Capítulo 19.

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Espera, ¿Qué? ¿Separarse? ― Sentí mis manos temblar con el simple hecho de imaginar a mis padres distanciados. 

Como escuchaste, nos divorciaremos. ―

¿Pero por qué? Ustedes dos se aman, ¿No es así? ― Sentí un nudo formarse por mi garganta. 

Me temo que ya no, yo... tengo a alguien más, tu mamá ya lo sabía, pensábamos divorciarnos desde antes pero no queríamos que ustedes sufrieran... 

¿Otra? ― Mis ojos comenzaban a llenarse de lágrimas. ― ¿Por qué?¿Nunca nos amaste? ¿Nunca amaste a mamá? ¿¡Por eso te conseguiste a otra!? ― Mi voz fue cada vez subiendo de tono. 

Me sentía molesta, frustrada, devastada y sobretodo decepcionada. 

Melissa... yo amaba a tu madre como no tienes idea pero a veces las cosas pueden cambiar de un día para otro, entiéndeme por favor. ―

No lo parece, nunca pensé que fueras de ese tipo de padres. No sabes cuánto te dio en este momento.

Melissa, por favor contrólate. ― Mi madre me regañó. 

No mamá, todo esto es su culpa.

Limpié con mis manos algunas de las lágrimas que caían por mi rostro mientras corría escaleras arriba. Quería estar sola, quería desahogarme, llorar todo lo que podía. Me dolía que mis padres se separaran, para mi ellos eran lo máximo, quería a mi padre como nadie pero ahora él nos cambió por otra mujer, tendrá más hijos y se olvidará de nosotros. 

Me tiré en mi cama quedando bocabajo. Mi celular comenzó a vibrar por el bolsillo de mi pantalón. Lo ignoré, no quería hablar con nadie ahora. 

Mi celular volvió a vibrar dos veces más. Saqué mi teléfono de mi bolsa y encendí la pantalla. Tenía tres llamadas perdidas del mismo número, el número de Jos. 

La pantalla se encendió de nuevo y mi celular comenzó a vibrar. Sequé mis lágrimas y traté de controlarme. Presioné el botón verde y aclaré mi voz. 

¿Hola? ― Hable lo más claro que pude, pero mi voz se escuchó débil y ronca. 

Melissa, soy Jos. Alonso me llamó para decirte... ¿Estas llorando? ―

Me di cuenta que estaba sollozando y dejé de hacerlo. 

No... bueno sí. ― El nudo en mi garganta me impedía hablar con claridad. 

Espera, voy para allá. 

No, Jos no es necesa... 

Antes de que pudiera terminar la oración él ya había colgado. 

Me senté en la esquina de mi cama. Escuché el ruido de un auto marcharse, supongo que es el de mi papá. Los recuerdos de la plática con él volvieron y el nudo en mi garganta comenzó a formarse de nuevo. 

Después de unos quince minutos Jos abrió la puerta de mi habitación. Su mirada se fijó en mí, su mirada era de preocupación. 

En un parpadear de ojos Jos estaba a mi lado, abrazándome tan fuerte como pudo, justo lo que necesitaba. Lo abracé muy fuerte y acomodé mi cabeza en su hombro, todo lo que quería era desahogarme y llorar. Inhalé fuerte, pude sentir su delicioso perfume, tan dulce y fresco. Él colocó su cabeza en la mía. 

Cuando Jos te abrazaba te hacía sentir refugiada. Te transmitía esa confianza que tanto necesitabas. Te hacía sentir segura y aunque él no te lo dijera, podías saber que él te apoyaba e iba a estar ahí contigo en todo momento. Sus brazos eran mi medicina, era todo lo que necesitaba para olvidar lo sucedido. 

Después de un rato ya estaba más tranquila. Me separé de Jos sin volteara verlo y sequé mis lágrimas con mis pulgares, no me gustaba que las personas me vieran llorar y menos si ahora tengo todo el maquillaje corrido,de seguro ahora estoy igual o peor que un mapache. 

¿Te encuentras bien? ― Preguntó después de unos minutos. 

Moví la cabeza de un lado a otro, negando. 

¿Quieres hablar de eso? ―

Sí. ― Asentí. 

¿Segura? Si no quieres está bien, no quiero que te sientas presionada. 

Esta bien Jos, solo quiero desahogarme con alguien. ―

De acuerdo. 

Solté un lago suspiro. 

Mis padres... se divorciaran. ― Solté. 

Oh no, no quiero llorar de nuevo. Cubrí mi rostro con las palmas de mis manos. Sentí los brazos de Jos rodear mi cintura de nuevo, sus cálidos brazos me apretaron con fuerza. 

Melissa, no sé qué decirte... lo lamento. ― Murmuró. 

Cerré los ojos con fuerza impidiendo que las lágrimas rodaran por mis mejillas. 

Sigo sin entender por qué, ellos se aman... o eso pensaba. ― Dije entre sollozos. 

Hubo silencio por varios minutos. Me recosté en mi cama con la vista perdida hacia el techo. Sentí un apretón en la mano, me giré encontrándome con esos preciosos ojos miel. 

Estaré aquí contigo, todo el tiempo que sea necesario. ― Me dió una tierna sonrisa, traté de sonreírle en respuesta pero mi sonrisa quedaba como una horrible mueca. ― Toma mi mano ya todo estará bien no debes llorar. ―

Su apretón se hizo más fuerte, pero no me lastimaba, al contrario me tranquilizaba. Apreté su mano de igual forma sin dejar de mirarlo. 

Sé que es difícil pero yo estaré aquí no te sientas sola... Si todo está mal y no puedes más puedes buscarme. Sé que tú en mi lugar lo harías también sin pensarlo, sé que duele caer yo ya estoy aquí para ti como ayer como hoy sabes que puedes buscarme. ―

Sin darme cuenta estaba llorando de nuevo, limpié con uno de mis pulgares las lágrimas que rodaban por mis mejillas. Me senté de nuevo como había estado sentada unos minutos antes. 

Sé lo que sientes y aunque parezca así no es el final, esto no es fácil pero yo estaré aquí no te sientas sola. Sé que tú en mi lugar lo harías también sin pensarlo, sé que duele caer yo ya estoy aquí para ti como ayer, como hoy, sabes que puedes buscarme. ―

Sin pensarlo dos veces me abalancé sobre él abrazándolo, sus manos rodearon mi cintura y mis manos su cuello. No puedo creer que alguien como él exista, no puedo creer que alguien como él este conmigo ahora. 

Jos sin duda es la mejor persona que pudiera existir.

(EN EDICIÓN) Un Deseo » J.C.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora