Dimas recarga su barbilla sobre mi hombro y lee en silencio el cuento que reviso en mi laptop; un rato pasa y me quita el audífono del oído.

—¿Estás lista?

—Sí —respondo quitándome el otro—. El que tarda más eres tú.

La vibración de su risa envía ondas de choque por todo mi cuerpo.

—Te reto a tener mi cabello una semana y luego veremos.

Apago la laptop y disfruto del beso que deja en mi oreja.

—Siempre luces despeinado.

—No dije que lograra peinarme —murmura y su aliento sobre esa zona sensible me provoca un agradable escalofrío—. Vamos o se hará tarde.

Bajo de la silla y me abraza por la espalda. Permanecemos así un largo rato con el silencio que inunda el departamento y lo único que quiero es empujarlo hasta la habitación...

—Oye... —giro entre sus brazos y rodeo su cuello sintiendo los rizos húmedos entre mis dedos— ¿Estás seguro que es buena idea acompañarte?

—¿Por qué no?

—Porque no nos han visto juntos desde ese día y... —ambos desviamos la mirada porque, al menos en mi caso, los recuerdos de lo que ocurrió regresan a toda velocidad y continúan sonrojándome— no quiero causarte problemas con los demás.

Me refiero a Minerva y lo sabe, es bastante obvio. La banda no se ha pasado por el bar hasta los días en que tiene que presentarse y han aprovechado para escuchar a otras bandas que concursarán. Sin embargo, Cedric le ha contado a Sofía que a veces escucha a Minerva llorando por las noches y, aunque me moleste, sé lo mucho que significa para Dimas.

Fueron padres, por muy poco tiempo, pero lo fueron...

—Sólo tenemos que evitar esto... —murmura y, cuando estoy a punto de preguntarle a qué se refiere, me besa con suavidad—. ¿Podrás?

Sonrío mordiéndome los labios y asiento.

—Un rato, no prometo más.

Deslizo las manos sobre sus brazos firmes y subo los pies sobre sus botas. Sus labios son adictivos y puedo pasarme horas besándolo. En el bar nos escondemos en cualquier sitio para besarnos y es palpable la tensión que se crea entre nosotros.

Su celular recibe una llamada y rompemos el contacto para ver el nombre de Mina en la pantalla con una foto en blanco y negro. Su belleza me hace sentir una profunda inseguridad de inmediato.

—¿Ya están ahí? —pregunta él y me toma de la mano—. Voy.

Cuelga y lo recibo con una mirada escéptica mientras cierro la puerta del departamento.

—¿Voy? ¿No sería vamos?

—No quiero alterar las cosas desde ahora.

Entorno los ojos y le arrojo las llaves del automóvil. Ni si quiera insistiré en la mala idea que es acompañarlo.

☆★☆

Dimas se estaciona cerca de la entrada trasera de El Coliseo y observo, a través de la ventanilla, el alto edificio. Es el mismo sitio donde se realizará el concurso de bandas y han solicitado a todos los participantes asistir para la grabación de un video corto que transmitirán antes de su presentación el día del evento.

Apenas es mediodía, pero el cielo está nublado, parece como si pasaran de las seis de la tarde. Hay varios automóviles en el estacionamiento y la minivan de Cedric está a unos metros de nosotros.

La Melodía de Aura 1 - PreludioWhere stories live. Discover now