates haciéndose la nueva.

Porque él mató a su madre y ella lo sabía, por eso.

Mi vida sin tiHikayelerin yaşadığı yer. Şimdi keşfedin