Capítulo 5.

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¡Melissa! ― Escuché una voz femenina llamarme.

¡Melissa despierta! ― La escucho decir una vez más.

¿Morí? ¿Qué ha pasado?

No recuerdo lo que ocurrió después de mi clase de historia.

¡Melissa! Es la última vez que te lo digo, ¡Levántate ahora! ― Parece ser mi madre gritando.

Despierto de golpe, con un dolor de cabeza insoportable.

Pero... estoy en mi habitación.

¿Me desmayé? ¿Qué me sucedió? ¿Por qué estoy en mi habitación?

¡Ya era hora! Llevo gritándote que te levantes desde hace 15 minutos, ¿Acaso no me escuchabas? ― Me miró molesta.

Toqué mi cabeza por el dolor, mi madre se acerca y toca mi frente con la palma de sus manos.

¿Te duele? ― Moví la cabeza asintiendo lo que causó que el dolor punzante en la cabeza aumentara.. ― No pareces tener fiebre, ¿Aun quieres ir a la escuela? Es tu primer día en la preparatoria pero si quieres puedo hablar con el rector para justificarte. ― Me miró preocupada.

¿Primer día? Eso no puede ser, estoy casi por terminar la preparatoria, no es mi primer día, mi madre debe de estar confundida.

No, estoy bien. 

¿Segura? 

Sí, solo es un dolor de cabeza, no es nada. ― Traté de sonreír pero más bien parecía una mueca.

Bien. ― Me respondió no tan convencida ― Vístete que se te hace tarde para la escuela. 

Me levanté de la cama tan rápido como pude, traté de recordar que fue lo que pasó, pero de lo único que me acordaba era de mi clase de historia. No sé cómo ni por qué amanecí en mi habitación, no recordaba haber dormido en mi habitación, si no en mi salón de clase.

Me puse mi uniforme y acomodé mi cabello como siempre, una coleta alta y una cinta.
Tomé mi mochila y bajé a desayunar.

Hasta que por fin despiertas fea durmiente. ― Mi hermanito se burló. Tan solo tenía ocho años y era un dolor de cabeza.

Calla tonto. ― Rodé los ojos.

Cálmense los dos y desayunen que es tarde. ― Mi madre nos regañó.

Tomé asiento a lado de mi fastidioso hermanito. Tomé una tostada y le unté crema de maní.

¿Aun te duele la cabeza? ― Mi madre preguntó una vez que acabé mi desayuno.

No, te dije que solo era un dolor. 

Bueno, si te duele otra vez me avisas, ¿Estamos?

Por supuesto. ― Sonreí.

Mi mamá se fué junto con mi hermanito a su escuela, salí después de ellos y me dirigí al paradero. Para mi mala suerte el bus estaba partiendo justo cuando llegué y no había manera de alcanzarlo.

Genial, ahora no me dejarán entrar.

Tomé asiento en las bancas del lugar, si no me equivoco el ultimo bus que cruza por mi escuela vendría en menos de quince minutos.

Un chico pelinegro se sentó a un lado de mí, llevaba una chaqueta roja con blanco, usa unos jeans y un par de tenis negros.

Era muy parecido a Jos, casi podría jurar que era él si no tuviera esa chamarra, ni se viera más pequeño de lo que es ahora.

(EN EDICIÓN) Un Deseo » J.C.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora