Pero las cosas no eran tan sencillas; simplemente, su corazón no temblaba ni un solo ápice por Phil, y sus sentimientos estaban mudos por él. Y por ello no podía – ni quería – estar con él.

-Mira, ya seguiremos hablando de esto mañana en la cena de mi padre, ¿de acuerdo? – Dijo Devi, dándole un apretón en las manos, que eran suaves y cálidas. Entonces, esbozó una leve sonrisa risueña: - No quiero terminar de arruinarte la Noche de Fogata.

Phil esbozó una sonrisa torcida y se encogió de hombros, como quitándole importancia al asunto.

-No me has arruinado la Noche de Fogata, Devi. – Dijo, con dulzura. – Ahora me tomo unos doce chupitos y se me pasará. – Bromeó, arrancándole una carcajada genuina a Devi. – Al menos espero... espero que sigamos siendo amigos. – Añadió el joven, con cierta reticencia.

-Pues claro que sí. – Repuso Devi, con seriedad pero con una sonrisa conciliadora curvando sus labios rojos.

Phil le dedicó una nueva sonrisa y, finalmente, se despidió de Devi cuando uno de sus amigos le pilló por banda para que participase en un concurso de beber. Devi se quedó a solas mientras observaba a Phil alejarse por la playa hasta una de las fogatas más cercanas, sintiendo una extraña amargura rodearle el corazón, en parte por lo que acababa de hacer y en parte porque sabía las consecuencias que aquello acarrearía, sobre todo con su padre.

Sí, sin duda a John Matthews no le haría mucha gracia saber que su hija acababa de rechazar a uno de los chicos más ricos y prometedores de todo el pueblo. Solo quedaba la esperanza de que ese momento aún fuese muy, muy lejano.

-Definitivamente te acabas de convertir en la mayor rompecorazones de la historia de Hollyville, rubita. – Dijo una voz junto a Devi.

Devi soltó un respingo de sorpresa cuando Vanessa apareció junto a ella en una exhalación, esbozando su característica sonrisa pícara y burlona. Tenía los castaños rizos recogidos en un moño alto y vestía unos pantalones tejanos y un jersey rojo.

-¿Cómo has podido rechazar a Phil Robinson? – Continuó Van, tomando el rostro de Devi entre sus delicadas manos. Entonces la sacudió un poco, arrancándole una risa a Devi, y se acercó a su cabeza como si estuviese escuchando atentamente. – Definitivamente no debes tener nada ahí dentro, porque si no, no me lo explico. – Le dio unos golpecitos junto al ojo con el dedo índice y añadió: - O a lo mejor simplemente estás cegata. ¡¿Tú has visto lo bueno que está?!

-¿Has venido solo para criticarme? – Bromeó Devi, enarcando una de sus elegantes y rubias cejas en un gesto escéptico.

Van le sacó la lengua y, como si fuese una hermana mayor, comenzó a atusar el pelo de oro de Devi, peinándoselo con los dedos y colocándoselo sobre los hombros, fingiendo indiferencia.

-No. También he venido a decirte que... - Volvió a tomarla de los hombros y su rostro se llenó de una brillante excitación cuando añadió: - ¡He ligado!

-¿Qué? ¿En serio? – Repuso Devi, contagiándose de la emoción de su mejor amiga. Vanessa asintió. - ¡No me lo creo! ¿Con quién?

Vanessa entrelazó su brazo con el de Devi y la hizo girar sobre sí misma, hasta que ambas amigas quedaron de cara frente a un grupo de jóvenes, más o menos de su edad, que reían y bebían cerveza alrededor de una fogata. Entonces, un chico de ojos rasgados entre verdes y azules y pelo rubio alzó la mirada y saludó a Vanessa con una sonrisa seductora; le hizo una seña para que se uniese a ellos y Vanessa asintió efusivamente.

-Se llama Kit. Kit Bennett. – Dijo Van, volviéndose hacia Devi. Las llamas de las fogatas cercanas bailaban en sus ojos azules y el viento agitaba los rizos que se habían escapado de su recogido. – Es encantador, súper divertido y realmente parece que está interesado en mí.

Warrior | l. t. |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora