Capítulo 37.

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Después de risas y unos cuantos empujones llegamos de nuevo a mi dulce hogar. 

Jos se detuvo al igual que yo, aún sonriendo como estúpidos. 

Gracias por acompañarme, te debo una.— 

No es nada... bueno, la verdad si.— 

Enarque una ceja. 

¿Qué tenía en mente? 

Estuve pensando que como te acompañe con tu padre, casi un día entero, tu podrías estar con mi familia igual, ¿Qué dices?

¿Un día con su familia?
No suena mal.

De acuerdo, acepto. — Le sonreí.

Entonces... ¿Te veo mañana? — 

—Sip, mañana.— Esta vez fui yo quien le plantó un beso en su mejilla.

Me despedí de él con la mano y entre de nuevo a casa, emocionada por que amaneciera.

Al día siguiente me levanté muy temprano; 8:00 am.
Bueno, para mi esa hora es temprano, así que no juzguen.

No me tomó mucho arreglarme por lo que baje casi enseguida a la cocina.

¡Ya me voy mamá!—Cerré la puerta tras de mi y camine rumbo a la casa de los Canela.

Presioné el timbre y espere unos instantes hasta que la puerta se abrió.

Un Jos aún en pijama se asomó por la puerta.

Hola, pasa.—Me abrió paso y me adentre a su hogar.

Sus labios cálidos chocaron en mi mejilla estampando un beso.

Ven, están en el comedor.— Lo seguí hasta ahí, y como había dicho, todos estaban desayunando.

¡Melisaa!— La voz de Daniel hizo sobre saltar a todos.

— ¡Daniel! — Saludé de igual forma.— Hola, buenos días.

Buenos días.— Todos respondieron mi saludo.

Ven Melissa, siéntate, ¿ya desayunaste?— La señora Canela habló dando unas cuantas palma ditas a la silla juntó a ella.

Iba a responder, pero recordé que en efecto, no había desayunado, con la prisa y la emoción olvide hacerlo.

No. — Me sobé el estómago, por lo que la hice reír.

Pues no se diga más, desayuna con nosotros.— Tomé asiento a su lado y Jos junto a Fernanda.

El desayuno fue normal, si se podría describir así.

Jos no paró de reír por las bromas de Fer, y yo tampoco.

Al terminar ayude con los platos mientras que la mamá de Jos los mando a cambiarse.

Me alegra que estés aquí, Jos se ve más feliz cuando estas. — Rió y yo no pude evitar sonrojarme.

Iba a mencionar algo pero Jos apareció tras nosotras.

Oh, hijo que bueno que bajaste, necesito que lleves a Daniel al parque.

Bien.

Melissa ¿Los puedes acompañar?— Reí ante la cara de perro abandonado que puso Jos.

Si, por supuesto.— Hizo un baile de celebración y me reí de nuevo.
Luego su madre lo golpeo con su paño para que dejara de bailar, lo cual fue más gracioso.

¡Dani!— El pequeño se acercó a nosotros.

¿Mande? — 

Iremos al parque, lleva tu abrigo hace frío.— Daniel asintió emocionado y corrió a buscar su abrigo, lo cual no tardo mucho, pues venía a toda velocidad hacia nosotros.

Caminamos rumbo a un parque cercano a casa de Jos, Daniel corrió hacia el tobogán mientras que Jos y yo nos sentamos en los columpios.

Me balanceé a la par de Jos mientras vigilábamos a Daniel.

Le encanta venir a este parque.— Jos dijo viendo jugar a su pequeño hermano.

Si, lo noté. — Reí.

Jos se impulsó más meciendo más fuerte en el columpio, imite su acto y el lo hizo de nuevo.

Sin darnos cuenta habíamos empezado una competencia por quién mecía más alto.

Mala idea.

Ambos terminamos adoloridos sobre el pavimento.

Nos levantamos y limpiamos nuestra ropa mientras soltábamos carcajadas. 

Parecíamos un par de niños, incluso las señoras se nos quedaban viendo raro, pero eso no me importaba, no al menos estando al lado de Jos.

Escuchamos un llanto y paramos de reírnos, parecía ser el llanto de Daniel.

Jos corrió hacia donde su hermanito estaba, y lo levanto del suelo. Tenía un raspón en la rodilla derecha. Vaya niñeros, nos distraemos un rato y Daniel esta herido.

¿Te duele mucho?— El pequeño asintió aún llorando.— ¿Y si te compro una galleta el dolor disminuirá?— 

Daniel cesó su llanto y miro a Jos encogiéndose de hombros.

Supongo.— Jos lo cargo en su espalda y me hizo una seña con su cabeza para que lo siguiera.

Dimos paso hacia una tienda y Jos bajó a Dani para que escogiera sus galletas.
El pequeño camino hasta el estante y tomó unas chokis triple chocolate. Jos lo miro sorprendido.

¿Esas quieres? ¿Estas seguro?— Daniel asintió.

No lo sé Dani, es mucho chocolate para ti, ¿por qué no escoges otras? — Los ojos del pequeño se aguaron amenazando soltar en llanto otra vez.

Jos bufó.

Bien, pero no le digas a mamá.— Daniel movió sus dedos a su boca como sí la sellara.
Jos pagó las galletas y cargo de nuevo a Dani en su espalda mientas nos dirigíamos de regreso a casa de Jos.

¿Ya tan pronto volvieron?— La señora Canela preguntó con confusión en su voz. — Suelen tardar más cuando llevan a Dani al parque.

— Si, pero Dani se cayó del tobogán por eso regresamos.—

— Si, y Jos me compro galletas, pero me dijo que no te dijera nada.— 

Jos chocó la palma de su mano en su frente negando. Evité soltar una carcajada ante su acción.

Su madre lo regaño con la mirada y luego negó.

— ¿Han visto a Yaya? Necesito que vaya por algo a la tienda.— 

Nop.— Los tres negamos.

— ¡Yaya! —

¿Mande?— Se cercó a nosotros con su teléfono en manos.

— Necesito que vayas por algo a la tienda.— 

—Pero por qué, estoy en medio de algo, que vaya Jos.— 

—Deja de protestar y ve. — 

Pero ma... — Su madre la observó enarcando una ceja.

Fernanda bufó, tomando el dinero.

Go, Yaya , Go* — Jos bromeo.

Ja-Ja, que chistoso.— 

Daniel estallo a carcajadas y fue inevitable no hacerlo también. 



* En la fic original se dice "Go, Diego, Go" en referencia al hermano de Alonso y la caricatura.

(EN EDICIÓN) Un Deseo » J.C.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora